Esforzaos, no seáis perezosos y servid al Señor con corazón ferviente.
Si se trata de esforzaros, no seáis perezosos; manteneos espiritualmente fervientes y prontos para el servicio del Señor.
Nunca dejéis de ser diligentes; antes bien, servid al Señor con el fervor que da el Espíritu.
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