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ROMANOS 15:22-33

ROMANOS 15:22-33 La Palabra (versión española) (BLP)

Ha sido precisamente esta tarea la que una y otra vez me ha impedido visitaros. Pero mi labor ha terminado ya en estos lugares, y como hace ya muchos años que deseo veros, confío en que, al fin, de paso para España, se logre mi deseo. Así lo espero, como también que me encaminéis hacia allá después de haber disfrutado algún tiempo de vuestra compañía. En este momento estoy a punto de emprender viaje a Jerusalén para prestar un servicio a aquellos hermanos en la fe. Y es que los de Macedonia y Acaya han tenido a bien organizar una colecta en favor de los creyentes necesitados de Jerusalén. Han tenido a bien, aunque en realidad es una obligación, ya que, si los paganos han participado en los bienes espirituales de los judíos, justo es que ahora los ayuden en lo material. Cumplida esta misión, y una vez que haya entregado el fruto de la colecta, partiré para España pasando por vuestra ciudad. Estoy seguro de que la visita que pienso haceros cuenta con la plena bendición de Cristo. Finalmente, hermanos, un favor os pido por nuestro Señor Jesucristo y por el amor del Espíritu: apoyadme con vuestras oraciones ante Dios para que pueda escapar con bien de los que en Judea se oponen a la fe y para que la ayuda que llevo a Jerusalén sea bien acogida por aquellos hermanos. De este modo, cuando, Dios mediante, vaya a visitaros, será grande mi alegría y podré descansar entre vosotros. Que Dios, fuente de paz, esté con todos vosotros. Amén.

ROMANOS 15:22-33 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)

Este trabajo es lo que muchas veces me ha impedido ir a visitaros. Pero ahora que ya no me queda un lugar dónde trabajar en estas regiones, y como desde hace muchos años anhelo veros, tengo planes de visitaros cuando vaya rumbo a España. Espero que, después de que haya disfrutado de vuestra compañía por algún tiempo, me ayudéis a continuar el viaje. Por ahora, voy a Jerusalén para llevar ayuda a los hermanos, ya que Macedonia y Acaya tuvieron a bien hacer una colecta para los hermanos pobres de Jerusalén. Lo hicieron de buena voluntad, aunque en realidad era su obligación hacerlo. Porque, si los gentiles han participado de las bendiciones espirituales de los judíos, están en deuda con ellos para servirles con las bendiciones materiales. Así que, una vez que yo haya cumplido esta tarea y entregado en sus manos este fruto, saldré para España y de paso os visitaré a vosotros. Sé que, cuando os visite, iré con la abundante bendición de Cristo. Os ruego, hermanos, por nuestro Señor Jesucristo y por el amor del Espíritu, que os unáis conmigo en esta lucha y que oréis a Dios por mí. Pedidle que me libre de caer en manos de los incrédulos que están en Judea, y que los hermanos de Jerusalén reciban bien la ayuda que les llevo. De este modo, por la voluntad de Dios, llegaré a vosotros con alegría y podré descansar entre vosotros por algún tiempo. El Dios de paz sea con todos vosotros. Amén.