ROMANOS 4:1-12
ROMANOS 4:1-12 Reina Valera 2020 (RV2020)
Entonces, ¿qué diremos que halló Abrahán, nuestro antepasado según la carne? Porque si Abrahán hubiera sido justificado por las obras, tendría de qué jactarse, pero no ante Dios. Porque, ¿qué dice la Escritura? Que Abrahán creyó en Dios y le fue tenido en cuenta como justicia. Ahora bien, al que trabaja no se le cuenta el salario como un regalo, sino como deuda. En cambio, al que no se basa en sus obras, sino que cree en aquel que justifica al impío, su fe le es tenida en cuenta como justicia. Del mismo modo David también afirma la bienaventuranza de aquel a quien Dios atribuye justicia sin obras, cuando dice: Dichosos aquellos cuyas iniquidades son perdonadas, y cuyos pecados son cubiertos. Dichoso aquel a quien el Señor no culpa de pecado . ¿Acaso esta dicha es solamente para los que están circuncidados o también para los incircuncisos? Porque decimos que a Abrahán le fue tenida en cuenta la fe como justicia. Pero, ¿cuándo le fue tenida en cuenta? ¿Cuando ya había sido circuncidado, o antes de la circuncisión? Antes de la circuncisión y no después. Y después Abrahán fue circuncidado como señal, como sello de la justicia de la fe que tuvo cuando aún estaba incircunciso, para que fuera padre de todos los creyentes incircuncisos, a fin de que también a ellos la fe les sea tenida en cuenta como justicia. Y para que fuera padre de los circuncidados, y no solamente de ellos, sino también de los que siguen las pisadas de la fe que tuvo nuestro padre Abrahán antes de ser circuncidado.
ROMANOS 4:1-12 La Palabra (versión española) (BLP)
Veamos el caso de Abrahán, el antepasado de nuestro pueblo. ¿Qué decir de él? Si Abrahán hubiese sido justificado en virtud de sus obras, tendría razón para sentirse orgulloso. Aunque nunca ante Dios. Pues ¿qué dice la Escritura? Creyó Abrahán a Dios y le fue contado como justicia. Por otra parte, el salario del que trabaja no es un regalo, sino una deuda. De modo que quien no pone su confianza en las propias obras, sino que se fía de Dios, que justifica al pecador, efectivamente su fe le justifica. Igualmente David llama dichoso a aquel a quien Dios le tiene en cuenta la justicia con independencia de las obras: ¡Dichosos aquellos a quienes Dios ha perdonado sus culpas, y aquellos cuyos pecados ha sepultado en lo profundo! ¡Dichoso aquel a quien el Señor no le toma en cuenta su pecado! ¿A quién se dirige esta felicitación? ¿Solamente a los que están circuncidados o también a los que no lo están? Hemos dicho que la fe de Abrahán le fue contada como justicia. ¿Y cuándo sucedió esto? ¿Antes o después de haberse circuncidado? Sin duda, sucedió antes. La circuncisión la recibió más tarde como una señal, como un sello garantizador de que ya se le había concedido la justicia mediante la fe, aun antes de estar circuncidado. De esta manera, Abrahán se ha convertido en padre de todos los que creen sin estar circuncidados, a fin de que también ellos sean justificados por la fe. Y al mismo tiempo se ha convertido en padre para los que, estando circuncidados, no confían únicamente en la circuncisión, sino que siguen las huellas de la fe que, antes de circuncidarse, tuvo ya nuestro padre Abrahán.
ROMANOS 4:1-12 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
Entonces, ¿qué diremos en el caso de nuestro antepasado Abraham? En realidad, si Abraham hubiera sido justificado por las obras, habría tenido de qué jactarse, pero no delante de Dios. Pues ¿qué dice la Escritura? «Le creyó Abraham a Dios, y esto se le tomó en cuenta como justicia». Ahora bien, cuando alguien trabaja, no se le toma en cuenta el salario como un favor, sino como una deuda. Sin embargo, al que no trabaja, sino que cree en el que justifica al malvado, se le toma en cuenta la fe como justicia. David dice lo mismo cuando habla de la dicha de aquel a quien Dios le atribuye justicia sin la mediación de las obras: «¡Dichosos aquellos a quienes se les perdonan las transgresiones y se les cubren los pecados! ¡Dichoso aquel cuyo pecado el Señor no tomará en cuenta!» ¿Acaso se ha reservado esta dicha solo para los que están circuncidados? ¿Acaso no es también para los gentiles? Hemos dicho que a Abraham se le tomó en cuenta la fe como justicia. ¿Bajo qué circunstancias sucedió esto? ¿Fue antes o después de ser circuncidado? ¡Antes, y no después! Es más, cuando todavía no estaba circuncidado, recibió la señal de la circuncisión como sello de la justicia que se le había tomado en cuenta por la fe. Por tanto, Abraham es padre de todos los que creen, aunque no hayan sido circuncidados, y a estos se les toma en cuenta su fe como justicia. Y también es padre de aquellos que, además de haber sido circuncidados, siguen las huellas de nuestro padre Abraham, quien creyó cuando todavía era incircunciso.
ROMANOS 4:1-12 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Pero entonces, ¿qué diremos que ganó Abraham, nuestro antepasado? En realidad, si Abraham hubiera sido aceptado como justo a causa de sus propios hechos, tendría motivos para gloriarse, aunque no delante de Dios. Pues la Escritura dice: “Abraham creyó a Dios, y Dios se lo tomó en cuenta y le aceptó como justo.” Ahora bien, al que trabaja no se le da el salario como un regalo, sino como el pago de una deuda; en cambio, al que cree en Dios, que hace justo al pecador, Dios le toma en cuenta la fe para aceptarle como justo, aunque no haya hecho nada que merezca su favor. David mismo habló de la dicha de aquel a quien Dios acepta como justo sin tomarle en cuenta sus hechos. Dijo David: “¡Dichosos aquellos a quienes Dios perdona sus maldades y pasa por alto sus pecados! ¡Dichoso el hombre a quien el Señor no toma en cuenta su pecado!” ¿Será que esta dicha corresponde solamente a los que están circuncidados, o también a los que no lo están? Hemos dicho que Dios aceptó como justo a Abraham por su fe; pero ¿cuándo le aceptó? ¿Después que Abraham fuera circuncidado, o antes? No después, sino antes. Y después fue Abraham circuncidado, como señal o sello de que Dios ya le había aceptado como justo por causa de su fe. De este modo, Abraham ha venido a ser también el padre de todos los que tienen fe, aunque no hayan sido circuncidados; y así Dios los acepta igualmente a ellos como justos. Y Abraham es también el padre de quienes, además de estar circuncidados, siguen el ejemplo de aquella fe que él, nuestro padre, ya tenía cuando aún no lo estaba.