CANTARES 8:5-12
CANTARES 8:5-12 Reina Valera 2020 (RV2020)
¿Quién es esta que sube del desierto, recostada sobre su amado? Debajo de un manzano te desperté; donde tuvo tu madre los dolores, donde tuvo los dolores quien te dio a luz. Ponme como un sello sobre tu corazón, como una marca sobre tu brazo; porque fuerte como la muerte es el amor y duros como el seol los celos. Sus brasas son brasas de fuego, potente llama. Las muchas aguas no podrán apagar el amor ni lo ahogarán los ríos. Y si un hombre ofreciera todos los bienes de su casa a cambio del amor, ciertamente sería despreciado. Tenemos una hermanita, sin pechos todavía; ¿Qué haremos por nuestra hermana cuando vengan a pedirla en matrimonio? Si fuera una muralla, edificaríamos sobre ella un palacio de plata; si fuera una puerta, la recubriríamos con tablas de cedro. Yo soy como una muralla, y mis pechos, como torres. Ante sus ojos he sido como quien ha hallado la paz. Salomón tuvo una viña en Baal-hamón, y la encomendó a unos guardas, y cada uno le llevaba por su fruto mil monedas de plata. ¡Mi viña, la mía, está delante de mí! ¡Que las mil monedas sean para ti, Salomón, y doscientas para los que guardan el fruto!
CANTARES 8:5-12 La Palabra (versión española) (BLP)
¿Quién es esa que sube del desierto, recostada en el hombro del amor? Debajo del manzano te desperté, allí donde te concibió tu madre, allí donde te concibió y te dio a luz. Grábame como un sello sobre tu corazón, como un sello en tu brazo; porque el amor es más fuerte que la muerte, la pasión, más implacable que el abismo. Sus saetas son saetas de fuego, llamarada divina. No podrán los océanos apagar el amor, ni los ríos anegarlo. Para el que quiera comprar el amor con todas sus riquezas, el más profundo desprecio. A nuestra hermana pequeña no le han crecido los pechos. ¿Qué vamos a hacer con ella cuando vengan a pedirla? Si es una muralla, la coronaremos de almenas de plata; y si es una puerta, la recubriremos con tablas de cedro. Soy una muralla y mis pechos, torres; mas seré para él remanso de paz. Salomón tenía una viña en Baal Hamón. Le dio la viña a los guardas y cada cual le pagaba por su cosecha con mil monedas de plata. Mi viña, mi propia viña es solo mía; para ti, rey Salomón, las mil monedas; y da a los guardas doscientas por custodiar la cosecha.
CANTARES 8:5-12 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
¿Quién es esta que viene del desierto recostada sobre el hombro de su amado? Bajo un manzano interrumpí tu sueño: allí donde tu madre tuvo dolores, allí donde tu madre te dio a luz. Llévame grabada en tu corazón, ¡llévame grabada en tu brazo! El amor es inquebrantable como la muerte; la pasión, inflexible como el sepulcro. ¡El fuego ardiente del amor es una llama divina! El agua de todos los mares no podría apagar el amor; tampoco los ríos podrían extinguirlo. Si alguien ofreciera todas sus riquezas a cambio del amor, burlas tan sólo recibiría. Nuestra hermanita no tiene pechos. ¿Qué vamos a hacer con ella cuando vengan a pedirla? Si fuera una muralla, construiríamos sobre ella almenas de plata; si fuera una puerta, la recubriríamos con tablas de cedro. Yo soy como una muralla, y mis pechos como torres. Por eso, a los ojos de él, ya he encontrado la felicidad. Salomón tenía una viña en Baal-hamón. La dejó al cuidado de unos guardianes, que al llegar la cosecha le entregaban mil monedas de plata cada uno. Las mil monedas son para ti, Salomón, y doscientas para los guardianes; ¡yo cuido mi propia viña!
CANTARES 8:5-12 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
¿Quién es esta que sube por el desierto apoyada sobre el hombro de su amado? Bajo el manzano te desperté; allí te concibió tu madre, allí mismo te dio a luz. Grábame como un sello sobre tu corazón; llévame como una marca sobre tu brazo. Fuerte es el amor, como la muerte, y tenaz la pasión, como el sepulcro. Como llama divina es el fuego ardiente del amor. Ni las muchas aguas pueden apagarlo, ni los ríos pueden extinguirlo. Si alguien ofreciera todas sus riquezas a cambio del amor, solo conseguiría el desprecio. Tan pequeña es nuestra hermana que no le han crecido los pechos. ¿Qué haremos por nuestra hermana cuando vengan a pedirla? Si fuera una muralla, construiríamos sobre ella almenas de plata. Si acaso fuera una puerta, la recubriríamos con paneles de cedro. Una muralla soy yo, y mis pechos, sus dos torres. Por eso a los ojos de mi amado soy como quien ha hallado la paz. Salomón tenía una viña en Baal Jamón, que dejó al cuidado de aparceros. Cada uno entregaba, por sus frutos, mil monedas de plata. ¡Quédate, Salomón, con las mil monedas, y vosotros, aparceros, con doscientas, pero mi viña solo a mí me pertenece!