TITO 2:2-15
TITO 2:2-15 La Palabra (versión española) (BLP)
Que los ancianos sean sobrios, serios y prudentes; que vivan con autenticidad la fe, la paciencia y el amor. Y las ancianas lo mismo: que se comporten como corresponde a creyentes; que no sean calumniadoras ni esclavas del vino, sino maestras de bondad. Enseñarán así a las jóvenes a ser esposas y madres amantes, a ser sensatas y castas, a cuidar con esmero de su casa, a ser bondadosas y respetuosas con sus maridos para que nadie pueda hablar mal de la palabra de Dios. Exhorta igualmente a los jóvenes a ser equilibrados, presentándote tú mismo en todo como un modelo de buena conducta. Sé íntegro en la enseñanza, serio en el comportamiento, auténtico e irreprochable en el hablar. De ese modo el enemigo quedará en evidencia al no tener nada malo que decir contra nosotros. Que los esclavos respeten siempre la autoridad de sus amos y traten de agradarlos. Que no los contradigan ni los engañen. Al contrario, que les profesen una perfecta y plena fidelidad para así honrar en cualquier circunstancia la enseñanza recibida de Dios, nuestro Salvador. Se ha hecho, en efecto, visible la bondad de Dios, que trae la salvación a toda la humanidad, enseñándonos a renunciar a la impiedad y a las pasiones desordenadas de este mundo, y a vivir desde ahora de una manera sobria, recta y fiel a Dios, mientras aguardamos el feliz cumplimiento de lo que estamos esperando: la manifestación gloriosa del gran Dios y Salvador nuestro Jesucristo. Fue él quien se entregó por nosotros a fin de liberarnos de toda maldad y de prepararse un pueblo limpio y elegido, totalmente entregado a la práctica del bien. Esto es lo que tienes que enseñar, aconsejar y defender con toda autoridad. Y que nadie te haga de menos.
TITO 2:2-15 Nueva Versión Internacional - Castellano (NVI)
A los ancianos, enséñalos que sean moderados, respetables, sensatos, e íntegros en la fe, en el amor y en la constancia. A las ancianas, enséñalas que sean reverentes en su conducta, y no calumniadoras ni adictas al mucho vino. Deben enseñar lo bueno y aconsejar a las jóvenes a amar a sus esposos y a sus hijos, a ser sensatas y puras, cuidadosas del hogar, bondadosas y sumisas a sus esposos, para que no se hable mal de la palabra de Dios. A los jóvenes, exhórtalos a ser sensatos. Con tus buenas obras, dales tú mismo ejemplo en todo. Cuando enseñes, hazlo con integridad y seriedad, y con un mensaje sano e intachable. Así se avergonzará cualquiera que se oponga, pues no podrá decir nada malo de nosotros. Enseña a los esclavos a someterse en todo a sus amos, a procurar agradarles y a no ser respondones. No deben robarles, sino demostrar que son dignos de toda confianza, para que en todo hagan honor a la enseñanza de Dios nuestro Salvador. En verdad, Dios ha manifestado a toda la humanidad su gracia, la cual trae salvación y nos enseña a rechazar la impiedad y las pasiones mundanas. Así podremos vivir en este mundo con justicia, piedad y dominio propio, mientras aguardamos la bendita esperanza, es decir, la gloriosa venida de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo. Él se entregó por nosotros para rescatarnos de toda maldad y purificar para sí un pueblo elegido, dedicado a hacer el bien. Esto es lo que debes enseñar. Exhorta y reprende con toda autoridad. Que nadie te menosprecie.
TITO 2:2-15 Reina Valera 2020 (RV2020)
Que los ancianos sean sobrios, serios, prudentes, sanos en la fe, en el amor, en la paciencia. Las ancianas asimismo deben portarse con reverencia. Que no sean calumniadoras ni esclavas del vino, sino maestras del bien. Que enseñen a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos y a sus hijos, a ser prudentes, puras, cuidadosas de su casa, bondadosas y sumisas a sus maridos, para que nadie pueda hablar mal de la palabra de Dios. Exhorta asimismo a los jóvenes a que sean prudentes. Preséntate tú en todo como ejemplo de buenas obras. Cuando enseñes hazlo con integridad y seriedad, con un mensaje sano e intachable, de modo que el adversario se avergüence y no tenga nada malo que decir de vosotros. Exhorta a los esclavos a que obedezcan a sus amos, que los agraden en todo y que no sean respondones. Que no roben, sino que se muestren fieles en todo, para que hagan honor a la enseñanza de Dios, nuestro Salvador. Porque la gracia de Dios ha sido revelada para la salvación de toda la humanidad. Esta gracia nos enseña que, al renunciar a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en estos tiempos de manera sobria, justa y piadosamente, mientras aguardamos el feliz cumplimiento de nuestra esperanza y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo. Él se dio a sí mismo por nosotros para redimirnos de toda maldad y purificar para sí un pueblo propio, totalmente dedicado a hacer el bien. Esto es lo que debes enseñar. Exhorta y reprende con toda autoridad. Que nadie te menosprecie.
TITO 2:2-15 Dios Habla Hoy Versión Española (DHHE)
Los ancianos han de ser serios, respetables y de buen juicio; sanos en su fe, en su amor y en su fortaleza para soportar el sufrimiento. Igualmente, las ancianas han de portarse con reverencia y no ser chismosas ni esclavas del mucho vino. Deben dar buen ejemplo y enseñar a las jóvenes a amar a sus esposos y a sus hijos, a ser juiciosas, puras, cuidadosas del hogar, bondadosas y sujetas a sus esposos, para que nadie pueda hablar mal del mensaje de Dios. Anima igualmente a los jóvenes a ser juiciosos, y dales tú mismo un buen ejemplo en todo. Al enseñarles, hazlo con toda pureza y seriedad, hablando de una manera sana, que nadie pueda condenar. Así, cualquiera que se ponga en contra tendrá que avergonzarse, pues no podrá decir nada malo de nosotros. Aconseja a los esclavos que obedezcan en todo a sus amos; que sean amables y no respondones; que no roben, sino que sean completamente honrados, para que todos vean en su vida lo hermosa que es la enseñanza acerca de Dios nuestro Salvador. Dios nos ha mostrado su bondad, que trae la salvación a toda la humanidad. Esa bondad de Dios nos enseña a dejar la maldad y los deseos mundanos y a llevar en este mundo una vida de moderación, rectitud y devoción a Dios, mientras esperamos el feliz cumplimiento de aquello que se nos ha prometido, el regreso glorioso de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo. Él se entregó a la muerte por nosotros, para salvarnos de toda maldad y limpiarnos totalmente, para que seamos suyos, deseosos de hacer el bien. Esto es lo que tienes que enseñar, animando y reprendiendo con toda autoridad. Que nadie te desprecie.