Esto dice el SEÑOR,
tu Redentor, el Santo de Israel:
«Yo soy el SEÑOR tu Dios,
que te enseña lo que te conviene
y te guía por las sendas que debes seguir.
¡Ah, si solo hubieras hecho caso a mis mandatos!
Entonces habrías tenido una paz que correría como un río manso
y una justicia que pasaría sobre ti como las olas del mar.