En ese mismo sueño Dios le dijo:
—Ya sé que no has hecho nada malo, pues yo no te dejé que la tocaras ni que pecaras contra mí. Pero ahora devuélvele su esposa a ese hombre. Él es profeta, y va a orar por ti para que vivas. Si no se la devuelves, te aseguro que tú y los tuyos morirán.