Luego el SEÑOR le dijo a Moisés: «Ha llegado la hora de tu muerte. Llama a Josué y preséntate con él en el tabernáculo para entregarle mi encargo a Josué allí». Entonces Moisés y Josué fueron y se presentaron en el tabernáculo. Así que el SEÑOR se les apareció en una columna de nube que se detuvo en la entrada de la carpa sagrada. El SEÑOR le dijo a Moisés: «Estás por morir y vas a reunirte con tus antepasados. Cuando ya no estés aquí, los israelitas comenzarán a rendir culto a dioses ajenos, los dioses de la tierra a la cual se dirigen. Me abandonarán y romperán el pacto que hice con ellos. Entonces mi enojo arderá contra ellos. Los abandonaré, esconderé mi rostro de ellos, y serán devorados. Pasarán terribles dificultades y, en aquel día, dirán: “¡Estas calamidades nos han ocurrido porque Dios ya no está entre nosotros!”. En esos días esconderé mi rostro de ellos debido a toda la maldad que cometen al rendir culto a otros dioses. »Por lo tanto, escribe este canto y enséñalo a los israelitas. Ayúdalos a que lo aprendan, para que me sirva de testigo contra ellos. Pues los haré entrar en la tierra que juré dar a sus antepasados, una tierra donde fluyen la leche y la miel. Allí llegarán a ser prósperos, comerán todo lo que quieran y engordarán. Pero comenzarán a rendir culto a otros dioses; me despreciarán y romperán mi pacto. Entonces cuando les ocurran grandes calamidades, este canto servirá de prueba en su contra, porque sus descendientes jamás lo olvidarán. Yo conozco las intenciones de este pueblo, incluso ahora que todavía no han entrado en la tierra que prometí darles». Así que, ese mismo día, Moisés escribió el canto y lo enseñó a los israelitas. Luego el SEÑOR encargó a Josué, hijo de Nun, con las siguientes palabras: «Sé fuerte y valiente porque tendrás que llevar al pueblo de Israel a la tierra que juré darles. Yo estaré contigo». Cuando Moisés terminó de escribir todo el conjunto de instrucciones en un libro, les dio la siguiente orden a los levitas que llevaban el arca del pacto del SEÑOR: «Tomen este libro de instrucción y pónganlo al lado del arca del pacto del SEÑOR su Dios, para que quede allí como testigo contra ustedes, los israelitas. Pues yo sé lo rebeldes y tercos que son. Incluso ahora que todavía sigo vivo y estoy con ustedes, se han rebelado contra el SEÑOR. ¡Cuánto más rebeldes se pondrán después de mi muerte! »Llamen ahora a todos los ancianos y a los funcionarios de las tribus, para que les hable directamente y ponga al cielo y a la tierra como testigos en su contra. Yo sé que después de mi muerte ustedes se corromperán por completo y se apartarán del camino que les ordené seguir. En los días futuros, les vendrán calamidades porque harán lo malo a los ojos del SEÑOR y lo enojarán mucho con sus acciones».
Leer Deuteronomio 31
Escuchar Deuteronomio 31
Compartir
Comparar todas las versiones: Deuteronomio 31:14-29
¡Guarda versículos, lee sin conexión, mira videos didácticos y más!
Inicio
Biblia
Planes
Videos