¡Toquen la trompeta en Sión!
¡Proclamen el ayuno!
¡Convoquen a una asamblea sagrada!
¡Congreguen al pueblo;
consagren la asamblea!
¡Junten a los ancianos del pueblo,
reúnan a los pequeños
y a los niños de pecho!
¡Que salga de su alcoba el recién casado
y la recién casada, de su cámara nupcial!
Lloren, sacerdotes, ministros del SEÑOR,
entre la entrada y el altar;
y digan: «Compadécete, SEÑOR, de tu pueblo.
No entregues tu propiedad como objeto de burla,
para que las naciones no se burlen de ella.
¿Por qué habrán de decir entre los pueblos:
“Dónde está su Dios?”».
SEÑOR
Entonces el SEÑOR se llenó de celos por su tierra
y mostró piedad a su pueblo.
Y respondió el SEÑOR:
«Miren, enviaré cereales, vino nuevo y aceite,
hasta dejarlos plenamente satisfechos;
y nunca más los haré
objeto de burla de las naciones.
»Alejaré de ustedes al que viene del norte,
arrojándolo hacia una tierra seca y desolada:
lanzaré su vanguardia hacia el mar oriental,
y su retaguardia hacia el mar occidental.
Subirá su hedor
y se elevará su fetidez».
¡El Señor ha hecho grandes cosas!
No temas, tierra,
sino alégrate y regocíjate,
porque el SEÑOR ha hecho grandes cosas.
No teman, animales del campo,
porque los pastizales de la estepa ya reverdecen;
los árboles producen su fruto
y la higuera y la vid dan su riqueza.
Alégrense, habitantes de Sión,
regocíjense en el SEÑOR su Dios,
porque les ha dado las lluvias de otoño.
Él envía la lluvia,
la de otoño y la de primavera,
como en tiempos pasados.
Las parcelas se llenarán de grano;
los lagares rebosarán de vino nuevo y de aceite.
«Yo los compensaré a ustedes
por los años en que todo lo devoró
ese gran ejército de langostas
que envié contra ustedes:
las grandes, las pequeñas,
las jóvenes y los saltamontes.