Hazme justicia, SEÑOR, pues he vivido en integridad; ¡en el SEÑOR confío sin titubear! Examíname, SEÑOR, ¡ponme a prueba!, purifica mi corazón y mi mente. Tu gran amor lo tengo presente y siempre ando en tu verdad. Yo no convivo con los mentirosos ni me junto con los hipócritas; aborrezco la compañía de los malvados; no cultivo la amistad de los perversos. Con manos limpias e inocentes camino, SEÑOR, en torno a tu altar, proclamando en voz alta tu alabanza y contando todas tus maravillas. SEÑOR, yo amo la casa donde vives, el lugar donde reside tu gloria. No me quites la vida junto a los pecadores ni me hagas correr la suerte de los asesinos, entre gente que tiene las manos llenas de artimañas y sobornos. Yo, en cambio, vivo en integridad; líbrame y compadécete de mí. Tengo los pies en terreno firme y en la gran asamblea bendeciré al SEÑOR.
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