David dedicó este cántico al Señor cuando el Señor lo libró de Saúl y de todos sus enemigos.
Estas son sus palabras:
«Señor, tú eres mi roca y mi fortaleza
¡eres mi libertador!
Dios mío, tú eres mi fuerza;
¡en ti confío!
Eres mi escudo, mi poderosa salvación,
¡mi alto refugio!
Salvador mío, tú me salvas de la violencia.
Yo te invoco, Señor,
porque solo tú eres digno de alabanza;
¡tú me salvas de mis adversarios!
»Los lazos de la muerte me rodearon;
¡me arrolló un torrente de perversidad!
Los lazos del sepulcro me rodearon;
¡me vi ante las trampas de la muerte!
Pero en mi angustia, Señor, a ti clamé;
a ti, mi Dios, pedí ayuda,
y desde tu templo me escuchaste;
¡mis gemidos llegaron a tus oídos!
»La tierra tembló y se estremeció;
los cimientos de los cielos se cimbraron;
¡se sacudieron por la indignación del Señor!
Humo salía de su nariz
y de su boca brotaba fuego destructor;
¡su furor inflamaba los carbones!
Inclinó los cielos, y bajó;
a sus pies había densas tinieblas.
Montó sobre un querubín, y voló;
¡voló sobre las alas del viento!
Se envolvió en un manto de sombras;
entre grises nubes, cargadas de agua.
¡De su deslumbrante presencia salieron
ardientes ascuas que cruzaron las nubes!
»El Señor lanzó un poderoso trueno;
el Altísimo dejó escuchar su voz.
Lanzó sus flechas, y los dispersó;
¡lanzó relámpagos, y acabó con ellos!
El Señor dejó oír su reprensión,
¡y a la vista quedó el fondo de las aguas!
De su nariz salió un intenso soplo,
¡y a la vista quedaron los cimientos del mundo!
»Desde lo alto el Señor me tendió la mano
y me rescató de las aguas tumultuosas;
¡me libró de los poderosos enemigos
que me odiaban y eran más fuertes que yo!
Me atacaron en el día de mi desgracia,
pero el Señor me dio su apoyo;
me llevó a un terreno espacioso,
y me salvó, porque se agradó de mí.
El Señor me premió porque soy justo;
¡porque mis manos están limpias de culpa!
»Yo he seguido los caminos del Señor,
y ningún mal he cometido contra mi Dios.
Tengo presentes todos sus decretos,
y no me he apartado de sus estatutos.
Con él me he conducido rectamente,
y me he alejado de la maldad;
el Señor ha visto la limpieza de mis manos,
y por eso ha recompensado mi justicia.