Yo, Pablo, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios y según la promesa de la vida que es en Cristo Jesús, a Timoteo, amado hijo: Que tengas gracia, misericordia y paz, de Dios el Padre y de Jesucristo nuestro Señor. Doy gracias a Dios, a quien, como mis antepasados, sirvo con limpia conciencia, de que siempre, día y noche, me acuerdo de ti en mis oraciones. Al acordarme de tus lágrimas siento deseos de verte, para llenarme de gozo; pues me viene a la memoria la fe sincera que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida, y en tu madre Eunice, y estoy seguro de que habita en ti también.
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