Vendrá luego el rey del norte y levantará baluartes, y tomará la ciudad fuerte, y las fuerzas del sur no podrán resistir ni con sus mejores tropas, porque se quedarán sin fuerzas.
El ejército que los ataque hará todo lo que quiera hacer, y no habrá nadie que se le pueda enfrentar; llegará hasta la tierra gloriosa, y esta será consumida bajo su poder.
Después se preparará para venir con todas las fuerzas de su reino, y hará un pacto con el rey del sur, y para destruirlo le dará como esposa una de sus hijas, pero no logrará vencerlo.
Se dirigirá entonces a los países de las costas, y a muchos los conquistará, pero un príncipe pondrá fin a su afrenta, y hasta logrará revertir sobre él esa afrenta.
Se volverá entonces contra las fortalezas de su tierra, pero fracasará en su intento y nunca más se sabrá de él.
»Después de él se levantará uno que mandará recaudar tributos para mantener el lustre de su reino, pero muy pronto será derrocado, aunque no morirá en el campo de batalla.
Será sucedido por un hombre despreciable, que no recibirá los honores debidos a un rey, pero que vendrá sin aviso y usurpará el trono por medio de zalamerías.
Delante de él las fuerzas contrarias serán derrotadas por completo, barridas como por una inundación, y con ellas perecerá el príncipe del pacto.
A los que pacten con él los engañará y los atacará, y los vencerá con un ejército reducido.
Cuando la provincia se encuentre en paz y con abundancia, la atacará y hará en ella lo que nunca hicieron sus padres, ni los padres de sus padres, pues repartirá entre sus soldados el botín de guerra, y los despojos y riquezas, y llevará a cabo sus planes contra las fortalezas, aunque solo por cierto tiempo.
Con encono incitará a sus fuerzas, un gran ejército, a lanzarse contra el rey del sur; y el rey del sur entrará en batalla con un ejército muy numeroso y fuerte, pero no podrá vencerlo porque será traicionado.
Aun los que comían con él lo traicionarán, y su ejército será derrotado, y muchos perderán la vida.
Estos dos reyes solo pensarán en perjudicar al otro, y en la misma mesa se engañarán; pero esto no les servirá de nada, porque el plazo aún no se habrá cumplido.
Entonces el rey del norte volverá a su país con grandes riquezas, aunque antes se propondrá dañar al pacto santo, y luego de satisfacer sus deseos regresará a su tierra.
»En el momento señalado, este rey volverá al sur, aunque este último ataque no será como el primero,
porque las naves de Quitín lo atacarán y lo humillarán, aunque él, en su enojo, se volverá contra el pacto santo y hará lo que se le antoje, pero se mostrará amable con los que abandonen el santo pacto.
Sus tropas se dedicarán a profanar el santuario y la fortaleza, y suspenderán el sacrificio continuo y en su lugar pondrán la abominación desoladora.
A los que violen el pacto él los seducirá con engaños, pero el pueblo que conoce a su Dios se le opondrá con todas sus fuerzas.
Los sabios del pueblo instruirán a muchos, aunque por algún tiempo morirán a filo de espada o en el fuego, o serán llevados cautivos y despojados de sus propiedades.
Al caer, pocos serán los que les ayuden, aunque muchos fingirán apoyarlos.
También algunos de los sabios caerán, para ser depurados, limpiados y emblanquecidos hasta el momento señalado, porque aun para esto hay un plazo establecido.
»El rey hará todo lo que quiera, y tanta será su soberbia que se creerá más grande que cualquier dios; hablará con insolencia contra el Dios de los dioses, y tendrá éxito mientras la ira de Dios no llegue a su límite, porque lo que ha sido determinado se cumplirá.