Cuando los hombres comenzaron a multiplicarse por toda la faz de la tierra, y les nacieron hijas,
sucedió que los hijos de Dios vieron que las hijas de los hombres eran hermosas. Entonces tomaron mujeres para sí, las que escogieron de entre ellas.
Y el Señor dijo: «No va a estar mi espíritu peleando siempre con el hombre, pues él no es más que carne. Vivirá hasta ciento veinte años.»
En esos días había gigantes en la tierra, y también después de que los hijos de Dios se unieran a las hijas de los hombres y les engendraran hijos. Estos fueron los grandes héroes que desde la antigüedad ganaron renombre.
El Señor vio que era mucha la maldad de los hombres en la tierra, y que todos los planes y pensamientos de su corazón eran siempre los de hacer solo el mal.
Y le pesó al Señor haber hecho al hombre en la tierra. Le dolió mucho en el corazón.
Y dijo el Señor: «Borraré de la faz de la tierra al hombre que he creado, lo mismo que a las bestias, los reptiles y las aves del cielo. ¡Me pesa haberlos hecho!»
Pero Noé halló gracia a los ojos del Señor.
Noé era un hombre justo. En sus acciones fue perfecto, pues siempre anduvo con Dios. Estos fueron sus descendientes:
Noé engendró tres hijos, que fueron Sem, Cam y Jafet.
Delante de Dios la tierra se corrompió y se llenó de violencia.
Cuando Dios miró la tierra, encontró que estaba corrompida; de hecho, toda carne había corrompido su camino sobre la tierra.
Entonces Dios le dijo a Noé:
«He decidido acabar con todo ser, pues por causa de ellos la tierra está llena de violencia. ¡Yo los destruiré, junto con la tierra!
Hazte un arca de madera de gofer, con aposentos en ella, y recúbrela con brea por dentro y por fuera.
Hazla de esta manera: su longitud será de ciento treinta y cinco metros, su anchura será de veintidós y medio metros, y su altura de trece y medio metros.
Hazle una ventana, y termínala a medio metro de altura desde la parte de arriba. Pon en su costado la puerta del arca, y hazle un piso inferior, y un segundo y un tercer piso.
Yo voy a traer sobre la tierra un diluvio, y destruiré a todo ser bajo el cielo en que haya hálito de vida. ¡Todo lo que hay en la tierra morirá!
Pero contigo estableceré mi pacto, y tú entrarás en el arca, y contigo tus hijos, tu mujer, y las mujeres de tus hijos.
De todos los seres vivos meterás en el arca dos de cada especie, un macho y una hembra, para que sobrevivan contigo.
De las aves según su especie, de las bestias según su especie, y de todo reptil de la tierra según su especie, entrarán contigo dos de cada especie, para que sobrevivan.
Lleva contigo de todo aquello que se puede comer, y almacénalo, pues eso les servirá de alimento.»
Y Noé lo hizo así. Todo lo hizo conforme a lo que Dios le ordenó.