San Juan 5:19

Ninguna relación es tan única y especial como la compartida por Dios el Padre y Dios el Hijo. Examinemos esa relación celestial de cerca en este plan devocional de tres días y reflexionemos sobre cómo podemos aplicarla a nuestro caminar personal con Cristo y nuestra relación con los demás.

Empieza un nuevo año e inmediatamente comenzamos a trazar metas, organizamos nuestras actividades, renovamos sueños y tomamos decisiones para tener un buen año. Pero, ¿cómo podemos asegurar que todo esto resulte en un año exitoso? En este plan devocional de 3 días recordaremos la clave del éxito para organizar este año guiado por la voluntad de Dios.

Dios ama que seamos productivos, Él nos creó con esa capacidad y Él nos premia cuando somos fieles. Pero la productividad nace de reconocer su voz y escuchar su dirección en el día a día. Así, volviéndonos sensibles a su guía, dejando ir los extras de nuestra vida y poniendo todo nuestro enfoque en lo que Él nos está diciendo en el momento. En este plan, reflexionaremos sobre cómo crecer y volvernos personas verdaderamente productivas meditando en lo que Dios nos dice al respecto en su Palabra.

Las Escrituras aseguran que el Espíritu Santo habita, reside, mora en todos aquellos que confiesan a Cristo como Señor y Salvador. En otras palabras, el Espíritu reclama nuestros cuerpos como su lugar de domicilio. Cuando Él llega a nuestra vida, desea acomodarse cómoda y plácidamente en nuestro corazón, y desde allí, hacer florecer la vida de Cristo en ti y en mí.