1 Juan Introducción
Introducción
Esta carta tiene mucho en común con el evangelio de Juan. Su autor no se identifica, pero la iglesia cristiana siempre la ha considerado como parte de los escritos de Juan. Sus temas son: Dios es luz (1.5), amor (4.8) y verdad (4.6), y nos demuestra su amor a través de Jesucristo, su Hijo (4.9); además, se afirma que amar a Dios y a Jesucristo es amar también a los hermanos (4.11-12), y que creer en Jesucristo es vivir en la luz (1.7) y no pecar ni mentir (2.3-6).
El autor cree firmemente que Jesucristo es la Palabra de vida, la cual existía desde antes de la creación del mundo (1.1-4), pero se muestra preocupado por la aparición de falsos maestros, que no creían que Jesucristo «vino al mundo como verdadero hombre» (4.2). Sin embargo, confía en que los verdaderos cristianos pueden distinguir entre los maestros falsos y los maestros verdaderos, porque «si alguien dice que esto no es cierto, es porque no tiene el Espíritu de Dios» (4.3).
La carta comunica seguridad a los cristianos, y los anima a mantenerse unidos a Jesucristo. Con firmeza declara que «si vivimos unidos al Hijo de Dios tenemos vida eterna» (5.12-13). Esa unión con Cristo debe demostrarse con hechos (3.11,18; 5.3). Claramente afirma el autor:
«Nosotros demostramos que amamos a Dios cuando obedecemos sus mandamientos»
(5.3)
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1 Juan Introducción: TLA
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Traducción en lenguaje actual ® © Sociedades Bíblicas Unidas, 2002, 2004.
1 Juan Introducción
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Esta carta tiene mucho en común con el evangelio de Juan. Su autor no se identifica, pero la iglesia cristiana siempre la ha considerado como parte de los escritos de Juan. Sus temas son: Dios es luz (1.5), amor (4.8) y verdad (4.6), y nos demuestra su amor a través de Jesucristo, su Hijo (4.9); además, se afirma que amar a Dios y a Jesucristo es amar también a los hermanos (4.11-12), y que creer en Jesucristo es vivir en la luz (1.7) y no pecar ni mentir (2.3-6).
El autor cree firmemente que Jesucristo es la Palabra de vida, la cual existía desde antes de la creación del mundo (1.1-4), pero se muestra preocupado por la aparición de falsos maestros, que no creían que Jesucristo «vino al mundo como verdadero hombre» (4.2). Sin embargo, confía en que los verdaderos cristianos pueden distinguir entre los maestros falsos y los maestros verdaderos, porque «si alguien dice que esto no es cierto, es porque no tiene el Espíritu de Dios» (4.3).
La carta comunica seguridad a los cristianos, y los anima a mantenerse unidos a Jesucristo. Con firmeza declara que «si vivimos unidos al Hijo de Dios tenemos vida eterna» (5.12-13). Esa unión con Cristo debe demostrarse con hechos (3.11,18; 5.3). Claramente afirma el autor:
«Nosotros demostramos que amamos a Dios cuando obedecemos sus mandamientos»
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