Queridos jovencitos:
cuando su padre los instruya,
préstenle atención,
si realmente quieren aprender.
Yo, como maestro,
les doy este buen consejo:
no abandonen sus enseñanzas.
Yo también fui niño;
tuve un padre y una madre
que me trataban con ternura.
Mi padre me dio este consejo:
«Grábate bien lo que te digo,
y haz lo que te mando;
así tendrás larga vida.
Hazte cada vez
más sabio y entendido;
nunca olvides mis enseñanzas.
¡Jamás te apartes de ellas!
Si amas a la sabiduría
y nunca la abandonas,
ella te cuidará y te protegerá.
Lo que realmente importa
es que cada día seas más sabio
y que aumentes tus conocimientos,
aunque tengas que vender
todo lo que poseas.
Valoriza el conocimiento,
y tu vida tendrá más valor;
si haces tuyo el conocimiento,
todos te tratarán con respeto,
y quedarán admirados
de tu gran sabiduría.
»Escúchame, jovencito:
hazme caso y vivirás muchos años.
Yo, como maestro,
te enseño a vivir sabiamente
y a siempre hacer el bien.
Vayas rápido o despacio,
no tendrás ningún problema
para alcanzar el éxito.
Acepta mis enseñanzas
y no te apartes de ellas;
cuídalas mucho,
que de ellas depende tu vida.
No te juntes con gente malvada
ni sigas su mal ejemplo.
¡Aléjate de su compañía!
¡Aléjate, y sigue adelante!
Esa gente no duerme
hasta que hace algo malo;
¡no descansa hasta destruir a alguien!
En vez de comer,
se satisface cometiendo maldades;
en vez de beber,
festeja la violencia que comete.
»La vida de los hombres buenos
brilla como la luz de la mañana:
va siendo más y más brillante,
hasta que alcanza todo su esplendor.
La vida de los malvados
es todo lo contrario:
es como una gran oscuridad
donde no saben ni en qué tropiezan.
»Querido jovencito,
escucha bien lo que te digo.
Grábate bien mis enseñanzas,
y no te apartes de ellas,
pues son una fuente de vida
para quienes las encuentran;
son el remedio para una vida mejor.
Y sobre todas las cosas,
cuida tu mente,
porque ella es la fuente de la vida.
No te rebajes diciendo
palabras malas e indecentes.
Pon siempre tu mirada
en lo que está por venir.
Corrige tu conducta,
afirma todas tus acciones.
Por nada de este mundo
dejes de hacer el bien;
¡apártate de la maldad!»