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San Marcos 15:29-39

San Marcos 15:29-39 DHH94I

Los que pasaban lo insultaban, meneando la cabeza y diciendo: —¡Eh, tú, que derribas el templo y en tres días lo vuelves a levantar, sálvate a ti mismo y bájate de la cruz! De la misma manera se burlaban de él los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley. Decían: —Salvó a otros, pero a sí mismo no puede salvarse. ¡Que baje de la cruz ese Mesías, Rey de Israel, para que veamos y creamos! Y hasta los que estaban crucificados con él lo insultaban. Al llegar el mediodía, toda la tierra quedó en oscuridad hasta las tres de la tarde. A esa misma hora, Jesús gritó con fuerza: «Eloí, Eloí, ¿lemá sabactani?» (que significa: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?») Algunos de los que estaban allí, lo oyeron y dijeron: —Oigan, está llamando al profeta Elías. Entonces uno de ellos corrió, empapó una esponja en vino agrio, la ató a una caña y se la acercó a Jesús para que bebiera, diciendo: —Déjenlo, a ver si Elías viene a bajarlo de la cruz. Pero Jesús dio un fuerte grito, y murió. Y el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo. El capitán romano, que estaba frente a Jesús, al ver que este había muerto, dijo: —Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios.