Nunca pensó en ser compasivo; a los pobres y humildes y afligidos los persiguió hasta matarlos. Ya que prefirió la maldición, ¡que lo maldigan! No quiso bendición, ¡pues que nunca lo bendigan! Que lo cubra la maldición como un vestido; que le entre en el vientre y en los huesos cual si fuera agua o aceite; ¡que lo cubra como un vestido y lo oprima como un cinto! ¡Así pague el Señor a mis enemigos y a los que hablan mal de mí! Pero tú, Señor, haz honor a tu nombre, y trátame bien. ¡Sálvame, por la bondad de tu amor! Estoy muy pobre y afligido, tengo herido el corazón, me voy desvaneciendo como una sombra, ¡el viento me arrastra como a una langosta! De no comer me tiemblan las rodillas; adelgazo por falta de alimento. ¡Soy el hazmerreír de la gente! ¡Al verme, mueven burlones la cabeza! Ayúdame, Señor y Dios mío; ¡sálvame, por tu amor! Que sepan que tú, Señor, has hecho esto con tu mano. No importa que me maldigan, con tal que tú me bendigas. Que ellos se avergüencen mientras tu siervo se alegra. ¡Que mis enemigos se llenen de vergüenza! ¡Que los cubra la vergüenza como una capa! Con mis labios daré al Señor gracias infinitas; ¡lo alabaré en medio de mucha gente! Porque él aboga en favor del pobre y lo pone a salvo de los que lo condenan.
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