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Salmos 119:121-144

Salmos 119:121-144 DHH94I

Nunca he dejado de hacer lo que es justo; no me abandones en manos de mis opresores. Hazte responsable de mi bienestar; que no me maltraten los insolentes. Mis ojos se consumen esperando que me salves, esperando que me libres, conforme a tu promesa. Trata a este siervo tuyo de acuerdo con tu amor; ¡enséñame tus leyes! Yo soy tu siervo. Dame entendimiento, pues quiero conocer tus mandatos. Señor, ya es tiempo de que hagas algo, pues han desobedecido tu enseñanza. Por eso yo amo tus mandamientos mucho más que el oro fino. Por eso me guío por tus preceptos y odio toda conducta falsa. Tus mandatos son maravillosos; por eso los obedezco. La explicación de tus palabras ilumina, instruye a la gente sencilla. Con gran ansia abro la boca, pues deseo tus mandamientos. Mírame, y ten compasión de mí, como haces con los que te aman. Hazme andar conforme a tu palabra; no permitas que la maldad me domine. Líbrame de la violencia humana, pues quiero cumplir tus preceptos. Mira con buenos ojos a este siervo tuyo, y enséñame tus leyes. Ríos de lágrimas salen de mis ojos porque no se respeta tu enseñanza. Señor, tú eres justo; rectos son tus decretos. Todos tus mandatos son justos y verdaderos. Me consume el celo que siento por tus palabras, pues mis enemigos se han olvidado de ellas. Tu promesa ha pasado las más duras pruebas; por eso la ama este siervo tuyo. Humilde soy, y despreciado, pero no me olvido de tus preceptos. Tu justicia es siempre justa, y tu enseñanza es la verdad. Me he visto angustiado y en aprietos, pero tus mandamientos me alegraron. Tus mandatos son siempre justos; ¡dame entendimiento para que pueda yo vivir!

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