Salmos 34:15-20

Todos queremos ser felices, experimentar más paz, tener mejores relaciones y sentirnos satisfechos. ¿Me creerías si te dijera que el secreto para vivir así está en una palabra? ¡Loco, pero cierto! Una sola palabra que lo puede cambiar todo: Agradecer.

A veces sentimos hundirnos y al momento de gritar ¡Auxilio! ¡Ayúdenme! ¡Me estoy ahogando! Nos dejan solos. Dios mismo permite que ocurra así para que aprendamos a levantarnos en la fuerza que sólo hallamos en su Espíritu a través del ejemplo que Jesús nos modeló. Podemos sentirnos rendidos, sin fuerzas, agotados, débiles; no necesariamente por consecuecia de haber pecado, sino porque la tribulación innegablemente hace parte de la vida cristiana.

El corazón de Ana nos lleva a encontrarnos con un corazón humilde, con hambre del poder de Dios. A través de una vida rendida a sus pies, y en un clamor que mueve la mano de Dios. En este devocionales profundizaremos la esencia de un corazón que en su aflicción clamó al Señor.

Muchas veces sentimos que la vida nos pasa por encima. Nada nos sale bien y abrumados por las circunstancias que nos rodean, nos parece haber perdido el rumbo. Como cristianos, olvidamos que hemos sido bendecidos con toda bendición espiritual y necesitamos recordarnos a nosotros mismos dónde debemos poner nuestra mirada. Recuerda quién eres en Cristo, cuál es tu misión y cuál es tu propósito en la tierra.