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Jeremías 5:1-19

Jeremías 5:1-19 LBLA

Recorred las calles de Jerusalén, y mirad ahora, e informaos; buscad en sus plazas, a ver si halláis algún hombre, si hay quien haga justicia, que busque la verdad, y yo la perdonaré. Pues aunque digan: «Vive el SEÑOR», de cierto juran falsamente. Oh, SEÑOR, ¿no buscan tus ojos la verdad? Tú los heriste, mas no les dolió; tú los consumiste, mas ellos rehusaron recibir corrección. Endurecieron sus rostros más que la roca, rehusaron arrepentirse. ¶Entonces yo dije: Ciertamente estos solo son gente ignorante, son necios, porque no conocen el camino del SEÑOR ni las ordenanzas de su Dios. Me dirigiré a los grandes y les hablaré, porque ellos sí conocen el camino del SEÑOR y las ordenanzas de su Dios. Pero también todos ellos a una habían quebrado el yugo y roto las coyundas. Por tanto los herirá el león de la selva, el lobo de los desiertos los destruirá; un leopardo acecha sus ciudades, y todo el que salga de ellas será despedazado, porque son muchas sus transgresiones, y numerosas sus apostasías. ¶¿Por qué he de perdonarte por esto? Tus hijos me han abandonado y han jurado por lo que no es Dios. Cuando los sacié, cometieron adulterio y fueron en tropel a casa de las rameras. Eran caballos cebados y fogosos, cada cual relinchando tras la mujer de su prójimo. ¿No he de castigar a este pueblo? —declara el SEÑOR. De una nación como esta, ¿no he de vengarme? ¶Subid por entre sus hileras de vides y destruid, mas no hagáis destrucción total; arrancad sus sarmientos, pues no son del SEÑOR; porque la casa de Israel y la casa de Judá han obrado pérfidamente conmigo —declara el SEÑOR. Han mentido acerca del SEÑOR; dijeron: Él no existe; ninguna calamidad vendrá sobre nosotros, y no veremos ni espada ni hambre. Los profetas son como el viento, y la palabra no está en ellos. Que así se les haga a ellos. Por tanto, así dice el SEÑOR, Dios de los ejércitos: Por cuanto han hablado esta palabra, he aquí, pongo mis palabras en tu boca por fuego y a este pueblo por leña, y los consumirá. He aquí, voy a traer de lejos una nación contra vosotros, oh casa de Israel —declara el SEÑOR. Es una nación fuerte, es una nación antigua, una nación cuya lengua no conoces, y no podrás entender lo que hable. Su aljaba es como sepulcro abierto, todos ellos son valientes. Devorará tu mies y tu pan, devorará a tus hijos y a tus hijas, devorará tus ovejas y tus vacas, devorará tus viñas y tus higueras; a espada destruirá tus ciudades fortificadas en que confías. Sin embargo, aun en aquellos días —declara el SEÑOR— no llevaré a cabo una destrucción total de vosotros. Y cuando te pregunten: «¿Por qué el SEÑOR nuestro Dios nos ha hecho todo esto?». Les dirás: «Así como me dejasteis y servisteis a dioses extraños en vuestra tierra, así serviréis a extranjeros en una tierra que no es vuestra».