Deuteronomio 12:1-28
Deuteronomio 12:1-28 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)
Estos son los estatutos y las leyes que tendrán cuidado de poner en práctica mientras vivan en la tierra que el SEÑOR y Dios de sus antepasados les ha dado en posesión: Destruirán por completo todos los lugares donde adoran a sus dioses las naciones que ustedes van a conquistar, es decir, en las montañas, en las colinas y debajo de todo árbol frondoso. Demolerán sus altares, harán pedazos sus piedras sagradas, prenderán fuego a sus imágenes de la diosa Aserá, derribarán sus ídolos y borrarán de ese lugar los nombres de sus dioses. No harán lo mismo con el SEÑOR su Dios, sino que irán y lo buscarán en el lugar que, de entre todas las tribus, el SEÑOR escoja como residencia de su Nombre. Allí llevarán ustedes sus holocaustos, sacrificios, diezmos, contribuciones, promesas, ofrendas voluntarias y los primogénitos de sus vacas y ovejas. Entonces, en la presencia del SEÑOR su Dios, ustedes y sus familias comerán y se regocijarán por los logros de su trabajo, porque el SEÑOR su Dios los habrá bendecido. Ustedes no harán allí lo que ahora hacemos aquí, donde cada uno hace lo que mejor le parece, pues todavía no han entrado en el reposo ni en la herencia que les da el SEÑOR su Dios. Pero ustedes cruzarán el río Jordán y vivirán en la tierra que el SEÑOR su Dios les da en herencia; él los librará de sus enemigos que los rodean y vivirán seguros. Y al lugar que el SEÑOR su Dios escoja como habitación de su Nombre llevarán todo lo que he ordenado: holocaustos, sacrificios, diezmos, contribuciones y las ofrendas más selectas que hayan prometido al SEÑOR. Y se regocijarán en la presencia del SEÑOR su Dios, junto con sus hijos e hijas, con sus esclavos y esclavas, y con los levitas que vivan en las ciudades de ustedes, pues ellos no tendrán ninguna posesión ni herencia. Cuando ofrezcas holocaustos, cuídate de no hacerlo en el lugar que te plazca. Los ofrecerás solo en el lugar que el SEÑOR elija en una de tus tribus y allí harás todo lo que yo te ordeno. Sin embargo, siempre que lo desees podrás matar animales y comer su carne en cualquiera de tus ciudades, según el SEÑOR tu Dios te haya bendecido. Podrás comerla, estés o no ritualmente puro, como si se tratara de carne de gacela o de ciervo. Pero no deberás comer la sangre, sino que la derramarás en la tierra como si fuera agua. No podrás comer en tus ciudades el diezmo de tu trigo, de tu vino nuevo o de tu aceite, ni los primogénitos de tus vacas y de tus ovejas, ni lo que hayas prometido dar, ni tus ofrendas voluntarias ni tus contribuciones. Disfrutarás de ellos en presencia del SEÑOR tu Dios en el lugar que él elija. Así también lo harán tu hijo y tu hija, tu esclavo y tu esclava, y los levitas que vivan en tus ciudades, y te alegrarás ante el SEÑOR tu Dios por los logros de tu trabajo. Cuídate de no abandonar al levita mientras vivas en tu tierra. Cuando el SEÑOR tu Dios haya extendido tu territorio, según te lo ha prometido, y digas: «¡Cómo quisiera comer carne!», podrás comer toda la carne que quieras. Si queda demasiado lejos el lugar donde el SEÑOR tu Dios decida poner su Nombre, podrás sacrificar animales de tus vacas y ovejas, según mis instrucciones, y comer en tus pueblos todo lo que quieras. Come de su carne como si fuera carne de gacela o de ciervo. Estés o no ritualmente puro, podrás comerla. Pero asegúrate de no comer la sangre, porque la sangre es la vida. No debes comer la vida con la carne. En lugar de comerla, derrámala en la tierra como si fuera agua. No comas la sangre, para que te vaya bien a ti y a tu descendencia, pues estarás haciendo lo recto a los ojos del SEÑOR. Las cosas que hayas consagrado y las ofrendas que hayas prometido, prepáralas y llévalas al lugar que el SEÑOR habrá de elegir. Tanto la carne como la sangre de tus holocaustos las ofrecerás sobre el altar del SEÑOR tu Dios. Derramarás la sangre sobre el altar, pero podrás comer la carne. Ten el cuidado de obedecer todas estas palabras que yo te he dado, para que siempre te vaya bien, lo mismo que a tu descendencia. Así habrás hecho lo bueno y lo recto a los ojos del SEÑOR tu Dios.
Deuteronomio 12:1-28 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)
Luego Moisés le dijo al pueblo: «Cuando ustedes ya estén viviendo en la tierra que Dios les prometió, deberán obedecer siempre los siguientes mandamientos: »Destruyan todos los lugares donde adoran a sus dioses los pueblos que ustedes conquisten. Se encuentran por todos lados, y deben ser destruidos. Están en las montañas, en las colinas y bajo los árboles. Hagan pedazos las piedras y las esculturas de sus dioses, y quemen los maderos que ellos adoran. ¡Que no quede de ellos ni el recuerdo! Cuando adoren a Dios no imiten las costumbres de esos pueblos. »Dios elegirá un lugar para vivir entre ustedes, y allá deberán ir para adorarlo, llevando las ofrendas que quemarán en su honor. Allá también llevarán la décima parte de todo lo que ganen, sus ofrendas voluntarias, las primeras crías de sus vacas y ovejas, y cualquier otra ofrenda que hayan prometido darle. »En ese lugar celebrarán una fiesta y se alegrarán junto con sus familias y esclavos, y con los de la tribu de Leví que vivan entre ustedes. Recuerden que deben compartir con ellos lo que yo les dé, pues ellos no recibirán ninguna porción de tierra en propiedad. »Cuando ustedes vivan en su territorio, no podrán seguir haciendo lo que les venga en gana, como hasta ahora. Porque donde hoy se encuentran no es el lugar tranquilo que Dios les va a dar; para llegar allá tendrán que cruzar el río Jordán. Tan pronto como se establezcan, y hayan derrotado a todos sus enemigos, vivirán en paz y tranquilidad. »Tengan cuidado de no llevar sus ofrendas a cualquier parte, sino solo al lugar que Dios elija de entre las tribus. Allí harán lo que les he ordenado hacer, y darán gracias por las abundantes cosechas que Dios les haya dado. Durante esa fiesta podrán comer de todo lo que hayan llevado. Todo el pueblo podrá participar, esté o no en condiciones de presentarse ante Dios. Lo único que no podrán comer es carne que aún tenga sangre; deben dejar que la sangre se escurra sobre el suelo. »Mientras ustedes vivan en sus ciudades, no deberán comer nada de lo que les corresponde de sus ofrendas, hasta llegar al lugar que Dios elija para poner su Santuario. No se olviden de compartir eso con los de la tribu de Leví que habiten en sus ciudades. Tengan cuidado de no desampararlos mientras vivan en esa tierra. Pero, cuando Dios cumpla su promesa y agrande el territorio de ustedes, y quieran comer carne, podrán comerla si así lo desean. Si el Santuario les queda lejos, y no pueden hacer el viaje, podrán matar sus vacas y ovejas en sus poblados, y comerse la carne. Para esto, no tendrán que hacer ninguna ceremonia de purificación, como tampoco la hacen cuando se trata de comer carne de gacela o de venado. Pero no deben comer carne que aún tenga sangre, sino que dejarán que se escurra sobre el suelo, como si fuera agua. Si obedecen a Dios, les irá bien a ustedes y a sus descendientes. Lo mismo deben hacer con la sangre de los animales que presenten como ofrenda en honor de Dios: primero derramarán la sangre sobre el altar, y luego podrán comerse la carne. »Pongan atención a todo lo que les he dicho. Si quieren que les vaya bien a ustedes y a sus descendientes, obedezcan a Dios y hagan todo lo bueno que él les ha ordenado».
Deuteronomio 12:1-28 Reina Valera Contemporánea (RVC)
»Estos son los estatutos y decretos que ustedes tendrán cuidado de poner por obra todos los días que ustedes vivan en la tierra que el Señor, el Dios de sus padres, les ha dado en posesión. Destruirán por completo todos los montes altos y colinas, y todo árbol frondoso, donde sirvieron a sus dioses las naciones que ustedes van a heredar. Derribarán sus altares, harán pedazos sus estatuas, echarán al fuego sus imágenes de Asera, destruirán las esculturas de sus dioses, y borrarán de aquel lugar su nombre. Pero con el Señor su Dios no actuarán así, sino que buscarán el lugar que el Señor su Dios escoja de entre todas sus tribus para poner allí la residencia de su nombre, y allá acudirán para llevar sus holocaustos y sacrificios, diezmos, ofrendas elevadas, sus votos y ofrendas voluntarias, y las primicias de sus vacas y de sus ovejas; allí también comerán ustedes y sus familias delante del Señor su Dios, y se regocijarán en todo lo que hagan y en lo que el Señor su Dios les haya bendecido. No harán nada de lo que ahora hacemos aquí, donde cada uno hace lo que mejor le parece, porque hasta el momento no han entrado al reposo y a la tierra que el Señor su Dios les da. Pero cruzarán el Jordán, y habitarán en la tierra que el Señor su Dios les da como herencia, y él los hará reposar de todos los enemigos que los rodean, y vivirán tranquilos. »En el lugar que el Señor su Dios escoja para poner allí su nombre, llevarán todas las cosas que yo les mando: holocaustos, sacrificios, diezmos, ofrendas elevadas, y lo mejor de los votos que hayan prometido presentar al Señor. Y se regocijarán delante del Señor su Dios ustedes y sus hijos, hijas, siervos y siervas, y los levitas que habiten en sus poblaciones, ya que ellos no tienen ninguna propiedad entre ustedes. Tengan cuidado de no ofrecer sus holocaustos en cualquier lugar que vean, sino que deben ofrecerlos en el lugar de una de las tribus que el Señor escoja, y allí cumplirás con todo lo que yo te mando que hagas. »Sin embargo, podrás matar y comer carne en todas tus poblaciones, según lo desees y según la bendición que el Señor tu Dios te haya dado. De ello podrá comer quien esté puro y quien esté impuro, como si se tratara de carne de gacela o de ciervo. Pero la sangre no la comerán, sino que la derramarán sobre la tierra como si fuera agua. Tampoco comerás en tus poblaciones el diezmo de tu grano, de tu vino o de tu aceite, ni las primicias de tus vacas, ni de tus ovejas, ni los votos que hagas, ni las ofrendas voluntarias, ni las ofrendas elevadas, sino que las comerás delante del Señor tu Dios, en el lugar que el Señor tu Dios haya escogido; las comerás tú, y tu hijo y tu hija, y tu siervo y tu sierva, y el levita que habite en tus poblaciones, y te regocijarás delante del Señor tu Dios por todo lo que hayas hecho con tus manos. Pero ten cuidado de no desamparar al levita todos tus días sobre la tierra. »Cuando el Señor tu Dios ensanche tu territorio, como él te lo ha dicho, y tú digas: “Voy a comer carne”, porque deseas comerla, podrás hacerlo conforme a tu deseo. Si está lejos de ti el lugar que el Señor tu Dios haya escogido para establecer allí su nombre, podrás matar alguna de las vacas o de las ovejas que el Señor te haya dado, tal y como te lo he ordenado, y comer toda la carne que quieras, dentro de tu ciudad. Podrás comerla como si se tratara de carne de gacela o de ciervo, y también podrán comerla los que estén puros y los que estén impuros. Pero debes ser firme en cuanto a no comer sangre, porque la sangre es la vida, así que no comerás la vida juntamente con su carne. No la comerás, sino que la derramarás en tierra, como si fuera agua. No la comerás, para que te vaya bien a ti, y a tus hijos después de ti, si es que haces lo recto a los ojos del Señor. Pero tomarás lo que hayas consagrado, junto con tus votos, y lo llevarás al lugar que el Señor haya escogido, y allí, sobre el altar del Señor tu Dios, ofrecerás tus holocaustos, y la carne y la sangre; allí la sangre de tus sacrificios será derramada sobre el altar del Señor tu Dios, y entonces podrás comer la carne. Ten cuidado y escucha todas estas palabras que yo te mando, para que al hacer lo bueno y lo recto a los ojos del Señor tu Dios te vaya bien siempre, a ti y a tus hijos después de ti.
Deuteronomio 12:1-28 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)
»Estas son las leyes y los decretos que ustedes deberán poner en práctica durante toda su vida, en la tierra que el Señor y Dios de sus antepasados les va a dar en posesión. »Destruyan por completo todos los lugares donde los pueblos que van a conquistar adoran a sus dioses: en los montes, en las colinas y bajo los árboles frondosos. Derriben sus altares, hagan pedazos las piedras y quemen los troncos a los que rinden culto, y destruyan las imágenes de sus dioses; borren de aquellos lugares su recuerdo. »Al Señor su Dios no deben adorarlo de esa manera. Entre las tribus de ustedes, el Señor escogerá un lugar como residencia de su nombre, y a ese lugar podrán ustedes ir a adorarlo. Allí sacrificarán y quemarán animales en su honor, y le llevarán sus diezmos, contribuciones, promesas y ofrendas voluntarias, así como las primeras crías de sus vacas y ovejas. Comerán allí, delante del Señor su Dios, y en compañía de sus familias se alegrarán del fruto de su trabajo con que el Señor su Dios los haya bendecido. »Allí no deberán hacer ustedes lo que ahora hacemos aquí, donde cada uno de nosotros hace lo que mejor le parece. Realmente todavía no han llegado ustedes al lugar tranquilo que el Señor su Dios les va a dar en posesión. Pero una vez que hayan cruzado el Jordán y vivan en el país que él les va a entregar, y ya estén libres de todos los enemigos que los rodean, y sin ningún temor, entonces, en el lugar que el Señor su Dios escoja como residencia de su nombre, le ofrecerán ustedes todo lo que les he ordenado: animales sacrificados y quemados en su honor, diezmos, contribuciones y todo lo más escogido de las promesas que le hayan hecho al Señor. Y harán fiesta en presencia del Señor su Dios, junto con sus hijos y sus siervos, y con los levitas que vivan entre ustedes, ya que ellos no han recibido entre ustedes ninguna tierra en propiedad. »Cuídense de no quemar animales al Señor en cualquier lugar que encuentren; únicamente podrán hacerlo en el lugar que el Señor su Dios escoja en una de sus tribus. Allí cumplirán todo lo que les he ordenado. »Sin embargo, podrán matar y comer carne en sus poblaciones en cualquier momento, según los bienes que el Señor su Dios les haya dado. La podrán comer todos ustedes, estén o no ritualmente puros, como si fuera carne de gacela o de ciervo. Pero la sangre no deben comerla, sino derramarla en la tierra como agua. »No podrán ustedes comer dentro de su ciudad el diezmo de su trigo, de su vino o de su aceite, ni las primeras crías de sus vacas y ovejas, ni nada de lo que hayan prometido al Señor, ni de sus ofrendas voluntarias. Solo podrán hacerlo delante del Señor su Dios, en el lugar que él escoja; allí, en presencia del Señor su Dios y en compañía de sus hijos y sus criados, y de los levitas que vivan entre ustedes, se alegrarán del fruto de su trabajo. Mientras ustedes vivan en el país, no abandonen jamás a los levitas. »Cuando el Señor su Dios haya extendido el territorio de ustedes, tal como se lo ha prometido, si a ustedes les apetece comer carne, podrán comerla en cualquier momento. Si el lugar que el Señor su Dios escogió para poner allí su nombre está lejos de donde ustedes viven, podrán matar de las vacas y ovejas que el Señor les haya dado y comer todo lo que quieran allí donde ustedes habiten, tal como se lo he ordenado. Igual que en el caso de la carne de gacela o de ciervo, todos ustedes podrán comerla, estén o no ritualmente puros. Pero de ninguna manera deben comer la sangre, porque la sangre es la vida; así que no deben comer la vida junto con la carne. Lo que deben hacer es derramarla en la tierra como agua. No la coman, y les irá bien a ustedes y a sus hijos por hacer lo recto a los ojos del Señor. En cuanto a las cosas que hayan dedicado como ofrenda, y las promesas que hayan hecho, las presentarán en el lugar que el Señor escoja, y allí, sobre el altar del Señor su Dios, ofrecerán sus holocaustos. La sangre de los animales que ustedes ofrezcan la derramarán sobre el altar del Señor su Dios, pero la carne podrán comerla. »Escuchen y cumplan todo lo que les he ordenado, para que a ustedes y a sus hijos les vaya bien siempre, por hacer lo que es agradable y recto a los ojos del Señor su Dios.
Deuteronomio 12:1-28 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)
Estos son los estatutos y decretos que cuidaréis de poner por obra en la tierra que Jehová el Dios de tus padres te ha dado para que tomes posesión de ella, todos los días que vosotros viviereis sobre la tierra. Destruiréis enteramente todos los lugares donde las naciones que vosotros heredaréis sirvieron a sus dioses, sobre los montes altos, y sobre los collados, y debajo de todo árbol frondoso. Derribaréis sus altares, y quebraréis sus estatuas, y sus imágenes de Asera consumiréis con fuego; y destruiréis las esculturas de sus dioses, y raeréis su nombre de aquel lugar. No haréis así a Jehová vuestro Dios, sino que el lugar que Jehová vuestro Dios escogiere de entre todas vuestras tribus, para poner allí su nombre para su habitación, ese buscaréis, y allá iréis. Y allí llevaréis vuestros holocaustos, vuestros sacrificios, vuestros diezmos, y la ofrenda elevada de vuestras manos, vuestros votos, vuestras ofrendas voluntarias, y las primicias de vuestras vacas y de vuestras ovejas; y comeréis allí delante de Jehová vuestro Dios, y os alegraréis, vosotros y vuestras familias, en toda obra de vuestras manos en la cual Jehová tu Dios te hubiere bendecido. No haréis como todo lo que hacemos nosotros aquí ahora, cada uno lo que bien le parece, porque hasta ahora no habéis entrado al reposo y a la heredad que os da Jehová vuestro Dios. Mas pasaréis el Jordán, y habitaréis en la tierra que Jehová vuestro Dios os hace heredar; y él os dará reposo de todos vuestros enemigos alrededor, y habitaréis seguros. Y al lugar que Jehová vuestro Dios escogiere para poner en él su nombre, allí llevaréis todas las cosas que yo os mando: vuestros holocaustos, vuestros sacrificios, vuestros diezmos, las ofrendas elevadas de vuestras manos, y todo lo escogido de los votos que hubiereis prometido a Jehová. Y os alegraréis delante de Jehová vuestro Dios, vosotros, vuestros hijos, vuestras hijas, vuestros siervos y vuestras siervas, y el levita que habite en vuestras poblaciones; por cuanto no tiene parte ni heredad con vosotros. Cuídate de no ofrecer tus holocaustos en cualquier lugar que vieres; sino que en el lugar que Jehová escogiere, en una de tus tribus, allí ofrecerás tus holocaustos, y allí harás todo lo que yo te mando. Con todo, podrás matar y comer carne en todas tus poblaciones conforme a tu deseo, según la bendición que Jehová tu Dios te haya dado; el inmundo y el limpio la podrá comer, como la de gacela o de ciervo. Solamente que sangre no comeréis; sobre la tierra la derramaréis como agua. Ni comerás en tus poblaciones el diezmo de tu grano, de tu vino o de tu aceite, ni las primicias de tus vacas, ni de tus ovejas, ni los votos que prometieres, ni las ofrendas voluntarias, ni las ofrendas elevadas de tus manos; sino que delante de Jehová tu Dios las comerás, en el lugar que Jehová tu Dios hubiere escogido, tú, tu hijo, tu hija, tu siervo, tu sierva, y el levita que habita en tus poblaciones; te alegrarás delante de Jehová tu Dios de toda la obra de tus manos. Ten cuidado de no desamparar al levita en todos tus días sobre la tierra. Cuando Jehová tu Dios ensanchare tu territorio, como él te ha dicho, y tú dijeres: Comeré carne, porque deseaste comerla, conforme a lo que deseaste podrás comer. Si estuviere lejos de ti el lugar que Jehová tu Dios escogiere para poner allí su nombre, podrás matar de tus vacas y de tus ovejas que Jehová te hubiere dado, como te he mandado yo, y comerás en tus puertas según todo lo que deseares. Lo mismo que se come la gacela y el ciervo, así las podrás comer; el inmundo y el limpio podrán comer también de ellas. Solamente que te mantengas firme en no comer sangre; porque la sangre es la vida, y no comerás la vida juntamente con su carne. No la comerás; en tierra la derramarás como agua. No comerás de ella, para que te vaya bien a ti y a tus hijos después de ti, cuando hicieres lo recto ante los ojos de Jehová. Pero las cosas que hubieres consagrado, y tus votos, las tomarás, y vendrás con ellas al lugar que Jehová hubiere escogido; y ofrecerás tus holocaustos, la carne y la sangre, sobre el altar de Jehová tu Dios; y la sangre de tus sacrificios será derramada sobre el altar de Jehová tu Dios, y podrás comer la carne. Guarda y escucha todas estas palabras que yo te mando, para que haciendo lo bueno y lo recto ante los ojos de Jehová tu Dios, te vaya bien a ti y a tus hijos después de ti para siempre.
Deuteronomio 12:1-28 La Biblia de las Américas (LBLA)
Estos son los estatutos y los decretos que observaréis cuidadosamente en la tierra que el SEÑOR, el Dios de tus padres, te ha dado para que la poseas todos los días que viváis sobre su suelo. Destruiréis completamente todos los lugares donde las naciones que desposeeréis sirven a sus dioses: sobre los montes altos, sobre las colinas y debajo de todo árbol frondoso. Y demoleréis sus altares, quebraréis sus pilares sagrados, quemaréis a fuego sus imágenes de Asera, derribaréis las imágenes talladas de sus dioses y borraréis su nombre de aquel lugar. No procederéis así con el SEÑOR vuestro Dios, sino que buscaréis al SEÑOR en el lugar en que el SEÑOR vuestro Dios escoja de todas vuestras tribus, para poner allí su nombre para su morada, y allí vendréis. Y allí traeréis vuestros holocaustos, vuestros sacrificios, vuestros diezmos, la contribución de vuestra mano, vuestras ofrendas votivas, vuestras ofrendas voluntarias, y el primogénito de vuestras vacas y de vuestras ovejas. Allí también vosotros y vuestras familias comeréis en presencia del SEÑOR vuestro Dios, y os alegraréis en todas vuestras empresas en las cuales el SEÑOR vuestro Dios os ha bendecido. De ninguna manera haréis lo que hacemos aquí hoy, que cada cual hace lo que le parece bien a sus propios ojos; porque todavía no habéis llegado al lugar de reposo y a la heredad que el SEÑOR vuestro Dios os da. Cuando crucéis el Jordán y habitéis en la tierra que el SEÑOR vuestro Dios os da en heredad, y Él os dé descanso de todos vuestros enemigos alrededor de vosotros para que habitéis seguros, entonces sucederá que al lugar que el SEÑOR vuestro Dios escoja para morada de su nombre, allí traeréis todo lo que yo os mando: vuestros holocaustos y vuestros sacrificios, vuestros diezmos y la ofrenda alzada de vuestra mano, y todo lo más selecto de vuestras ofrendas votivas que habéis prometido al SEÑOR. Y os alegraréis en presencia del SEÑOR vuestro Dios, vosotros, vuestros hijos y vuestras hijas, vuestros siervos y vuestras siervas, y el levita que vive dentro de vuestras puertas, ya que no tiene parte ni heredad entre vosotros. Cuídate de no ofrecer tus holocaustos en cualquier lugar que veas, sino en el lugar que el SEÑOR escoja en una de tus tribus, allí ofrecerás tus holocaustos, y allí harás todo lo que yo te mando. Sin embargo, podrás matar y comer carne dentro de todas tus puertas, conforme a tu deseo, según la bendición que el SEÑOR tu Dios te ha dado; el inmundo y el limpio podrán comerla, como si fuera de gacela o de ciervo. Solo que no comeréis la sangre; la derramaréis como agua sobre la tierra. No te es permitido comer dentro de tus ciudades el diezmo de tu grano, de tu mosto, o de tu aceite, ni de los primogénitos de tus vacas o de tus ovejas, ni ninguna de las ofrendas votivas que prometas, ni tus ofrendas voluntarias, ni la ofrenda alzada de tu mano, sino que lo comerás en presencia del SEÑOR tu Dios en el lugar que el SEÑOR tu Dios escoja, tú, tu hijo y tu hija, tu siervo y tu sierva, y el levita que vive dentro de tus puertas; y te alegrarás en presencia del SEÑOR tu Dios de toda la obra de tus manos. Cuídate de no desamparar al levita mientras vivas en tu tierra. Cuando el SEÑOR tu Dios haya extendido tus fronteras como te ha prometido, y tú digas: «Comeré carne», porque deseas comer carne, entonces podrás comer carne, toda la que desees. Si el lugar que el SEÑOR tu Dios escoge para poner su nombre está muy lejos de ti, entonces podrás matar de tus vacas y de tus ovejas que el SEÑOR te ha dado, como te he ordenado, y podrás comer dentro de tus ciudades todo lo que desees. Tal como se come la gacela y el ciervo, así la podrás comer; el inmundo y el limpio podrán comer de ella. Solo cuídate de no comer la sangre, porque la sangre es la vida, y no comerás la vida con la carne. No la comerás; la derramarás como agua sobre la tierra. No la comerás, para que te vaya bien a ti y a tus hijos después de ti, porque estarás haciendo lo que es justo delante del SEÑOR. Solamente las cosas sagradas que tengas y tus ofrendas votivas, las tomarás e irás al lugar que el SEÑOR escoja. Y ofrecerás tus holocaustos, la carne y la sangre, sobre el altar del SEÑOR tu Dios; y la sangre de tus sacrificios será derramada sobre el altar del SEÑOR tu Dios, y podrás comer la carne. Escucha con cuidado todas estas palabras que te mando, para que te vaya bien a ti y a tus hijos después de ti para siempre, porque estarás haciendo lo que es bueno y justo delante del SEÑOR tu Dios.
Deuteronomio 12:1-28 Nueva Traducción Viviente (NTV)
»Estos son los decretos y las ordenanzas que debes asegurarte de obedecer cuando vivas en la tierra que te da el SEÑOR, Dios de tus antepasados. Obedécelos todos los días de tu vida. »Cuando expulses a las naciones que viven allí, deberás destruir todos los lugares donde rinden culto a sus dioses —sobre las cimas de las montañas y de los cerros, y debajo de todo árbol frondoso—; destruye sus altares y destroza sus columnas sagradas. ¡Quema los postes dedicados a la diosa Asera y derriba los ídolos tallados! ¡Borra por completo el nombre de sus dioses! »No adores al SEÑOR tu Dios de la manera en que esos pueblos paganos rinden culto a sus dioses. Más bien, busca al SEÑOR tu Dios en el lugar de adoración que él mismo elegirá entre todas las tribus, el lugar donde su nombre será honrado. Allí llevarás tus ofrendas quemadas, tus sacrificios, tus diezmos, tus ofrendas sagradas, las ofrendas para cumplir tus juramentos, tus ofrendas voluntarias y las ofrendas de las primeras crías de tus manadas y rebaños. Allí, en la presencia del SEÑOR tu Dios, comerás hasta quedar satisfecho junto con tus familias, y te alegrarás por todo lo que hayas logrado gracias a la bendición del SEÑOR tu Dios. »Tu modelo de adoración tendrá que cambiar. Ahora cada uno hace lo que quiere porque aún no has llegado al lugar de descanso, a la tierra que el SEÑOR tu Dios te da como preciada posesión. Sin embargo, pronto cruzarás el río Jordán y vivirás en la tierra que el SEÑOR tu Dios te da. Cuando él te dé descanso de todos tus enemigos y estés viviendo a salvo en esa tierra, deberás llevar todo lo que yo te ordeno —tus ofrendas quemadas, sacrificios, diezmos, ofrendas sagradas y ofrendas para cumplir tus juramentos— al lugar de adoración designado, el lugar que el SEÑOR tu Dios elija para que su nombre sea honrado. »Celebra allí, en presencia del SEÑOR tu Dios, con tus hijos e hijas y todos tus sirvientes. Y acuérdate de incluir a los levitas que vivan en tus ciudades, porque ellos no van a recibir ninguna asignación de tierra como las demás tribus. Asegúrate de no sacrificar tus ofrendas quemadas donde se te ocurra. Solamente podrás hacerlo en el lugar que el SEÑOR elija en el territorio de una de las tribus. Allí presentarás tus ofrendas quemadas y harás todo lo que yo te ordeno. »Puedes matar tus animales y comer su carne en cualquier ciudad y cuando quieras. Puedes comer sin impedimento los animales con los que el SEÑOR tu Dios te haya bendecido. Todo el pueblo, esté o no ceremonialmente puro, podrá comer la carne de esos animales, así como ahora come la carne de gacela y de ciervo. Pero por ninguna razón consumas la sangre, sino derrámala sobre la tierra como si fuera agua. »Sin embargo, en la ciudad donde vivas, no podrás comer de tus ofrendas: sea la décima parte de tu grano y vino nuevo y aceite de oliva, o las primeras crías de tus rebaños y manadas, o cualquier ofrenda para cumplir un juramento, o tus ofrendas voluntarias, o tus ofrendas sagradas. Todas estas las comerás en la presencia del SEÑOR tu Dios, en el lugar que él elija. Lo harás allí con tus hijos, tus sirvientes y los levitas que vivan en tus ciudades, y celebrarás en la presencia del SEÑOR tu Dios cada cosa que haces. Y ten mucho cuidado de no desamparar a los levitas mientras vivas en tu tierra. »Cuando el SEÑOR tu Dios expanda tu territorio, tal como lo prometió, y tengas ganas de comer carne, podrás comer carne con libertad cada vez que lo desees. Podría ser que el lugar de adoración designado —el lugar que el SEÑOR tu Dios elija para que su nombre sea honrado— quede muy lejos de tu hogar. De ser así, podrás matar cualquier animal que el SEÑOR te haya dado, tanto del ganado como ovejas o cabras, y comer su carne sin impedimento en la ciudad donde vives, tal como te ordené. Cualquier persona del pueblo, esté o no ceremonialmente pura, podrá comer de esa carne como ahora comes de las gacelas y de los ciervos. Pero nunca consumas la sangre, porque la sangre es vida, y no deberás consumir la vida con la carne. En cambio, derrama la sangre sobre la tierra como si fuera agua. No consumas la sangre, para que todo te salga bien a ti y a todos tus descendientes, porque estarás haciendo lo que al SEÑOR le agrada. »Lleva todo lo que hayas consagrado y también las ofrendas para cumplir tus juramentos al lugar que el SEÑOR elija. Debes presentar la carne y la sangre de tus ofrendas quemadas sobre el altar del SEÑOR tu Dios. Debes derramar la sangre de los otros sacrificios sobre el altar del SEÑOR tu Dios, pero puedes comer la carne. Asegúrate de obedecer todos mis mandatos, para que te vaya bien a ti y a todos tus descendientes, porque así estarás haciendo lo que es bueno y agradable ante el SEÑOR tu Dios.