Génesis 27:39-40
Génesis 27:39-40 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)
Entonces Isaac le dijo: «Vivirás lejos de las tierras fértiles y de la lluvia que cae del cielo. Tendrás que defenderte con tu espada y serás siervo de tu hermano; pero cuando te hagas fuerte, te librarás de él.»
Génesis 27:39-40 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)
Entonces su padre dijo: «Vivirás lejos de las riquezas de la tierra, lejos del rocío que cae del cielo. Gracias a tu espada, vivirás y servirás a tu hermano. Pero, cuando te impacientes, te librarás de su yugo».
Génesis 27:39-40 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)
En respuesta, su padre le dijo: «Vivirás lejos de la tierra fértil, y lejos de la lluvia del cielo. Defenderás tu vida con el filo de tu espada, y estarás al servicio de tu hermano, pero cuando llegues a ser poderoso te librarás de su dominio».
Génesis 27:39-40 Reina Valera Contemporánea (RVC)
Entonces Isaac, su padre, le respondió así: «Tendrás tu habitación en lo mejor de la tierra, y gozarás del rocío de los cielos de arriba. Vivirás gracias a tu espada, y servirás a tu hermano; y una vez que te hayas fortalecido te quitarás del cuello su yugo.»
Génesis 27:39-40 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)
Entonces Isaac su padre habló y le dijo: He aquí, será tu habitación en grosuras de la tierra, Y del rocío de los cielos de arriba; Y por tu espada vivirás, y a tu hermano servirás; Y sucederá cuando te fortalezcas, Que descargarás su yugo de tu cerviz.
Génesis 27:39-40 La Biblia de las Américas (LBLA)
Entonces su padre Isaac respondió, y le dijo: He aquí, lejos de la fertilidad de la tierra será tu morada, y lejos del rocío que baja del cielo. Por tu espada vivirás, y a tu hermano servirás; mas acontecerá que cuando te impacientes, arrancarás su yugo de tu cerviz.
Génesis 27:39-40 Nueva Traducción Viviente (NTV)
Finalmente su padre Isaac le dijo: «Tú vivirás lejos de las riquezas de la tierra y lejos del rocío que desciende de los cielos. Vivirás de la espada y servirás a tu hermano. Sin embargo, cuando decidas liberarte, te sacudirás su yugo del cuello».