Isaías 41:1-10
Isaías 41:1-10 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)
Escuchadme, costas, y esfuércense los pueblos; acérquense, y entonces hablen; estemos juntamente a juicio. ¿Quién despertó del oriente al justo, lo llamó para que le siguiese, entregó delante de él naciones, y le hizo enseñorear de reyes; los entregó a su espada como polvo, como hojarasca que su arco arrebata? Los siguió, pasó en paz por camino por donde sus pies nunca habían entrado. ¿Quién hizo y realizó esto? ¿Quién llama las generaciones desde el principio? Yo Jehová, el primero, y yo mismo con los postreros. Las costas vieron, y tuvieron temor; los confines de la tierra se espantaron; se congregaron, y vinieron. Cada cual ayudó a su vecino, y a su hermano dijo: Esfuérzate. El carpintero animó al platero, y el que alisaba con martillo al que batía en el yunque, diciendo: Buena está la soldadura; y lo afirmó con clavos, para que no se moviese. Pero tú, Israel, siervo mío eres; tú, Jacob, a quien yo escogí, descendencia de Abraham mi amigo. Porque te tomé de los confines de la tierra, y de tierras lejanas te llamé, y te dije: Mi siervo eres tú; te escogí, y no te deseché. No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.
Isaías 41:1-10 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)
«¡Callen en mi presencia, costas lejanas! ¡Naciones, renueven sus fuerzas! Acérquense y hablen; reunámonos para juicio. »¿Quién despertó al que viene del oriente y lo llamó en justicia a su servicio? Pone a las naciones en sus manos; ante él los reyes se rinden. Con su espada los vuelve polvo, con su arco los dispersa como paja. Con paso firme los persigue por una senda que nunca antes pisó. ¿Quién realizó esto? ¿Quién lo hizo posible? ¿Quién llamó a las generaciones desde el principio? Yo, el SEÑOR, estoy con los primeros y estaré con los últimos». Lo han visto las costas lejanas y temen; tiemblan los confines de la tierra. ¡Ya se acercan, ya vienen! Cada uno ayuda a su compañero y dice a su hermano: ¡Sé fuerte! El artesano anima al joyero y el que aplana con el martillo dice al que golpea el yunque: «¡Es buena la soldadura!»; luego asegura el ídolo con clavos para que no se tambalee. «Pero tú, Israel, mi siervo, tú, Jacob, a quien he escogido, descendiente de Abraham, mi amigo: Te tomé de los confines de la tierra, te llamé de los rincones más remotos y te dije: “Tú eres mi siervo”. Yo te escogí; no te rechacé. Así que no temas, porque yo estoy contigo; no te angusties, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré y te ayudaré; te sostendré con la diestra de mi justicia.
Isaías 41:1-10 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)
Dios dijo: «Ustedes, países del mar, ¡guarden silencio y escuchen! Y ustedes, naciones todas, ¡sean valientes! Vengan, que vamos a tratar un asunto muy importante; ¡juntémonos para discutirlo! »Yo soy el Dios de Israel; yo hice venir del este al victorioso rey Ciro. Conforme avanza su ejército yo humillo a los reyes, y le entrego sus naciones. Con sus armas en la mano, Ciro los ha borrado del mapa como a un puñado de polvo. Los persigue con tanta rapidez que parece no tocar el suelo. »Yo soy el único Dios y mantengo bajo control todo lo que pasa en este mundo. He existido desde el principio, y existiré hasta el final. »Los pueblos del mar se llenaron de miedo cuando vieron que se acercaban Ciro y sus ejércitos. La tierra también tembló de un extremo a otro. »Los que adoran ídolos se ayudan unos a otros: el artesano anima al escultor, y el que trabaja con el martillo dice al que golpea en el yunque: “Has hecho un buen trabajo”. Después sujeta al ídolo con clavos para mantenerlo firme». Dios siguió diciendo: «Escúchenme, israelitas, descendientes de mi amigo Abraham, de las regiones más lejanas yo los llamé a mi servicio; los elegí, y no los he rechazado. Por tanto, no tengan miedo, pues yo soy su Dios y estoy con ustedes. Mi mano victoriosa les dará fuerza y ayuda; mi mano victoriosa siempre les dará su apoyo.
Isaías 41:1-10 Reina Valera Contemporánea (RVC)
Ustedes, las costas, ¡escúchenme! Y ustedes, los pueblos, ¡cobren fuerza! ¡Acérquense, y entonces hablen! ¡Entablemos juntos el juicio! ¿Quién despertó del oriente al justo? ¿Quién le pidió seguir sus pasos? ¿Quién le entregó naciones y lo hizo señor de reyes? ¿Quién los hizo polvo con su espada? ¿Quién los arrebató con su arco, como hojarasca? Él fue tras ellos, y tranquilamente pasó por caminos antes intransitables. ¿Quién hizo esto posible? ¿Quién llamó desde el principio a las generaciones? ¡Yo, que soy el Señor! ¡Yo, que soy el primero y el último! Las costas vieron esto, y tuvieron temor; los confines de la tierra se asustaron y corrieron a reunirse. Unos a otros se ayudaron; entre vecinos y parientes se animaron. El carpintero animó al platero; el que martilleaba el metal dijo al que lo moldeaba en el yunque: «Esto va saliendo bien», y lo afirmó con clavos, para que no se moviera. Pero tú, Israel, eres mi siervo; tú, Jacob, a quien yo escogí, desciendes de mi amigo Abrahán. Yo fui quien te tomó de los confines de la tierra; yo te llamé de tierras lejanas. Yo te escogí, y no te rechacé; yo te dije: «Tú eres mi siervo». No tengas miedo, que yo estoy contigo; no te desanimes, que yo soy tu Dios. Yo soy quien te da fuerzas, y siempre te ayudaré; siempre te sostendré con mi justiciera mano derecha.
Isaías 41:1-10 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)
«Callen ante mí, países del mar. Naciones, ármense de todo su valor. Vengan, para que hablemos de este asunto; vamos a reunirnos para discutirlo. ¿Quién fue el que hizo aparecer en el oriente a ese rey que siempre sale victorioso? ¿Quién le entrega las naciones y hace que los reyes se le humillen, para que con su espada y su arco los triture y los disperse como a paja? ¿Quién hace que los persiga y que avance tranquilo como si no tocara el camino con los pies? ¿Quién ha realizado esta obra? ¿Quién, desde el principio, ha ordenado el curso de la historia? Yo, el Señor, el único Dios, el primero y el último. Los países del mar lo vieron y se llenaron de miedo; la tierra tembló de un extremo a otro. Ya se acercan, ya vienen.» Cada artesano ayuda y anima a su compañero. El escultor anima al joyero; el que martilla anima al que golpea el yunque, y dice si la soldadura es buena, y luego asegura la estatua con clavos para que no se tambalee. «Escucha, Israel, pueblo de Jacob, mi siervo, a quien yo he elegido, pueblo descendiente de mi amigo Abraham: Yo te saqué del extremo de la tierra, te llamé desde el rincón más alejado y te dije: “Tú eres mi siervo.” Yo te elegí y no te he rechazado. No tengas miedo, pues yo estoy contigo; no temas, pues yo soy tu Dios. Yo te doy fuerzas, yo te ayudo, yo te sostengo con mi mano victoriosa.
Isaías 41:1-10 La Biblia de las Américas (LBLA)
Guardad silencio ante mí, costas, y renueven sus fuerzas los pueblos; acérquense y entonces hablen, juntos vengamos a juicio. ¿Quién ha levantado del oriente al que Él llama en justicia a sus pies? Ante Él entrega naciones, y a reyes somete. Los deja como polvo con su espada, como hojarasca dispersa con su arco. Los persigue, pasando seguros por una senda por donde no habían andado sus pies. ¿Quién lo ha hecho y lo ha realizado, llamando a las generaciones desde el principio? Yo, el SEÑOR, soy el primero, y con los postreros soy. ¶Las costas han visto y temen, tiemblan los confines de la tierra, se han acercado y han venido. Cada uno ayuda a su prójimo, y dice a su hermano: Sé fuerte. El artífice anima al fundidor, y el que alisa a martillo al que bate el yunque, diciendo de la soldadura: Está bien. Entonces asegura su obra con clavos, para que no se mueva. Pero tú, Israel, siervo mío, Jacob, a quien he escogido, descendiente de Abraham, mi amigo; tú, a quien tomé de los confines de la tierra, y desde sus lugares más remotos te llamé, y te dije: «Mi siervo eres tú; yo te he escogido y no te he rechazado»: No temas, porque yo estoy contigo; no te desalientes, porque yo soy tu Dios. Te fortaleceré, ciertamente te ayudaré, sí, te sostendré con la diestra de mi justicia.
Isaías 41:1-10 Nueva Traducción Viviente (NTV)
«Escuchen en silencio ante mí, tierras más allá del mar. Traigan sus argumentos más convincentes. Vengan ahora y hablen; el tribunal está listo para oír su caso. »¿Quién ha incitado a ese rey del oriente, llamándolo en justicia para el servicio de Dios? ¿Quién le da victoria a ese hombre sobre muchas naciones y permite que pisotee a los reyes? Con su espada, reduce a polvo a los ejércitos y con su arco los esparce como la paja ante el viento. Los persigue y avanza seguro, aunque pisa terreno desconocido. ¿Quién ha hecho obras tan poderosas, llamando a cada nueva generación desde el principio del tiempo? Soy yo, el SEÑOR, el Primero y el Último; únicamente yo lo soy». Las tierras más allá del mar observan con temor; las tierras lejanas tiemblan y se movilizan para la guerra. Los fabricantes de ídolos se alientan unos a otros y se dicen: «¡Sé fuerte!». El escultor anima al orfebre, y el que hace moldes colabora en el yunque. «Muy bien —dicen—, está quedando bien». Con cuidado juntan las piezas, después sujetan el ídolo para que no se caiga. «Pero en cuanto a ti, Israel, mi siervo, Jacob, a quien he escogido, descendiente de mi amigo Abraham, te he llamado desde los confines de la tierra, diciéndote: “Eres mi siervo”. Pues te he escogido y no te desecharé. No tengas miedo, porque yo estoy contigo; no te desalientes, porque yo soy tu Dios. Te daré fuerzas y te ayudaré; te sostendré con mi mano derecha victoriosa.