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Isaías 63:1-14

Isaías 63:1-14 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)

¿Quién es este que viene de Edom, desde Bosra, con ropas teñidas de rojo? ¿Quién es este de espléndido ropaje, que avanza con fuerza arrolladora? «Soy yo, el que habla con justicia, el que tiene poder para salvar». ¿Por qué están rojos tus vestidos, como los del que pisa las uvas en el lagar? «He pisado el lagar yo solo; ninguno de los pueblos estuvo conmigo. Los he pisoteado en mi enojo; los he aplastado en mi ira. Su sangre salpicó mis vestidos, y me manché toda la ropa. ¡Ya tengo planeado el día de la venganza! ¡El año de mi redención ha llegado! Miré, pero no hubo quien me ayudara, me asombró que nadie me diera apoyo. Mi propio brazo me dio la victoria; mi propia ira me sostuvo. En mi enojo pisoteé a los pueblos y los embriagué con la copa de mi ira; hice correr su sangre sobre la tierra». Recordaré las misericordias del SEÑOR, y sus hechos dignos de alabanza, por todo lo que hizo por nosotros, por su compasión y gran amor. ¡Sí, por la multitud de cosas buenas que ha hecho por los descendientes de Israel! Declaró: «Verdaderamente son mi pueblo, hijos que no me engañarán». Así se convirtió en el Salvador de ellos. Si ellos se angustiaban, él también se angustiaba; el ángel de su presencia los salvó. En su amor y misericordia los rescató; los levantó y los llevó en los tiempos de antaño. Pero ellos se rebelaron y afligieron a su Santo Espíritu. Por eso se convirtió en su enemigo y luchó él mismo contra ellos. Su pueblo recordó los tiempos pasados, los tiempos de Moisés: ¿Dónde está el que los hizo subir del mar, con el pastor de su rebaño? ¿Dónde está el que puso su santo Espíritu entre ellos, el que hizo que su glorioso brazo marchara a la derecha de Moisés, el que separó las aguas a su paso, para ganarse renombre eterno? ¿Dónde está el que los guio a través del mar profundo, como a caballo en el desierto, sin que ellos tropezaran? El Espíritu del SEÑOR les dio descanso, como a ganado que pasta en la llanura. Fue así como guiaste a tu pueblo, para hacerte un nombre glorioso.

Isaías 63:1-14 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)

¿Quién es este que viene de Edom, de Bosra, con vestidos rojos? ¿Este hermoso en su vestido, que marcha en la grandeza de su poder? Yo, el que hablo en justicia, grande para salvar. ¿Por qué es rojo tu vestido, y tus ropas como del que ha pisado en lagar? He pisado yo solo el lagar, y de los pueblos nadie había conmigo; los pisé con mi ira, y los hollé con mi furor; y su sangre salpicó mis vestidos, y manché todas mis ropas. Porque el día de la venganza está en mi corazón, y el año de mis redimidos ha llegado. Miré, y no había quien ayudara, y me maravillé que no hubiera quien sustentase; y me salvó mi brazo, y me sostuvo mi ira. Y con mi ira hollé los pueblos, y los embriagué en mi furor, y derramé en tierra su sangre. De las misericordias de Jehová haré memoria, de las alabanzas de Jehová, conforme a todo lo que Jehová nos ha dado, y de la grandeza de sus beneficios hacia la casa de Israel, que les ha hecho según sus misericordias, y según la multitud de sus piedades. Porque dijo: Ciertamente mi pueblo son, hijos que no mienten; y fue su Salvador. En toda angustia de ellos él fue angustiado, y el ángel de su faz los salvó; en su amor y en su clemencia los redimió, y los trajo, y los levantó todos los días de la antigüedad. Mas ellos fueron rebeldes, e hicieron enojar su santo espíritu; por lo cual se les volvió enemigo, y él mismo peleó contra ellos. Pero se acordó de los días antiguos, de Moisés y de su pueblo, diciendo: ¿Dónde está el que les hizo subir del mar con el pastor de su rebaño?, ¿dónde el que puso en medio de él su santo espíritu, el que los guio por la diestra de Moisés con el brazo de su gloria; el que dividió las aguas delante de ellos, haciéndose así nombre perpetuo, el que los condujo por los abismos, como un caballo por el desierto, sin que tropezaran? El Espíritu de Jehová los pastoreó, como a una bestia que desciende al valle; así pastoreaste a tu pueblo, para hacerte nombre glorioso.

Isaías 63:1-14 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)

¿Quién es ese que llega desde Bosrá, la capital del reino de Edom, con las ropas teñidas de rojo? ¿Quién es ese que está tan bien vestido y avanza con una fuerza terrible? Soy yo, el Dios de Israel, el que anuncia la victoria y tiene poder para salvar. ¿Y por qué están rojas tus ropas, como si hubieras pisado uvas? Yo he destruido a mis enemigos; los he aplastado como a la uvas cuando se hace el vino; con furia los he pisoteado, y su sangre me manchó la ropa. Consideré que ya era tiempo de hacer justicia y de salvar a mi pueblo. Miré, y vi con sorpresa que nadie estaba dispuesto a ayudarme. Fue mi poder el que me dio la victoria; lleno de furia aplasté a las naciones, y su sangre corrió por el suelo. Isaías dijo: «Quiero hablar del amor de Dios, y cantar sus alabanzas por todos sus favores. »Dios ha sido muy bondadoso con el pueblo de Israel, le ha mostrado su bondad y su gran amor. »Dios había dicho: “Ellos son mi pueblo, son mis hijos fieles”. »Por eso Dios los salvó de todos sus males. No fue un enviado suyo el que los salvó, sino Dios en persona. Él los libró por su amor y su misericordia; los levantó en sus brazos, como siempre lo había hecho. »Pero los israelitas desobedecieron y ofendieron al Dios santo; por eso, él los trató como si fueran enemigos y les declaró la guerra. »Entonces ellos se acordaron de lo que Dios había hecho en los tiempos pasados; se acordaron de cómo Moisés había liberado a su pueblo, y por eso se preguntaban: “¿Dónde está ahora el Dios que sacó del río Nilo a Moisés, el líder de los israelitas?” »También se preguntaban: “¿Dónde está ahora el Dios que puso en Moisés su santo espíritu? ¿Dónde está ahora el Dios que con su gran poder acompañó a Moisés; el Dios que se hizo famoso cuando dividió el mar para que su pueblo cruzara librándolo de todo peligro? ¿Dónde está el Dios que le dio descanso a su pueblo, como cuando el ganado baja a pastar a la llanura?”»

Isaías 63:1-14 Reina Valera Contemporánea (RVC)

¿Quién es este que viene de Edom? ¿Quién viene de Bosra, vestido de rojo? ¿Quién es el que marcha con gran poder, envuelto en tan hermoso vestido? «Soy yo, el que habla con justicia; el que es grande para salvar.» ¿Y cómo es que tu vestido es rojo? A juzgar por tus ropas, ¡pareciera que estuviste pisando uvas en un lagar! «Yo solo he pisado la uvas del lagar. De los pueblos, ninguno estaba conmigo. En mi enojo, aplasté esas uvas; en mi furor las pisoteé, y su sangre me salpicó la ropa y me manché mis vestiduras. Y es que solo pienso en el día de la venganza; ¡ha llegado el año de mi redención! Miré, y no había quien me ayudara. Me sorprendió no contar con ningún apoyo. ¡Fue mi brazo el que me dio la victoria! ¡Fue mi enojo lo que me sostuvo! En mi enojo aplasté a los pueblos; ¡los embriagué con mi furor, y derramé su sangre por el suelo!» ¡Haré memoria de la gran misericordia del Señor! ¡Evocaré sus alabanzas por todo lo que él ha hecho por nosotros! ¡Por su gran bondad hacia la casa de Israel! ¡Por haber tenido compasión de nosotros, conforme a su gran misericordia! Porque él dijo: «Ellos son mi pueblo. Son mis hijos, y no saben mentir.» Y se convirtió en su salvador. Si ellos se angustiaban, también él se angustiaba; su ángel mismo acudió a salvarlos. Por su amor y su clemencia les dio libertad; los puso en pie y los llevó en sus brazos, como lo hizo siempre en el pasado. Pero ellos fueron rebeldes y provocaron el enojo de su santo espíritu. Por eso él se volvió su enemigo y luchó contra ellos. Entonces ellos se acordaron de los días de antaño, y de Moisés y de su pueblo, y se preguntaron: «¿Dónde está el que los hizo cruzar el mar como un rebaño, con un pastor a la cabeza? ¿Dónde está el que puso su santo espíritu en medio de su pueblo? ¿Dónde está el que los guio por la diestra de Moisés y con el poder de su brazo? ¿Dónde, el que dividió las aguas ante sus ojos y se ganó así fama perpetua? ¿Dónde está el que los llevó sin tropiezo por los abismos del mar, como a un caballo que cruza el desierto?» El espíritu del Señor fue su pastor. Los guio como al ganado cuando baja a las cañadas. ¡Así, Señor, guiaste a tu pueblo, y te ganaste fama y gloria!

Isaías 63:1-14 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)

—¿Quién es ese que viene de Bosrá, capital de Edom, con su ropa teñida de rojo, que viene vestido espléndidamente y camina con fuerza terrible? —Soy yo, que anuncio la victoria y soy poderoso para salvar. —¿Y por qué tienes rojo el vestido, como si hubieras pisado uvas con los pies? —Sí, estuve pisando las uvas yo solo, nadie me ayudó; lleno de ira pisoteé a mis enemigos, los aplasté con furor, y su sangre me salpicó los vestidos y me manchó toda la ropa. Yo decidí que un día tendría que hacer justicia; había llegado el tiempo de libertar a mi pueblo. Miré, y no había quien me ayudara; quedé admirado de que nadie me apoyara. Mi brazo me dio la victoria y mi ira me sostuvo. Lleno de ira aplasté a las naciones, las destruí con furor e hice correr su sangre por el suelo. Yo quiero hablar del amor del Señor, cantar sus alabanzas por todo lo que él ha hecho por nosotros, por su inmensa bondad con la familia de Israel, por lo que ha hecho en su bondad y en su gran amor. Él dijo: «Ellos son mi pueblo, hijos que no habrán de traicionarme.» Y él los salvó de todas sus aflicciones. No fue un enviado suyo quien los salvó; fue el Señor en persona. Él los libertó por su amor y su misericordia, los levantó, los tomó en brazos. Así lo ha hecho siempre. Pero ellos se rebelaron contra el Señor y ofendieron su santidad; por eso se volvió enemigo de ellos y les hizo la guerra. Ellos se acordaron de los tiempos antiguos, de Moisés que libertó a su pueblo, y se preguntaban: «¿Dónde está Dios, que salvó del Nilo a Moisés, pastor de su rebaño? ¿Dónde está el que puso en Moisés su santo espíritu, el que hizo que su glorioso poder acompañara a Moisés, el que dividió el mar delante de su pueblo para alcanzar fama eterna, el que los hizo pasar por el fondo del mar sin resbalar, como caballos por el desierto, como ganado que baja a la llanura?» El espíritu del Señor los guiaba. Así condujo a su pueblo y alcanzó fama y gloria.

Isaías 63:1-14 La Biblia de las Américas (LBLA)

¿Quién es este que viene de Edom, de Bosra con vestiduras de colores brillantes; este, majestuoso en su ropaje, que marcha en la plenitud de su fuerza? Soy yo que hablo en justicia, poderoso para salvar. ¿Por qué es rojo tu ropaje, y tus vestiduras como las del que pisa en el lagar? El lagar lo he pisado yo solo; de los pueblos, ningún hombre estaba conmigo. Los pisé en mi ira y los hollé en mi furor; su sangre salpicó mis vestiduras y manché todo mi ropaje. Porque el día de la venganza estaba en mi corazón, y el año de mi redención había llegado. Miré, y no había quien ayudara, me asombré de que no hubiera quien apoyara; entonces me salvó mi brazo, y fue mi furor el que me sostuvo. Pisoteé los pueblos en mi ira, los embriagué en mi furor y derramé su sangre por tierra. EÑOR ¶Las misericordias del SEÑOR recordaré, las alabanzas del SEÑOR, conforme a todo lo que nos ha otorgado el SEÑOR, y la gran bondad hacia la casa de Israel, que les ha otorgado conforme a su compasión, y conforme a la multitud de sus misericordias. Porque Él dijo: Ciertamente, ellos son mi pueblo, hijos que no engañarán. Y Él fue su Salvador. En todas sus angustias Él fue afligido, y el ángel de su presencia los salvó; en su amor y en su compasión los redimió, los levantó y los sostuvo todos los días de antaño. Mas ellos se rebelaron y contristaron su santo Espíritu; por lo cual Él se convirtió en su enemigo y peleó contra ellos. Entonces su pueblo se acordó de los días antiguos, de Moisés. ¿Dónde está el que los sacó del mar con los pastores de su rebaño? ¿Dónde está el que puso su santo Espíritu en medio de ellos, el que hizo que su glorioso brazo fuera a la diestra de Moisés, el que dividió las aguas delante de ellos para hacerse un nombre eterno, el que los condujo por los abismos? Como un caballo en el desierto, no tropezaron; como a ganado que desciende al valle, el Espíritu del SEÑOR les dio descanso. Así guiaste a tu pueblo, para hacerte un nombre glorioso.

Isaías 63:1-14 Nueva Traducción Viviente (NTV)

¿Quién es este que viene desde Edom, desde la ciudad de Bosra, con sus ropas teñidas de rojo? ¿Quién es este que lleva vestiduras reales y marcha en su gran fuerza? «¡Soy yo, el SEÑOR, proclamando su salvación! ¡Soy yo, el SEÑOR, quien tiene el poder para salvar!». ¿Por qué están tan rojas tus ropas, como si hubieras estado pisando uvas? «Estuve pisando el lagar yo solo; no había nadie allí para ayudarme. En mi enojo, he pisado a mis enemigos como si fueran uvas. En mi furia he pisado a mis adversarios; su sangre me ha manchado la ropa. Ha llegado la hora de cobrar venganza por mi pueblo, de rescatar a mi pueblo de sus opresores. Estaba asombrado al ver que nadie intervenía para ayudar a los oprimidos. Así que yo mismo me interpuse para salvarlos con mi brazo fuerte, y mi ira me sostuvo. Aplasté a las naciones en mi enojo, las hice tambalear y caer al suelo, y derramé su sangre sobre la tierra». Hablaré del amor inagotable del SEÑOR; alabaré al SEÑOR por todo lo que ha hecho. Me alegraré por su gran bondad con Israel, que le concedió según su misericordia y su amor. Él dijo: «Ellos son mi pueblo. Ciertamente no volverán a traicionarme». Y se convirtió en su Salvador. Cuando ellos sufrían, él también sufrió, y él personalmente los rescató. En su amor y su misericordia los redimió; los levantó y los tomó en brazos a lo largo de los años. Pero ellos se rebelaron contra él y entristecieron a su Santo Espíritu. Así que él se convirtió en enemigo de ellos y peleó contra ellos. Entonces recordaron los días de antaño cuando Moisés sacó a su pueblo de Egipto. Clamaron: «¿Dónde está el que llevó a Israel a través del mar con Moisés como pastor? ¿Dónde está el que envió a su Santo Espíritu para que estuviera en medio de su pueblo? ¿Dónde está aquel que manifestó su poder cuando Moisés levantó su mano, el que dividió el mar delante de ellos y se hizo famoso para siempre? ¿Dónde está el que los hizo pasar por el fondo del mar? Eran como magníficos sementales que corrían por el desierto sin tropezar. Al igual que el ganado que desciende a un valle pacífico, el Espíritu del SEÑOR les daba descanso. Tú guiaste a tu pueblo, SEÑOR, y te ganaste una magnífica reputación».