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Jueces 1:1-26

Jueces 1:1-26 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)

Después de la muerte de Josué, los israelitas preguntaron al SEÑOR: —¿Quién de nosotros será el primero en subir y pelear contra los cananeos? El SEÑOR respondió: —Judá será el primero en subir, puesto que ya he entregado el país en sus manos. Entonces los de la tribu de Judá dijeron a sus hermanos de la tribu de Simeón: «Suban con nosotros al territorio que nos ha tocado y pelearemos contra los cananeos; después nosotros iremos con ustedes al territorio que les tocó». Y los de la tribu de Simeón los acompañaron. Cuando Judá atacó, el SEÑOR entregó en sus manos a los cananeos y a los ferezeos. En Bézec derrotaron a diez mil hombres. Allí se toparon con Adoní Bézec y pelearon contra él, y derrotaron a los cananeos y a los ferezeos. Adoní Bézec logró escapar, pero lo persiguieron hasta que lo capturaron, y le cortaron los pulgares de las manos y los dedos gordos de los pies. Entonces Adoní Bézec exclamó: «¡Setenta reyes, cortados los pulgares de las manos y los dedos gordos de los pies, recogían migajas debajo de mi mesa! ¡Ahora Dios me ha hecho lo mismo que yo hice con ellos!». Luego lo llevaron a Jerusalén y allí murió. Los de la tribu de Judá también atacaron a Jerusalén; la capturaron, hirieron a sus habitantes a filo de espada y luego incendiaron la ciudad. Después la tribu de Judá fue a pelear contra los cananeos que vivían en la región montañosa, en el Néguev y en la llanura. Avanzaron contra los cananeos que vivían en Hebrón, ciudad que antes se llamaba Quiriat Arbá, y derrotaron a Sesay, Ajimán y Talmay. De allí avanzaron para atacar a los habitantes de Debir, ciudad que antes se llamaba Quiriat Séfer. Y Caleb dijo: «A quien derrote a Quiriat Séfer y la conquiste, yo le daré por esposa a mi hija Acsa». Entonces Otoniel, hijo de Quenaz y hermano menor de Caleb, la conquistó; así que Caleb le dio por esposa a su hija Acsa. Cuando ella llegó, convenció a Otoniel de que pidiera un terreno a su padre. Al bajar Acsa del asno, Caleb preguntó: —¿Qué te pasa? —Concédeme un gran favor —respondió ella—. Ya que me has dado tierras en el Néguev, dame también manantiales. Fue así como Caleb dio a su hija manantiales en las zonas altas y en las bajas. Los descendientes de Hobab el quenita, suegro de Moisés, acompañaron a la tribu de Judá desde la Ciudad de las Palmeras hasta el desierto de Judá, que está en el Néguev, cerca de Arad. Allí habitaron con la gente del lugar. Después fueron los de la tribu de Judá con sus hermanos de la tribu de Simeón y derrotaron a los cananeos que vivían en Sefat, ciudad que destruyeron por completo. Desde entonces Sefat fue llamada Jormá. Los hombres de Judá también conquistaron las ciudades de Gaza, Ascalón y Ecrón, cada una de ellas con su propio territorio. El SEÑOR estaba con los hombres de Judá. Estos tomaron posesión de la región montañosa, pero no pudieron expulsar a los que vivían en las llanuras, porque esa gente contaba con carros de hierro. Tal como lo había prometido Moisés, Caleb recibió Hebrón y expulsó de esa ciudad a los tres hijos de Anac. En cambio, los de la tribu de Benjamín no lograron expulsar a los jebuseos, que vivían en Jerusalén. Por eso hasta el día de hoy los jebuseos viven con los benjamitas en Jerusalén. Los de la tribu de José, por su parte, subieron contra Betel, pues el SEÑOR estaba con ellos. Enviaron espías a Betel, ciudad que antes se llamaba Luz. Estos espías, al ver que un hombre salía de la ciudad, le dijeron: «Muéstranos cómo entrar en la ciudad y seremos bondadosos contigo». Aquel hombre les mostró cómo entrar en la ciudad y ellos la conquistaron a filo de espada; pero al hombre y a toda su familia les perdonaron la vida. Y ese hombre se fue a la tierra de los hititas, donde fundó una ciudad a la que llamó Luz, nombre que conserva hasta el día de hoy.

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Jueces 1:1-26 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)

Después de la muerte de Josué, los israelitas le preguntaron a Dios: —¿Cuál de nuestras tribus atacará primero a los cananeos? Dios les respondió: —Primero atacará la tribu de Judá, pues a ellos les voy a entregar ese territorio. Entonces los de Judá les dijeron a los de Simeón: «Vengan con nosotros a pelear contra los cananeos. Primero iremos al territorio que nos ha tocado a nosotros, y después al de ustedes». Los de Simeón aceptaron, así que salieron juntos a pelear, y Dios los ayudó a derrotar a los cananeos y a los ferezeos. En Bézec derrotaron a diez mil ferezeos y cananeos, entre los cuales estaba el rey Adonisédec. Durante la lucha Adonisédec había escapado, pero lo persiguieron y capturaron, y le cortaron los pulgares de las manos y los dedos gordos de los pies. Entonces Adonisédec dijo: «Dios ha hecho conmigo lo mismo que yo hice con setenta reyes: les corté los pulgares y los dedos gordos, y andaban bajo mi mesa recogiendo las sobras». Después, Adonisédec fue llevado a Jerusalén, y allí murió. Los de Judá atacaron a Jerusalén y la conquistaron. Mataron a toda la gente de esa ciudad, y luego la incendiaron. Después fueron a atacar a los cananeos que vivían en las montañas, en el desierto del sur y en la llanura. Atacaron también a los cananeos que vivían en Hebrón, ciudad que antes se llamaba Quiriat-arbá. Allí derrotaron a los grupos cananeos de Sesai, Ahimán y Talmai. Luego los de Judá marcharon hacia la ciudad de Debir, que antes se llamaba Quiriat-séfer. Caleb había prometido que quien conquistara Debir se casaría con su hija Acsa, y fue su sobrino Otoniel quien la conquistó. Así que Caleb le dio a Otoniel su hija Acsa por esposa. Otoniel era hijo de Quenaz, el hermano menor de Caleb. El día de su casamiento, Otoniel le dijo a Acsa que le pidiera un terreno a su padre. Cuando Caleb la vio bajar de su burro, le preguntó qué quería; y Acsa le dijo: «Los terrenos que me has dado no tienen agua. Por favor, dame también manantiales». Y Caleb le dio el manantial Alto y el manantial Bajo. Los quenitas, que eran descendientes del suegro de Moisés, salieron de Jericó junto con la tribu de Judá, y se fueron al desierto que está al sur de Arad. Allí se quedaron a vivir. Después los de Judá, junto con los de Simeón, derrotaron a los cananeos que vivían en Sefat. Como destruyeron por completo esa ciudad, la llamaron Hormá. Con la ayuda de Dios, la tribu de Judá se apoderó de la zona montañosa, pero no de la llanura, porque los habitantes de esa región tenían carros de hierro. No pudieron conquistar Gaza ni Ascalón ni Ecrón, ni tampoco los territorios vecinos. Y tal como Moisés había prometido, la región de Hebrón le fue dada a Caleb, para que allí viviera. Por eso Caleb echó de esa región a los tres grupos de familias que descendían del gigante Anac. Pero los de la tribu de Benjamín no pudieron echar a los jebuseos, que vivían en Jerusalén. Por eso, hasta el día en que este relato se escribió, los jebuseos vivieron en Jerusalén, junto con los de Benjamín. Las tribus de Efraín y Manasés decidieron atacar a Betel, la ciudad que antes se llamaba Luz; así que enviaron espías a esa ciudad, y Dios los ayudó. Cuando esos espías vieron a un hombre que salía de la ciudad, le dijeron: «Si nos muestras cómo entrar en la ciudad, no te haremos ningún daño». Aquel hombre les enseñó cómo entrar en la ciudad, y así pudieron entrar los de Efraín y Manasés. Mataron a todos los que allí vivían, pero no al que los había ayudado ni a su familia. Más tarde, ese hombre se fue al territorio de los hititas y edificó una nueva ciudad, a la cual llamó Luz; y hasta el momento en que este relato se escribe aún se llama así.

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Jueces 1:1-26 Reina Valera Contemporánea (RVC)

Después de la muerte de Josué, los israelitas consultaron al Señor, y le preguntaron: «¿Quién de nosotros irá primero a pelear contra los cananeos?» Y el Señor respondió: «El primero será Judá, porque yo he puesto la tierra en sus manos.» Judá dijo entonces a su hermano Simeón: «Acompáñame al lugar que me ha tocado en suerte. Pelea conmigo contra los cananeos, y yo te acompañaré cuando vayas a reclamar tu tierra.» Y Simeón lo acompañó, y el Señor entregó en sus manos a los cananeos y los ferezeos, y en Bezec hirieron de muerte a diez mil hombres. Y como en Bezec hallaron a Adonibésec, pelearon contra él y derrotaron a los cananeos y ferezeos. Pero Adonibésec huyó, así que lo persiguieron, y cuando lo aprehendieron le cortaron los pulgares de las manos y los dedos gordos de los pies. Entonces Adonibésec dijo: «A setenta reyes les corté los pulgares de las manos y los dedos gordos de los pies, y así recogían las migajas debajo de mi mesa. Lo mismo que les hice a ellos, ahora Dios lo hace conmigo.» Y lo llevaron a Jerusalén, donde murió. Los hijos de Judá atacaron la ciudad de Jerusalén y la tomaron, y mataron a sus habitantes a filo de espada, y luego le prendieron fuego a la ciudad. Después de eso, fueron a pelear contra los cananeos que habitaban en las montañas, en el Néguev, y en los llanos, y también marcharon contra los cananeos que vivían en Hebrón, y que antes se llamaba Quiriat Arbá. Allí hirieron a Sesay, a Ajimán y a Talmay. De Hebrón marcharon contra los habitantes de Debir, ciudad que antes se llamaba Quiriat Séfer. Allí Caleb dijo: «Mi hija Acsa será la mujer de quien ataque Quiriat Séfer y la conquiste.» Y Otoniel hijo de Cenaz, hermano de Caleb, la conquistó y recibió por mujer a Acsa. Y ya se iba ella con Otoniel, cuando él la persuadió de pedirle a su padre tierras de cultivo. Entonces Acsa se apeó del asno, y Caleb le preguntó: «¿Qué es lo que quieres?» Y ella le respondió: «Hazme un regalo. Ya que me diste las tierras del Néguev, dame también manantiales.» Y Caleb le dio los manantiales de arriba y los de abajo. Los quenitas, que eran descendientes del suegro de Moisés, salieron de la ciudad de las palmeras y se fueron a vivir con los hijos de Judá, en el desierto que está en el Néguev cerca de Arad. Judá acompañó a su hermano Simeón a luchar contra los cananeos que habitaban en Sefat, y los derrotaron, y luego de destruir la ciudad le pusieron por nombre Jormá. Judá también tomó Gaza, Ascalón y Ecrón, con sus territorios. Como el Señor estaba de parte de Judá, este arrojó a los habitantes de las montañas, aunque no logró hacer lo mismo con los habitantes de los llanos porque ellos tenían carros de hierro. Pero Caleb recibió Hebrón, tal como Moisés lo había dicho, y arrojó de allí a los tres hijos de Anac. Sin embargo, los benjaminitas no pudieron expulsar a los jebuseos que habitaban en Jerusalén, y estos se quedaron allí, conviviendo con los benjaminitas hasta el día de hoy. El Señor también estaba con la tribu de José, que fue y peleó contra Betel, ciudad que antes se llamaba Luz. Se pusieron espías fuera de la ciudad, y cuando los espías vieron a un hombre salir de la ciudad, lo llamaron y le dijeron: «Dinos cómo entrar a la ciudad, y tendremos compasión de ti.» Y cuando el hombre les mostró la puerta, entraron hiriendo a filo de espada a sus moradores, pero al hombre que los ayudó, lo dejaron ir con toda su familia. Y el hombre se fue a la tierra de los hititas, donde edificó una ciudad que llamó Luz; y así se llama hasta el día de hoy.

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Jueces 1:1-26 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)

Después que murió Josué, los israelitas consultaron al Señor para saber cuál de las tribus debía atacar primero a los cananeos. El Señor respondió que Judá debía atacar primero, y que a Judá le entregaría ese territorio. Entonces los de la tribu de Judá invitaron a sus hermanos, los de la tribu de Simeón, a unirse a ellos para invadir juntos el territorio que le tocaba a Judá, y después invadir juntos también el territorio que le tocaba a Simeón. Los de Simeón aceptaron unirse a los de Judá, y así los de Judá invadieron el territorio de los cananeos y el de los ferezeos, a quienes el Señor entregó en sus manos. En Bézec derrotaron a diez mil de ellos, entre los que se encontraba Adonisédec. Y aunque Adonisédec huyó, ellos lo persiguieron y lo atraparon, y le cortaron los pulgares de las manos y los dedos gordos de los pies. Entonces él dijo: «Antes yo les corté a setenta reyes los pulgares de las manos y los dedos gordos de los pies, y los tuve recogiendo las sobras debajo de mi mesa. Pero ahora Dios me ha hecho a mí lo mismo que yo les hice a ellos.» Y lo llevaron a Jerusalén, donde murió. Los de la tribu de Judá atacaron y tomaron Jerusalén, y después de matar a filo de espada a toda la población, quemaron la ciudad. Luego atacaron a los cananeos que vivían en las montañas, en la región del Négueb y en la llanura. También atacaron a los cananeos de la ciudad de Hebrón, que antes se llamaba Quiriat-arbá, y derrotaron a Sesai, a Ahimán y a Talmai. Luego atacaron la ciudad de Debir, que antes se llamaba Quiriat-séfer. Y Caleb prometió que al que conquistara Debir le daría por esposa a su hija Acsa. El que la conquistó fue Otoniel, hijo de Quenaz, hermano menor de Caleb; entonces Caleb le dio por esposa a su hija Acsa. Pero cuando llegó ella, Otoniel la convenció para que le pidiera un terreno a su padre. Al ver Caleb que Acsa se bajaba de su asno, le preguntó: —¿Qué te pasa? —Quiero que me concedas algo —contestó ella—. Ya que me has dado tierras en el Négueb, dame también manantiales. Y Caleb le dio los manantiales de arriba y los de abajo. Los descendientes de Hobab el quenita, suegro de Moisés, salieron de la ciudad de las palmeras con la tribu de Judá, y fueron al desierto de Judá, al sur de Arad, donde se quedaron a vivir con la gente de la región. Entonces los de la tribu de Judá fueron con los de Simeón, según habían acordado, y atacaron a los cananeos que vivían en Sefat, destruyendo por completo aquella ciudad. Por eso le pusieron el nombre de Hormá. Sin embargo, no pudieron tomar Gaza, Ascalón y Ecrón, ni sus territorios vecinos. Y aunque el Señor acompañaba a los de Judá, y ellos pudieron conquistar las montañas, no pudieron echar de los llanos a los que allí vivían, porque estos tenían carros de hierro. A Caleb le tocó Hebrón, tal como Moisés se lo había prometido, y Caleb desalojó a los tres hijos de Anac. Pero los de la tribu de Benjamín no pudieron echar de Jerusalén a los jebuseos que allí vivían. Por eso, hasta el día de hoy, los jebuseos y los de la tribu de Benjamín siguen viviendo juntos en Jerusalén. Los de las tribus de José decidieron atacar Betel, ciudad que antes se llamaba Luz, y mandaron espías allá. El Señor los ayudaba. Y los espías vieron a un hombre que salía de la ciudad, y le dijeron: «Si tú nos enseñas cómo entrar en la ciudad, nosotros seremos generosos contigo.» El hombre les enseñó cómo entrar en la ciudad, y ellos mataron a filo de espada a todos los que allí vivían; pero le perdonaron la vida al que les había enseñado el camino y a toda su familia. Entonces aquel hombre se fue a la tierra de los hititas y construyó una nueva ciudad, y la llamó Luz, nombre que aún hoy conserva.

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Jueces 1:1-26 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)

Aconteció después de la muerte de Josué, que los hijos de Israel consultaron a Jehová, diciendo: ¿Quién de nosotros subirá primero a pelear contra los cananeos? Y Jehová respondió: Judá subirá; he aquí que yo he entregado la tierra en sus manos. Y Judá dijo a Simeón su hermano: Sube conmigo al territorio que se me ha adjudicado, y peleemos contra el cananeo, y yo también iré contigo al tuyo. Y Simeón fue con él. Y subió Judá, y Jehová entregó en sus manos al cananeo y al ferezeo; e hirieron de ellos en Bezec a diez mil hombres. Y hallaron a Adoni-bezec en Bezec, y pelearon contra él; y derrotaron al cananeo y al ferezeo. Mas Adoni-bezec huyó; y le siguieron y le prendieron, y le cortaron los pulgares de las manos y de los pies. Entonces dijo Adoni-bezec: Setenta reyes, cortados los pulgares de sus manos y de sus pies, recogían las migajas debajo de mi mesa; como yo hice, así me ha pagado Dios. Y le llevaron a Jerusalén, donde murió. Y combatieron los hijos de Judá a Jerusalén y la tomaron, y pasaron a sus habitantes a filo de espada y pusieron fuego a la ciudad. Después los hijos de Judá descendieron para pelear contra el cananeo que habitaba en las montañas, en el Neguev, y en los llanos. Y marchó Judá contra el cananeo que habitaba en Hebrón, la cual se llamaba antes Quiriat-arba; e hirieron a Sesai, a Ahimán y a Talmai. De allí fue a los que habitaban en Debir, que antes se llamaba Quiriat-sefer. Y dijo Caleb: El que atacare a Quiriat-sefer y la tomare, yo le daré a mi hija Acsa por mujer. Y la tomó Otoniel hijo de Cenaz, hermano menor de Caleb; y él le dio a su hija Acsa por mujer. Y cuando ella se iba con él, la persuadió que pidiese a su padre un campo. Y ella se bajó del asno, y Caleb le dijo: ¿Qué tienes? Ella entonces le respondió: Concédeme un don; puesto que me has dado tierra del Neguev, dame también fuentes de aguas. Entonces Caleb le dio las fuentes de arriba y las fuentes de abajo. Y los hijos del ceneo, suegro de Moisés, subieron de la ciudad de las palmeras con los hijos de Judá al desierto de Judá, que está en el Neguev cerca de Arad; y fueron y habitaron con el pueblo. Y fue Judá con su hermano Simeón, y derrotaron al cananeo que habitaba en Sefat, y la asolaron; y pusieron por nombre a la ciudad, Horma. Tomó también Judá a Gaza con su territorio, Ascalón con su territorio y Ecrón con su territorio. Y Jehová estaba con Judá, quien arrojó a los de las montañas; mas no pudo arrojar a los que habitaban en los llanos, los cuales tenían carros herrados. Y dieron Hebrón a Caleb, como Moisés había dicho; y él arrojó de allí a los tres hijos de Anac. Mas al jebuseo que habitaba en Jerusalén no lo arrojaron los hijos de Benjamín, y el jebuseo habitó con los hijos de Benjamín en Jerusalén hasta hoy. También la casa de José subió contra Bet-el; y Jehová estaba con ellos. Y la casa de José puso espías en Bet-el, ciudad que antes se llamaba Luz. Y los que espiaban vieron a un hombre que salía de la ciudad, y le dijeron: Muéstranos ahora la entrada de la ciudad, y haremos contigo misericordia. Y él les mostró la entrada a la ciudad, y la hirieron a filo de espada; pero dejaron ir a aquel hombre con toda su familia. Y se fue el hombre a la tierra de los heteos, y edificó una ciudad a la cual llamó Luz; y este es su nombre hasta hoy.

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Jueces 1:1-26 La Biblia de las Américas (LBLA)

Después de la muerte de Josué, los hijos de Israel consultaron al SEÑOR, diciendo: ¿Quién de nosotros subirá primero contra los cananeos para pelear contra ellos? Y el SEÑOR respondió: Judá subirá; he aquí, yo he entregado el país en sus manos. Entonces Judá dijo a su hermano Simeón: Sube conmigo al territorio que me ha tocado, para que peleemos contra los cananeos; yo también iré contigo al territorio que te ha tocado. Y Simeón fue con él. Subió Judá, y el SEÑOR entregó en sus manos a los cananeos y a los ferezeos, y derrotaron a diez mil hombres en Bezec. Hallaron a Adoni-bezec en Bezec y pelearon contra él, y derrotaron a los cananeos y a los ferezeos. Huyó Adoni-bezec, pero lo persiguieron, lo prendieron y le cortaron los pulgares de las manos y de los pies. Y Adoni-bezec dijo: Setenta reyes, con los pulgares de sus manos y de sus pies cortados, recogían migajas debajo de mi mesa; como yo he hecho, así me ha pagado Dios. Lo llevaron a Jerusalén, y allí murió. Y pelearon los hijos de Judá contra Jerusalén y la tomaron, la pasaron a filo de espada y prendieron fuego a la ciudad. Después descendieron los hijos de Judá a pelear contra los cananeos que vivían en la región montañosa, en el Neguev y en las tierras bajas. Y Judá marchó contra los cananeos que habitaban en Hebrón (el nombre de Hebrón antes era Quiriat-arba); e hirieron a Sesai, a Ahimán y a Talmai. De allí fue contra los habitantes de Debir (el nombre de Debir antes era Quiriat-séfer). Y Caleb dijo: Al que ataque a Quiriat-séfer y la tome, yo le daré a mi hija Acsa por mujer. Y Otoniel, hijo de Cenaz, hermano menor de Caleb, la tomó, y él le dio a su hija Acsa por mujer. Y sucedió que cuando ella vino a él, este la persuadió a que pidiera un campo a su padre. Ella entonces se bajó del asno, y Caleb le dijo: ¿Qué quieres? Y ella le dijo: Dame una bendición, ya que me has dado la tierra del Neguev, dame también fuentes de agua. Y Caleb le dio las fuentes de arriba y las fuentes de abajo. Y los descendientes del ceneo, suegro de Moisés, subieron de la ciudad de las palmeras con los hijos de Judá, al desierto de Judá que está al sur de Arad; y fueron y habitaron con el pueblo. Entonces Judá fue con Simeón su hermano, y derrotaron a los cananeos que vivían en Sefat, y la destruyeron por completo. Por eso pusieron por nombre a la ciudad, Horma. Y Judá tomó a Gaza con su territorio, a Ascalón con su territorio y a Ecrón con su territorio. El SEÑOR estaba con Judá, que tomó posesión de la región montañosa, pero no pudo expulsar a los habitantes del valle porque estos tenían carros de hierro. Entonces dieron Hebrón a Caleb, como Moisés había prometido; y él expulsó de allí a los tres hijos de Anac. Pero los hijos de Benjamín no expulsaron a los jebuseos que vivían en Jerusalén; así que los jebuseos han vivido con los hijos de Benjamín en Jerusalén hasta el día de hoy. De igual manera la casa de José subió contra Betel; y el SEÑOR estaba con ellos. Y la casa de José envió espías a Betel (el nombre de la ciudad antes era Luz). Y vieron los espías a un hombre que salía de la ciudad y le dijeron: Te rogamos que nos muestres la entrada de la ciudad y te trataremos con misericordia. Él les mostró la entrada de la ciudad; e hirieron la ciudad a filo de espada, mas dejaron ir al hombre y a toda su familia. Y el hombre fue a la tierra de los hititas y edificó una ciudad a la que llamó Luz; y este es su nombre hasta hoy.

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Jueces 1:1-26 Nueva Traducción Viviente (NTV)

Después de la muerte de Josué, los israelitas le preguntaron al SEÑOR: —¿Cuál de las tribus debe ser la primera en atacar a los cananeos? El SEÑOR contestó: —Judá, porque yo le he dado la victoria sobre la tierra. Entonces los hombres de Judá les dijeron a sus parientes de la tribu de Simeón: «Vengan con nosotros a luchar contra los cananeos que viven en el territorio que se nos asignó. Después nosotros los ayudaremos a ustedes a conquistar su territorio». Así que los hombres de Simeón fueron con los de Judá. Cuando los hombres de Judá atacaron, el SEÑOR les dio la victoria sobre los cananeos y los ferezeos, y mataron a diez mil guerreros enemigos en la ciudad de Bezec. Mientras estaban en Bezec, se toparon con el rey Adoni-bezec y lucharon contra él, y derrotaron a los cananeos y a los ferezeos. Adoni-bezec escapó, pero los israelitas pronto lo capturaron y le cortaron los pulgares de las manos y los dedos gordos de los pies. Adoni-bezec dijo: «Una vez yo tuve setenta reyes sin los pulgares de las manos y los dedos gordos de los pies, comiendo migajas debajo de mi mesa. Ahora Dios me devolvió lo que les hice». Y se lo llevaron a Jerusalén, donde murió. Los hombres de Judá atacaron a Jerusalén y la tomaron; mataron a todos sus habitantes y prendieron fuego a la ciudad. Luego descendieron para combatir contra los cananeos que vivían en la zona montañosa, en el Neguev y en las colinas occidentales. Judá marchó contra los cananeos en Hebrón (antiguamente llamada Quiriat-arba) y derrotó a las fuerzas de Sesai, Ahimán y Talmai. De allí salieron a luchar contra los habitantes de la ciudad de Debir (antiguamente llamada Quiriat-sefer). Caleb dijo: «Daré a mi hija Acsa en matrimonio al que ataque y tome Quiriat-sefer». Otoniel, hijo de Cenaz, un hermano menor de Caleb, fue quien conquistó la ciudad; así que Acsa pasó a ser esposa de Otoniel. Cuando Acsa se casó con Otoniel, ella insistió en que él le pidiera un campo a Caleb, su padre. Mientras ella se bajaba de su burro, Caleb le preguntó: —¿Qué te pasa? Ella contestó: —Concédeme otro obsequio. Ya me regalaste tierras en el Neguev; ahora te ruego que también me des manantiales. Entonces Caleb le entregó tanto los manantiales de la parte alta como los de la parte baja. Cuando los miembros de la tribu de Judá salieron de Jericó —la ciudad de las palmeras—, los ceneos (que eran descendientes del suegro de Moisés) los acompañaron al desierto de Judá y se establecieron entre la gente del lugar, cerca de la ciudad de Arad, en el Neguev. Luego Judá se unió con Simeón para luchar contra los cananeos que vivían en Sefat, y destruyeron la ciudad por completo. Por eso la ciudad fue llamada Horma. Además Judá tomó las ciudades de Gaza, Ascalón y Ecrón, junto con los territorios vecinos. El SEÑOR estaba con los de Judá, y ellos tomaron posesión de la zona montañosa; pero no lograron expulsar a los habitantes de las llanuras, quienes tenían carros de guerra hechos de hierro. Caleb recibió la ciudad de Hebrón, tal como Moisés le había prometido, y expulsó a todos sus habitantes, que eran descendientes de los tres hijos de Anac. Sin embargo, la tribu de Benjamín no logró expulsar a los jebuseos, quienes vivían en Jerusalén. Por eso, hasta el día de hoy, los jebuseos viven en Jerusalén junto con el pueblo de Benjamín. Los descendientes de José atacaron la ciudad de Betel, y el SEÑOR estuvo con ellos. Enviaron espías a Betel (antes conocida como Luz), quienes abordaron a un hombre que salía del poblado y le dijeron: «Muéstranos cómo entrar en la ciudad, y tendremos compasión de ti». Entonces él les mostró una vía de acceso, y ellos mataron a todos en la ciudad, menos a ese hombre y a su familia. Más tarde, el hombre se trasladó a la tierra de los hititas, donde estableció una ciudad a la que llamó Luz. Este nombre lo conserva hasta el día de hoy.

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