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Jeremías 1:5-19

Jeremías 1:5-19 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)

«Antes de formarte en el vientre, ya te había elegido; antes de que nacieras, ya te había apartado; te había nombrado profeta para las naciones». Yo respondí: «¡Ah, mi SEÑOR y Dios! ¡Soy muy joven y no sé hablar!». Pero el SEÑOR me dijo: «No digas: “Soy muy joven”, porque vas a ir adondequiera que yo te envíe y vas a decir todo lo que yo te ordene. No tengas temor delante de ellos que yo estoy contigo para librarte», afirma el SEÑOR. Luego extendió el SEÑOR la mano y, tocándome la boca, me dijo: «He puesto en tu boca mis palabras. Mira, hoy te doy autoridad sobre naciones y reinos, para arrancar y derribar, para destruir y demoler, para construir y plantar». La palabra del SEÑOR vino a mí y me dijo: «¿Qué es lo que ves, Jeremías?». «Veo una rama de almendro», respondí. «Has visto bien —dijo el SEÑOR— porque yo estoy vigilando para que se cumpla mi palabra». La palabra del SEÑOR vino a mí por segunda vez y me dijo: «¿Qué es lo que ves?». «Veo una olla que hierve y se derrama desde el norte», respondí. Entonces el SEÑOR me dijo: «Desde el norte se derramará la calamidad sobre todos los habitantes de esta tierra. Yo estoy por convocar a todas las tribus de los reinos del norte», afirma el SEÑOR. «Vendrán y cada uno pondrá su trono a la entrada misma de Jerusalén; vendrán contra todos los muros que la rodean y contra todas las ciudades de Judá. Yo dictaré sentencia contra mi pueblo por toda su maldad, porque me ha abandonado; ha quemado incienso a otros dioses y ha adorado las obras de sus manos. »Pero tú, ¡prepárate! Ve y diles todo lo que yo te ordene. No estés aterrorizado ante ellos, pues de lo contrario te aterrorizaré ante ellos. Hoy te he puesto como ciudad fortificada, como columna de hierro y muro de bronce contra todo el país, contra los reyes de Judá, contra sus oficiales y sus sacerdotes y contra el pueblo de la tierra. Pelearán contra ti, pero no podrán vencerte porque yo estoy contigo para librarte», afirma el SEÑOR.

Jeremías 1:5-19 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)

«Yo te elegí antes de que nacieras; te aparté para que hablaras en mi nombre a todas las naciones del mundo». Le contesté: —Dios todopoderoso, yo no sé hablar en público, y todavía soy muy joven. Pero Dios me tocó los labios y me dijo: —No digas que eres muy joven. A partir de este momento tú hablarás por mí. Irás a donde yo te mande, y dirás todo lo que yo te diga. No tengas miedo, que yo estaré a tu lado para cuidarte. Desde hoy tendrás poder sobre reinos y naciones, para destruir o derribar, pero también para levantar y reconstruir. Luego Dios me hizo dos preguntas: —Jeremías, dime, ¿qué ves? Yo le respondí: —Veo la rama de un almendro. Sus frutos son los primeros en madurar. Entonces me dijo: —Tienes razón. Yo soy el primero en hacer cumplir mis palabras. Pero, ¿qué más ves? Le respondí: —Veo en el norte una olla hirviendo, que está por volcarse hacia el sur. Entonces Dios me explicó: «Desde el norte voy a enviar un terrible castigo sobre todos los que viven en este país. Ya lo he decidido. Estoy reuniendo a todos los reinos del norte, y vendrán y pondrán sus tronos a la entrada misma de Jerusalén. Atacarán a sus habitantes y a todos los que viven en Judá, y se los llevarán presos. Voy a castigar a mi pueblo, porque todos ellos han sido muy malos. Adoraron ídolos que ellos mismos hicieron, y les ofrecieron incienso, pero a mí me abandonaron. »Así que, ¡prepárate! Ve y diles todo lo que yo te mando. No les tengas miedo, pues de lo contrario te haré temblar de miedo cuando te enfrentes a ellos. Yo te haré tan fuerte como un poste de hierro, como un portón de bronce, como una ciudad amurallada. Vas a enfrentarte a todas las autoridades de Judá. Esa gente peleará contra ti, pero te aseguro que no te podrán vencer, porque yo estaré a tu lado para cuidarte».

Jeremías 1:5-19 Reina Valera Contemporánea (RVC)

«Antes de que yo te formara en el vientre, te conocí. Antes de que nacieras, te santifiqué y te presenté ante las naciones como mi profeta.» Yo dije: «¡Ay, Señor! ¡Ay, Señor! ¡Date cuenta de que no sé hablar! ¡No soy más que un muchachito!» Pero el Señor me dijo: «No digas que solo eres un muchachito, porque harás todo lo que yo te mande hacer, y dirás todo lo que te ordene que digas. No temas delante de nadie, porque yo estoy contigo y te pondré a salvo.» —Palabra del Señor. Y el Señor extendió su mano, me tocó la boca y me dijo: «Yo, el Señor, he puesto mis palabras en tu boca. Date cuenta de que este día te he puesto sobre naciones y reinos, para que arranques y destruyas, para que arruines y derribes, para que construyas y plantes.» La palabra del Señor vino a mí, y me dijo: «¿Qué ves tú, Jeremías?» Yo dije: «Veo una vara de almendro.» El Señor me dijo: «Has visto bien. Me estoy apresurando a poner mi palabra por obra.» Por segunda vez la palabra del Señor vino a mí, y me dijo: «¿Qué es lo que ves?» Y yo dije: «Veo una olla que hierve; y está orientada hacia el norte.» El Señor me dijo: «Desde el norte va a desatarse el mal sobre todos los habitantes de esta tierra. Yo, el Señor, te digo que estoy convocando a todas las familias de los reinos del norte. Y ellos vendrán, y cada uno plantará su campamento a la entrada de las puertas de Jerusalén, y alrededor de todas sus murallas, y contra todas las ciudades de Judá. Dictaré mi sentencia contra todos los que me dejaron y quemaron incienso a dioses extraños, por causa de toda su maldad, y porque adoraron a la obra de sus manos. Pero tú, prepárate; disponte ya a decirles todo lo que yo te mande. No temas delante de ellos, pues de lo contrario, delante de ellos te quebrantaré. Date cuenta de que hoy te he puesto contra toda esta tierra como una ciudad fortificada; te he puesto como columna de hierro contra los reyes de Judá; como un muro de bronce, contra sus príncipes y sacerdotes y contra el pueblo de la tierra. Ellos pelearán contra ti, pero no te vencerán, porque yo, el Señor, te aseguro que estoy contigo y te pondré a salvo.»

Jeremías 1:5-19 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)

«Antes de darte la vida, ya te había yo escogido; antes de que nacieras, ya te había yo apartado; te había destinado a ser profeta de las naciones.» Yo contesté: «¡Ay, Señor! ¡Yo soy muy joven y no sé hablar!» Pero el Señor me dijo: «No digas que eres muy joven. Tú irás a donde yo te mande, y dirás lo que yo te ordene. No tengas miedo de nadie, pues yo estaré contigo para protegerte. Yo, el Señor, doy mi palabra.» Entonces el Señor extendió la mano, me tocó los labios y me dijo: «Yo pongo mis palabras en tus labios. Hoy te doy plena autoridad sobre reinos y naciones, para arrancar y derribar, para destruir y demoler, y también para construir y plantar.» El Señor se dirigió a mí, y me dijo: «Jeremías, ¿qué es lo que ves?» «Veo una rama de almendro» —contesté. «Tienes razón —me dijo el Señor. En efecto, voy a estar atento a que mis palabras se cumplan.» El Señor se dirigió a mí por segunda vez: «¿Qué es lo que ves?» —me preguntó. «Veo una olla hirviendo, a punto de derramarse desde el norte» —contesté. Entonces el Señor me dijo: «Desde el norte va a derramarse la calamidad sobre todos los habitantes de este país. Yo, el Señor, les aseguro que voy a llamar a todos los reinos del norte. Vendrán sus reyes y pondrán sus tronos a la entrada misma de Jerusalén, frente a todas las murallas que la rodean y frente a todas las ciudades de Judá. Este es el castigo que voy a decretar contra esos pecadores que me abandonaron, que quemaron incienso y adoraron a dioses extranjeros que ellos mismos hicieron. Y tú, ármate de valor; ve y diles todo lo que yo te mande. No les tengas miedo, porque de otra manera yo te haré temblar delante de ellos. Yo te pongo hoy como ciudad fortificada, como columna de hierro, como muralla de bronce, para que te enfrentes a todo el país de Judá: a sus reyes, jefes y sacerdotes, y al pueblo en general. Ellos te harán la guerra, pero no te vencerán porque yo estaré contigo para protegerte. Yo, el Señor, doy mi palabra.»

Jeremías 1:5-19 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)

Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué, te di por profeta a las naciones. Y yo dije: ¡Ah! ¡Ah, Señor Jehová! He aquí, no sé hablar, porque soy niño. Y me dijo Jehová: No digas: Soy un niño; porque a todo lo que te envíe irás tú, y dirás todo lo que te mande. No temas delante de ellos, porque contigo estoy para librarte, dice Jehová. Y extendió Jehová su mano y tocó mi boca, y me dijo Jehová: He aquí he puesto mis palabras en tu boca. Mira que te he puesto en este día sobre naciones y sobre reinos, para arrancar y para destruir, para arruinar y para derribar, para edificar y para plantar. La palabra de Jehová vino a mí, diciendo: ¿Qué ves tú, Jeremías? Y dije: Veo una vara de almendro. Y me dijo Jehová: Bien has visto; porque yo apresuro mi palabra para ponerla por obra. Vino a mí la palabra de Jehová por segunda vez, diciendo: ¿Qué ves tú? Y dije: Veo una olla que hierve; y su faz está hacia el norte. Me dijo Jehová: Del norte se soltará el mal sobre todos los moradores de esta tierra. Porque he aquí que yo convoco a todas las familias de los reinos del norte, dice Jehová; y vendrán, y pondrá cada uno su campamento a la entrada de las puertas de Jerusalén, y junto a todos sus muros en derredor, y contra todas las ciudades de Judá. Y a causa de toda su maldad, proferiré mis juicios contra los que me dejaron, e incensaron a dioses extraños, y la obra de sus manos adoraron. Tú, pues, ciñe tus lomos, levántate, y háblales todo cuanto te mande; no temas delante de ellos, para que no te haga yo quebrantar delante de ellos. Porque he aquí que yo te he puesto en este día como ciudad fortificada, como columna de hierro, y como muro de bronce contra toda esta tierra, contra los reyes de Judá, sus príncipes, sus sacerdotes, y el pueblo de la tierra. Y pelearán contra ti, pero no te vencerán; porque yo estoy contigo, dice Jehová, para librarte.

Jeremías 1:5-19 La Biblia de las Américas (LBLA)

Antes que yo te formara en el seno materno, te conocí, y antes que nacieras, te consagré, te puse por profeta a las naciones. Entonces dije: ¡Ah, Señor DIOS! He aquí, no sé hablar, porque soy joven. Pero el SEÑOR me dijo: No digas: «Soy joven», porque adondequiera que te envíe, irás, y todo lo que te mande, dirás. No tengas temor ante ellos, porque contigo estoy para librarte —declara el SEÑOR. Entonces extendió el SEÑOR su mano y tocó mi boca. Y el SEÑOR me dijo: He aquí, he puesto mis palabras en tu boca. Mira, hoy te he dado autoridad sobre las naciones y sobre los reinos, para arrancar y para derribar, para destruir y para derrocar, para edificar y para plantar. Vino entonces a mí la palabra del SEÑOR, diciendo: ¿Qué ves tú, Jeremías? Y yo respondí: Veo una vara de almendro. Y me dijo el SEÑOR: Bien has visto, porque yo velo sobre mi palabra para cumplirla. Por segunda vez vino a mí la palabra del SEÑOR, diciendo: ¿Qué ves tú? Y respondí: Veo una olla hirviendo que se vuelca desde el norte. Y me dijo el SEÑOR: Desde el norte irrumpirá el mal sobre todos los habitantes de esta tierra. Porque he aquí, llamo a todas las familias de los reinos del norte —declara el SEÑOR— y vendrán y cada uno pondrá su trono a la entrada de las puertas de Jerusalén, frente a todos sus muros alrededor y frente a todas las ciudades de Judá. Y yo pronunciaré mis juicios contra ellos por toda su maldad, porque me abandonaron, ofrecieron sacrificios a otros dioses y adoraron la obra de sus manos. Tú, pues, ciñe tus lomos, levántate y diles todo lo que yo te mande. No temas ante ellos, no sea que yo te infunda temor delante de ellos. He aquí, yo te he puesto hoy como ciudad fortificada, como columna de hierro y como muro de bronce contra toda esta tierra: contra los reyes de Judá, sus príncipes, sus sacerdotes y el pueblo de la tierra. Pelearán contra ti, pero no te vencerán, porque yo estoy contigo —declara el SEÑOR— para librarte.

Jeremías 1:5-19 Nueva Traducción Viviente (NTV)

—Te conocía aun antes de haberte formado en el vientre de tu madre; antes de que nacieras, te aparté y te nombré mi profeta a las naciones. —Oh SEÑOR Soberano —respondí—. ¡No puedo hablar por ti! ¡Soy demasiado joven! —No digas: “Soy demasiado joven” —me contestó el SEÑOR—, porque debes ir dondequiera que te mande y decir todo lo que te diga. No le tengas miedo a la gente, porque estaré contigo y te protegeré. ¡Yo, el SEÑOR, he hablado! Luego el SEÑOR extendió su mano, tocó mi boca y dijo: «¡Mira, he puesto mis palabras en tu boca! Hoy te doy autoridad para que hagas frente a naciones y reinos. A algunos deberás desarraigar, derribar, destruir y derrocar; a otros deberás edificar y plantar». Después el SEÑOR me dijo: —¡Observa, Jeremías! ¿Qué es lo que ves? —Veo una rama de almendro —contesté. —Así es —dijo el SEÑOR—, y eso significa que yo estoy vigilando y ciertamente llevaré a cabo todos mis planes. Después el SEÑOR me habló nuevamente. —¿Qué es lo que ves ahora? —me preguntó. —Veo una olla de agua hirviendo que se derrama desde el norte —contesté. —Sí —dijo el SEÑOR—, porque el terror del norte hervirá y se derramará sobre la gente de esta tierra. ¡Escucha! Estoy llamando a los ejércitos de los reinos del norte para que vengan a Jerusalén. ¡Yo, el SEÑOR, he hablado! »Establecerán sus tronos a las puertas de la ciudad; atacarán los muros de Jerusalén y a todas las demás ciudades de Judá. Pronunciaré juicio contra mi pueblo a causa de toda su maldad, por haberme abandonado y por quemar incienso a otros dioses. ¡Sí, ellos rinden culto a ídolos que hicieron con sus propias manos! »Levántate y prepárate para entrar en acción. Ve y diles todo lo que te ordene decir. No les tengas miedo, o haré que parezcas un necio delante de ellos. Mira, hoy te he hecho fuerte, como ciudad fortificada que no se puede conquistar, como columna de hierro o pared de bronce. Te enfrentarás a toda esta tierra: a los reyes, a los funcionarios, a los sacerdotes y al pueblo de Judá. Ellos pelearán contra ti, pero fracasarán, porque yo estoy contigo y te protegeré. ¡Yo, el SEÑOR, he hablado!

Jeremías 1:5-19

Jeremías 1:5-19 RVR1960