S. Juan 20:27-29
S. Juan 20:27-29 Reina Valera Contemporánea (RVC)
Luego le dijo a Tomás: «Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente.» Entonces Tomás respondió y le dijo: «¡Señor mío, y Dios mío!» Jesús le dijo: «Tomás, has creído porque me has visto. Bienaventurados los que no vieron y creyeron.»
S. Juan 20:27-29 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)
Luego dijo a Tomás: Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente. Entonces Tomás respondió y le dijo: ¡Señor mío, y Dios mío! Jesús le dijo: Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron.
S. Juan 20:27-29 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)
Luego dijo a Tomás: —Pon tu dedo aquí y mira mis manos. Acerca tu mano y métela en mi costado. Y no seas incrédulo, sino hombre de fe. —¡Señor mío y Dios mío! —exclamó Tomás. —Porque me has visto, has creído —le dijo Jesús—; dichosos los que no han visto y sin embargo creen.
S. Juan 20:27-29 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)
Luego le dijo a Tomás: —Mira mis manos y mi costado, y mete tus dedos en las heridas. Y en vez de dudar, debes creer. Tomás contestó: —¡Tú eres mi dueño y mi Dios! Jesús le dijo
S. Juan 20:27-29 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)
Luego dijo a Tomás: —Mete aquí tu dedo, y mira mis manos; y trae tu mano y métela en mi costado. No seas incrédulo; ¡cree! Tomás entonces exclamó: —¡Mi Señor y mi Dios! Jesús le dijo: —¿Crees porque me has visto? ¡Dichosos los que creen sin haber visto!
S. Juan 20:27-29 La Biblia de las Américas (LBLA)
Luego dijo* a Tomás: Acerca aquí tu dedo, y mira mis manos; extiende aquí tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente. Respondió Tomás y le dijo: ¡Señor mío y Dios mío! Jesús le dijo*: ¿Porque me has visto has creído? Dichosos los que no vieron, y sin embargo creyeron.
S. Juan 20:27-29 Nueva Traducción Viviente (NTV)
Entonces le dijo a Tomás: —Pon tu dedo aquí y mira mis manos; mete tu mano en la herida de mi costado. Ya no seas incrédulo. ¡Cree! —¡Mi Señor y mi Dios! —exclamó Tomás. Entonces Jesús le dijo: —Tú crees porque me has visto; benditos son los que creen sin verme.