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Josué 10:16-28

Josué 10:16-28 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)

Y los cinco reyes huyeron, y se escondieron en una cueva en Maceda. Y fue dado aviso a Josué que los cinco reyes habían sido hallados escondidos en una cueva en Maceda. Entonces Josué dijo: Rodad grandes piedras a la entrada de la cueva, y poned hombres junto a ella para que los guarden; y vosotros no os detengáis, sino seguid a vuestros enemigos, y heridles la retaguardia, sin dejarles entrar en sus ciudades; porque Jehová vuestro Dios los ha entregado en vuestra mano. Y aconteció que cuando Josué y los hijos de Israel acabaron de herirlos con gran mortandad hasta destruirlos, los que quedaron de ellos se metieron en las ciudades fortificadas. Todo el pueblo volvió sano y salvo a Josué, al campamento en Maceda; no hubo quien moviese su lengua contra ninguno de los hijos de Israel. Entonces dijo Josué: Abrid la entrada de la cueva, y sacad de ella a esos cinco reyes. Y lo hicieron así, y sacaron de la cueva a aquellos cinco reyes: al rey de Jerusalén, al rey de Hebrón, al rey de Jarmut, al rey de Laquis y al rey de Eglón. Y cuando los hubieron llevado a Josué, llamó Josué a todos los varones de Israel, y dijo a los principales de la gente de guerra que habían venido con él: Acercaos, y poned vuestros pies sobre los cuellos de estos reyes. Y ellos se acercaron y pusieron sus pies sobre los cuellos de ellos. Y Josué les dijo: No temáis, ni os atemoricéis; sed fuertes y valientes, porque así hará Jehová a todos vuestros enemigos contra los cuales peleáis. Y después de esto Josué los hirió y los mató, y los hizo colgar en cinco maderos; y quedaron colgados en los maderos hasta caer la noche. Y cuando el sol se iba a poner, mandó Josué que los quitasen de los maderos, y los echasen en la cueva donde se habían escondido; y pusieron grandes piedras a la entrada de la cueva, las cuales permanecen hasta hoy. En aquel mismo día tomó Josué a Maceda, y la hirió a filo de espada, y mató a su rey; por completo los destruyó, con todo lo que en ella tenía vida, sin dejar nada; e hizo al rey de Maceda como había hecho al rey de Jericó.

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Josué 10:16-28 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)

Los cinco reyes habían huido y se habían refugiado en una cueva en Maquedá. Tan pronto como Josué supo que habían hallado a los cinco reyes en la cueva, dio la siguiente orden: «Coloquen rocas a la entrada de la cueva y pongan unos guardias para que la vigilen. ¡Que nadie se detenga! Persigan a los enemigos y atáquenlos por la retaguardia. No les permitan llegar a sus ciudades. ¡El SEÑOR, Dios de ustedes, ya se los ha entregado!». Josué y el ejército israelita exterminaron a sus enemigos; muy pocos de estos pudieron refugiarse en las ciudades amuralladas. Finalmente, todos los israelitas retornaron sanos y salvos a Maquedá, donde estaba Josué. ¡Nadie en la comarca se atrevía a decir nada contra Israel! Entonces Josué mandó que destaparan la entrada de la cueva y que trajeran los cinco reyes amorreos. De inmediato sacaron a los cinco reyes de la cueva: los reyes de Jerusalén, Hebrón, Jarmut, Laquis y Eglón. Cuando se los trajeron, Josué convocó a todo el ejército israelita y ordenó a todos los comandantes que lo habían acompañado: «Acérquense y písenles el cuello a estos reyes». Los comandantes obedecieron al instante. Entonces Josué dijo: «No teman ni se desanimen; al contrario, sean fuertes y valientes. Esto es exactamente lo que el SEÑOR hará con todos los que ustedes enfrenten en batalla». Dicho esto, Josué mató a los reyes, los colgó en cinco árboles y allí los dejó hasta el atardecer. Cuando ya el sol estaba por ponerse, Josué mandó que los descolgaran de los árboles y los arrojaran en la misma cueva donde antes se habían escondido. Entonces taparon la cueva con unas enormes rocas, las cuales permanecen allí hasta el día de hoy. Ese mismo día Josué tomó Maquedá y mató a filo de espada a su rey y a todos sus habitantes; ¡nadie quedó con vida! Y al rey de Maquedá le sucedió lo mismo que al rey de Jericó.

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Josué 10:16-28 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)

Los cinco reyes amorreos lograron escapar y fueron a esconderse en una cueva, en Maquedá. Sin embargo, alguien los encontró y Josué lo supo. Entonces Josué ordenó: «Hagan rodar unas piedras grandes hasta la cueva, para cerrar la entrada, y pongan unos guardias. Pero ustedes no se queden ahí. Sigan al enemigo. ¡Que nadie escape a sus ciudades! Nuestro Dios nos dará la victoria sobre el enemigo». Josué y su ejército mataron a muchos amorreos, pero algunos de ellos pudieron escapar y se refugiaron en sus ciudades. Todos los soldados de Josué volvieron sanos y salvos al campamento en Maquedá donde Josué estaba. Y nadie de los que allí vivían se atrevía a hablar mal de los israelitas. Luego Josué ordenó que se abriera la entrada de la cueva y que llevaran ante él a los cinco reyes. Entonces abrieron la cueva y le llevaron a los reyes de Jerusalén, Hebrón, Jarmut, Laquis y Eglón. Josué llamó a todo el ejército israelita y ordenó a sus oficiales: «Acérquense y pónganles el pie en el cuello a estos reyes». Así lo hicieron, y Josué les dijo: «¡Anímense! ¡Sean fuertes y no tengan miedo! Tengan confianza, porque esto es lo que Dios va a hacer con todos los enemigos de ustedes». Luego Josué mató a los cinco reyes, hizo que colgaran a cada uno de un árbol, y mandó que los dejaran allí hasta el anochecer. Cuando el sol se puso, Josué mandó que bajaran los cuerpos y los echaran en la cueva donde habían estado escondidos. Luego se tapó la entrada con grandes piedras, que todavía están allí. Ese día Josué conquistó la ciudad de Maquedá y ordenó que mataran al rey y a todos los habitantes. Al rey de Maquedá le hizo lo mismo que al rey de Jericó. No se salvó ninguno.

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Josué 10:16-28 Reina Valera Contemporánea (RVC)

Los cinco reyes huyeron y se escondieron en una cueva en Maceda, pero cuando le avisaron a Josué que habían hallado a los cinco reyes escondidos en esa cueva, dijo: «Tapen la entrada de la cueva con grandes piedras, y pongan guardias frente a ella. Y ustedes, no se detengan; sigan a sus enemigos y atáquenlos por la retaguardia. No los dejen entrar a sus ciudades, porque el Señor nuestro Dios los ha entregado en sus manos.» Josué y el pueblo de Israel hirieron a los amorreos hasta destruirlos, pero algunos de ellos lograron entrar en las ciudades fortificadas. Después, todo el pueblo volvió sano y salvo al campamento en Maceda, donde estaba Josué, y no hubo nadie que hablara mal de los hijos de Israel. Entonces Josué dijo: «Abran la entrada de la cueva donde están los cinco reyes amorreos, y sáquenlos.» Así lo hicieron, y sacaron a los reyes de Jerusalén, Hebrón, Jarmut, Laquis y Eglón, y los llevaron ante Josué. Entonces él llamó a todos los hombres de Israel y a los jefes de los guerreros que lo habían acompañado, y les dijo: «Pongan sus pies sobre el cuello de estos reyes.» Ellos se acercaron y se pararon sobre su cuello, y entonces Josué les dijo: «No tengan miedo. No se atemoricen, sino sean fuertes y valientes, porque así hará el Señor con todos sus enemigos, contra quienes ustedes peleen.» Después de eso, Josué los hirió de muerte e hizo que los colgaran en cinco árboles, en donde se quedaron colgados hasta que cayó la noche. Cuando el sol estaba por ocultarse, mandó que los bajaran de los árboles y que los arrojaran dentro de la cueva donde se habían ocultado; luego se tapó la entrada de la cueva con grandes piedras, y estas permanecen hasta el día de hoy. Ese mismo día Josué tomó Maceda y mató a su rey y a sus habitantes a filo de espada. Los destruyó por completo, y arrasó con todo lo que tenía vida; hizo con el rey de Maceda lo mismo que había hecho con el rey de Jericó.

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Josué 10:16-28 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)

y los cinco reyes huyeron y se escondieron en una cueva en Maquedá. Pero más tarde fueron hallados en esa cueva, y así se lo dijeron a Josué. Entonces Josué dio las siguientes órdenes: «Rueden piedras hasta la entrada de la cueva y tápenla, y pongan guardias a la entrada para que los vigilen. Mientras tanto, no se detengan ustedes aquí. Vayan tras el enemigo y atáquenlo por la retaguardia. No los dejen regresar a sus ciudades, porque el Señor y Dios de ustedes los ha entregado en sus manos.» Después que Josué y los israelitas derrotaron por completo a los amorreos, matando a muchísimos de ellos, los amorreos que quedaron con vida se refugiaron en sus ciudades. Pero el pueblo israelita regresó sano y salvo al campamento de Maquedá, donde estaba Josué. Y nadie se atrevía a hablar mal de los israelitas. Entonces Josué dijo: «Destapen la entrada de la cueva y saquen a los cinco reyes.» Así lo hicieron los israelitas, y sacaron de la cueva a los reyes de Jerusalén, Hebrón, Jarmut, Laquis y Eglón. Cuando los trajeron ante Josué, él llamó a todos los hombres de Israel, y dijo a los jefes militares que estaban con él: «Acérquense y pongan el pie sobre el cuello de estos reyes.» Ellos lo hicieron así, y entonces Josué les dijo: «No tengan miedo ni se desanimen; al contrario, tengan valor y firmeza, porque esto mismo hará el Señor con todos los enemigos de ustedes.» Después Josué mató a los reyes y mandó que colgaran a cada uno de un árbol, y allí los dejaron hasta el atardecer. Cuando ya el sol se iba a poner, mandó Josué que los bajaran de los árboles y los echaran en la misma cueva en que se habían escondido. Después taparon la entrada de la cueva con unas piedras enormes que, por cierto, todavía están allí. Ese mismo día, Josué tomó la ciudad de Maquedá y la destruyó por completo; mató a filo de espada a todos los que vivían en ella, y no dejó a nadie con vida. Hizo con el rey de Maquedá lo mismo que había hecho con el de Jericó.

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Josué 10:16-28 La Biblia de las Américas (LBLA)

Y aquellos cinco reyes habían huido y se habían escondido en la cueva de Maceda. Y fue dado aviso a Josué, diciendo: Los cinco reyes han sido hallados escondidos en la cueva de Maceda. Y Josué dijo: Rodad piedras grandes hacia la entrada de la cueva, y poned junto a ella hombres que los vigilen, pero vosotros no os quedéis ahí; perseguid a vuestros enemigos y atacadlos por la retaguardia. No les permitáis entrar en sus ciudades, porque el SEÑOR vuestro Dios los ha entregado en vuestras manos. Y sucedió que cuando Josué y los hijos de Israel terminaron de herirlos con gran matanza, hasta que fueron destruidos, y que los sobrevivientes que de ellos quedaron habían entrado en las ciudades fortificadas, todo el pueblo volvió en paz al campamento y a Josué en Maceda. Nadie profirió palabra alguna contra ninguno de los hijos de Israel. Entonces Josué dijo: Abrid la entrada de la cueva y sacadme de ella a esos cinco reyes. Así lo hicieron, y le trajeron de la cueva a estos cinco reyes: el rey de Jerusalén, el rey de Hebrón, el rey de Jarmut, el rey de Laquis y el rey de Eglón. Y sucedió que cuando llevaron estos reyes a Josué, Josué llamó a todos los hombres de Israel, y dijo a los jefes de los hombres de guerra que habían ido con él: Acercaos, poned vuestro pie sobre el cuello de estos reyes. Ellos se acercaron y pusieron los pies sobre sus cuellos. Entonces Josué les dijo: No temáis ni os acobardéis. Sed fuertes y valientes, porque así hará el SEÑOR a todos vuestros enemigos con quienes lucháis. Después Josué los hirió, les dio muerte y los colgó de cinco árboles, y quedaron colgados de los árboles hasta la tarde. Y sucedió que a la hora de la puesta del sol, Josué dio órdenes y los bajaron de los árboles, y los echaron en la cueva donde se habían escondido; y sobre la boca de la cueva pusieron grandes piedras que permanecen hasta el día de hoy. Y aquel día Josué conquistó a Maceda, y la hirió a filo de espada junto con su rey; la destruyó por completo con todas las personas que había en ella. No dejó ningún sobreviviente; e hizo con el rey de Maceda como había hecho con el rey de Jericó.

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Josué 10:16-28 Nueva Traducción Viviente (NTV)

Durante la batalla, los cinco reyes escaparon y se escondieron en una cueva, en Maceda. Cuando Josué oyó que los habían encontrado, dio la siguiente orden: «Cubran la abertura de la cueva con rocas grandes y pongan guardias en la entrada, para mantener adentro a los reyes. Los demás continúen persiguiendo a los enemigos y mátenlos por la retaguardia. No los dejen volver a sus ciudades, porque el SEÑOR, Dios de ustedes, les ha dado la victoria sobre ellos». Entonces Josué y el ejército israelita continuaron con la masacre y derrotaron al enemigo por completo. Exterminaron totalmente a los cinco ejércitos con excepción de un pequeño grupo que logró llegar a sus ciudades fortificadas. Luego los israelitas volvieron a salvo al campamento de Maceda, donde estaba Josué. Después de eso, nadie se atrevió a decir ni una sola palabra en contra de Israel. Luego Josué dijo: «Quiten las rocas que cubren la abertura de la cueva y tráiganme a los cinco reyes». Así que hicieron salir de la cueva a los cinco reyes de las ciudades de Jerusalén, de Hebrón, de Jarmut, de Laquis y de Eglón. Cuando los sacaron, Josué les dijo a los comandantes de su ejército: «Acérquense y pónganles el pie sobre el cuello a estos reyes». Y ellos hicieron lo que se les dijo. «Jamás tengan miedo ni se desanimen —les dijo Josué a sus hombres—. Sean fuertes y valientes, porque el SEÑOR hará lo mismo con todos sus enemigos». Entonces Josué mató a cada uno de los cinco reyes y los atravesó con cinco postes afilados, donde quedaron colgados hasta la tarde. Mientras se ponía el sol, Josué mandó que descolgaran los cuerpos de los postes y que los arrojaran dentro de la cueva donde se habían escondido los reyes. Luego taparon la abertura de la cueva con un montón de rocas grandes, lo cual permanece allí hasta el día de hoy. Ese mismo día, Josué tomó y destruyó la ciudad de Maceda. Mató a todos sus habitantes, incluso al rey, y no dejó a nadie con vida. Los destruyó a todos y mató al rey de Maceda, lo mismo que había hecho con el rey de Jericó.

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