S. Mateo 16:1-20
S. Mateo 16:1-20 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)
Los fariseos y los saduceos se acercaron a Jesús y, para ponerlo a prueba, pidieron que mostrara una señal del cielo. Él contestó: «Al atardecer, ustedes dicen que hará buen tiempo porque el cielo está rojizo y por la mañana, que habrá tempestad porque el cielo está rojo y nublado. Ustedes saben discernir el aspecto del cielo, pero no las señales de los tiempos. ¡Esta generación malvada y adúltera pide una señal milagrosa! Pero no se le dará más señal que la de Jonás». Entonces Jesús los dejó y se fue. Cruzaron el lago, pero a los discípulos se les había olvidado llevar pan. —Presten atención —advirtió Jesús—; cuídense de la levadura de los fariseos y de los saduceos. Ellos comentaban entre sí: «Lo dice porque no trajimos pan». Al darse cuenta de esto, Jesús dijo: —Hombres de poca fe, ¿por qué están hablando de que no tienen pan? ¿Todavía no entienden? ¿No recuerdan los cinco panes para los cinco mil y el número de canastas que recogieron? ¿Ni los siete panes para los cuatro mil y el número de cestas que recogieron? ¿Cómo es que no entienden que no hablaba yo del pan, sino de tener cuidado de la levadura de fariseos y saduceos? Entonces comprendieron que no les decía que se cuidaran de la levadura del pan, sino de la enseñanza de los fariseos y de los saduceos. Cuando llegó a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: —¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre? Le respondieron: —Unos dicen que Juan el Bautista, otros que Elías, y otros que Jeremías o uno de los profetas. —Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo? —preguntó Jesús. —Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente —afirmó Simón Pedro. —Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás —dijo Jesús—, porque eso no te lo reveló ningún mortal, sino mi Padre que está en el cielo. Yo te digo que tú eres Pedro. Sobre esta piedra edificaré mi iglesia y las puertas de los dominios de la muerte no prevalecerán contra ella. Te daré las llaves del reino de los cielos; todo lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo y todo lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo. Luego ordenó a sus discípulos que no dijeran a nadie que él era el Cristo.
S. Mateo 16:1-20 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)
Algunos de los fariseos y de los saduceos se acercaron a Jesús para ponerle una trampa, y le dijeron: —Queremos que hagas un milagro que pruebe que Dios te ha enviado. Pero Jesús les dijo: —Cuando ustedes miran el cielo por la tarde, y está rojo, dicen: “¡Va a hacer buen tiempo!” Pero si en la mañana el cielo está rojo y nublado, dicen: “¡Hoy va a hacer mal tiempo!” Ustedes entienden muy bien las señales en el cielo acerca del tiempo. ¿Por qué, entonces, no entienden que lo que ahora hago es una señal de Dios? Ustedes piden una señal porque son malos y no quieren creer. Pero la única señal que les daré será lo que le pasó al profeta Jonás. Dicho esto, Jesús los dejó y se fue. Jesús y sus discípulos cruzaron al otro lado del Lago de Galilea. Pero los discípulos se olvidaron de llevar pan. Y Jesús les dijo: —Miren, tengan cuidado con la levadura de los fariseos y de los saduceos. Los discípulos comenzaron a hablar entre ellos, y decían: «Seguramente Jesús dijo eso porque no trajimos pan». Jesús se dio cuenta de lo que hablaban, y les dijo: —¡Qué poco confían en Dios! ¿Por qué se preocupan por no tener pan? Entiendan bien lo que les quiero decir; ¿o ya se olvidaron de aquella vez, cuando alimenté a cinco mil hombres con cinco panes nada más? ¿Ya se olvidaron de las canastas que llenaron con los pedazos que sobraron? ¿Ya no recuerdan que también alimenté a otros cuatro mil con solo siete panes, y que ustedes llenaron muchas canastas? ¿No entienden que yo no estaba hablando de pan? ¡Cuídense de la levadura de los fariseos y de los saduceos! Entonces los discípulos entendieron que Jesús no estaba hablando de la levadura que se pone en la masa del pan, sino de las malas enseñanzas de los fariseos y de los saduceos. Cuando llegaron cerca del pueblo de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: —¿Qué dice la gente acerca de mí, el Hijo del hombre? Los discípulos contestaron: —Algunos dicen que eres Juan el Bautista, y otros dicen que eres el profeta Elías, o el profeta Jeremías, o alguno de los profetas. Entonces Jesús les preguntó: —Y ustedes, ¿qué opinan? ¿Quién soy yo? Pedro contestó: —Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios que vive y da vida. Jesús le dijo: —¡Bendito seas, Pedro hijo de Jonás! Porque no sabes esto por tu propia cuenta, sino que te lo enseñó mi Padre que está en el cielo. Por eso te llamaré Pedro, que quiere decir “piedra”. Sobre esta piedra construiré mi iglesia, y la muerte no podrá destruirla. A ti, Pedro, te daré autoridad en el reino de Dios. Todas las cosas que tú prohíbas aquí en la tierra, desde el cielo Dios las prohibirá. Y las cosas que tú permitas, también Dios las permitirá. Entonces Jesús ordenó a sus discípulos que no le contaran a nadie que él era el Mesías.
S. Mateo 16:1-20 Reina Valera Contemporánea (RVC)
Los fariseos y los saduceos se acercaron a Jesús para ponerlo a prueba, y le pidieron que les mostrara una señal del cielo. Pero él les dijo: «Al llegar la noche, ustedes dicen: “Va a hacer buen tiempo, porque el cielo está rojizo.” Por la mañana, ustedes dicen: “Hoy habrá tempestad, porque el cielo está rojizo y nublado.” ¡Bien que saben distinguir el aspecto del cielo, pero no pueden distinguir las señales de los tiempos! La generación mala y adúltera demanda una señal, pero no recibirá más señal que la del profeta Jonás.» Y los dejó y se fue. Los discípulos llegaron al otro lado, pero se olvidaron de llevar pan. En eso, Jesús les dijo: «Abran los ojos y cuídense de la levadura de los fariseos y de los saduceos.» Ellos comentaban entre sí: «Dice esto porque no trajimos pan.» Pero Jesús se dio cuenta y les dijo: «Hombres de poca fe. ¿Por qué discuten entre ustedes que no tienen pan? ¿Todavía no entienden, ni se acuerdan de los cinco panes entre cinco mil hombres, y cuántas cestas recogieron? ¿Ni de los siete panes entre cuatro mil, y cuántas canastas recogieron? ¿Cómo es que no entienden? Si les dije que se cuidaran de la levadura de los fariseos y de los saduceos, no fue por el pan.» Entonces ellos entendieron que no les había dicho que se cuidaran de la levadura del pan, sino de las enseñanzas de los fariseos y de los saduceos. Al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: «¿Quién dice la gente que es el Hijo del Hombre?» Ellos dijeron: «Unos dicen que es Juan el Bautista; otros, que es Elías; y otros, que es Jeremías o alguno de los profetas.» Él les preguntó: «Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?» Simón Pedro respondió: «¡Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente!» Entonces Jesús le dijo: «Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló ningún mortal, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia, y las puertas del Hades no podrán vencerla. A ti te daré las llaves del reino de los cielos. Todo lo que ates en la tierra será atado en los cielos, y todo lo que desates en la tierra será desatado en los cielos.» Entonces mandó a sus discípulos que no dijeran a nadie que él era Jesús, el Cristo.
S. Mateo 16:1-20 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)
Los fariseos y los saduceos fueron a ver a Jesús y, para tenderle una trampa, le pidieron que hiciera alguna señal milagrosa que probara que él venía de parte de Dios. Pero Jesús les contestó: «Por la tarde dicen ustedes: “Va a hacer buen tiempo, porque el cielo está rojo”; y por la mañana dicen: “Hoy va a hacer mal tiempo, porque el cielo está rojo y nublado.” Pues si ustedes saben interpretar tan bien el aspecto del cielo, ¿cómo es que no saben interpretar las señales de estos tiempos? Esta gente malvada e infiel pide una señal milagrosa; pero no va a dársele más señal que la de Jonás.» Y los dejó, y se fue. Cuando los discípulos pasaron al otro lado del lago, se olvidaron de llevar pan. Entonces Jesús les dijo: —Miren, cuídense de la levadura de los fariseos y de los saduceos. Los discípulos comentaban unos con otros: —¡No trajimos pan! Jesús se dio cuenta, y les dijo: —¿Por qué dicen que no tienen pan? ¡Qué poca fe tienen ustedes! ¿Todavía no entienden, ni se acuerdan de los cinco panes que repartí entre cinco mil hombres, y cuántas canastas recogieron? ¿Ni se acuerdan tampoco de los siete panes que repartí entre cuatro mil, y cuántas canastas recogieron? ¿Cómo no se dan cuenta ustedes de que yo no estaba hablando del pan? Cuídense de la levadura de los fariseos y de los saduceos. Entonces comprendieron que Jesús no les había dicho que se cuidaran de la levadura del pan, sino de la enseñanza de los fariseos y de los saduceos. Cuando Jesús llegó a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos: —¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre? Ellos contestaron: —Algunos dicen que Juan el Bautista; otros dicen que Elías, y otros dicen que Jeremías o algún otro profeta. —Y ustedes, ¿quién dicen que soy? —les preguntó. Simón Pedro le respondió: —Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios viviente. Entonces Jesús le dijo: —Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás, porque esto no lo conociste por medios humanos, sino porque te lo reveló mi Padre que está en el cielo. Y yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra voy a construir mi iglesia; y ni siquiera el poder de la muerte podrá vencerla. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que tú ates aquí en la tierra, también quedará atado en el cielo, y lo que tú desates aquí en la tierra, también quedará desatado en el cielo. Luego Jesús ordenó a sus discípulos que no dijeran a nadie que él era el Mesías.
S. Mateo 16:1-20 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)
Vinieron los fariseos y los saduceos para tentarle, y le pidieron que les mostrase señal del cielo. Mas él respondiendo, les dijo: Cuando anochece, decís: Buen tiempo; porque el cielo tiene arreboles. Y por la mañana: Hoy habrá tempestad; porque tiene arreboles el cielo nublado. ¡Hipócritas! Sabéis distinguir el aspecto del cielo, ¡mas las señales de los tiempos no podéis! La generación mala y adúltera demanda señal; pero señal no le será dada, sino la señal del profeta Jonás. Y dejándolos, se fue. Llegando sus discípulos al otro lado, se habían olvidado de traer pan. Y Jesús les dijo: Mirad, guardaos de la levadura de los fariseos y de los saduceos. Ellos pensaban dentro de sí, diciendo: Esto dice porque no trajimos pan. Y entendiéndolo Jesús, les dijo: ¿Por qué pensáis dentro de vosotros, hombres de poca fe, que no tenéis pan? ¿No entendéis aún, ni os acordáis de los cinco panes entre cinco mil hombres, y cuántas cestas recogisteis? ¿Ni de los siete panes entre cuatro mil, y cuántas canastas recogisteis? ¿Cómo es que no entendéis que no fue por el pan que os dije que os guardaseis de la levadura de los fariseos y de los saduceos? Entonces entendieron que no les había dicho que se guardasen de la levadura del pan, sino de la doctrina de los fariseos y de los saduceos. Viniendo Jesús a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre? Ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías, o alguno de los profetas. Él les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos. Entonces mandó a sus discípulos que a nadie dijesen que él era Jesús el Cristo.
S. Mateo 16:1-20 La Biblia de las Américas (LBLA)
Entonces los fariseos y los saduceos se acercaron a Jesús, y para ponerle a prueba le pidieron que les mostrara una señal del cielo. Pero respondiendo Él, les dijo: Al caer la tarde decís: «Hará buen tiempo, porque el cielo está rojizo». Y por la mañana: «Hoy habrá tempestad, porque el cielo está rojizo y amenazador». ¿Sabéis discernir el aspectodel cielo, pero no podéis discernir las señales de los tiempos? Una generación perversa y adúltera busca señal, y no se le dará señal, sino la señal de Jonás. Y dejándolos, se fue. Los discípulos, al pasar al otro lado, se habían olvidado de tomar panes. Y Jesús les dijo: Estad atentos y guardaos de la levadura de los fariseos y saduceos. Y ellos discutían entre sí, diciendo: Lo dice porque no tomamos panes. Pero Jesús, dándose cuenta, dijo: Hombres de poca fe, ¿por qué discutís entre vosotros que no tenéis pan? ¿Todavía no entendéis ni recordáis los cinco panes para los cinco mil, y cuántas cestas recogisteis? ¿Ni los siete panes para los cuatro mil, y cuántas canastas recogisteis? ¿Cómo es que no entendéis que no os hablé de los panes? Pero guardaos de la levadura de los fariseos y saduceos. Entonces entendieron que no les había dicho que se guardaran de la levadura de los panes, sino de la enseñanza de los fariseos y saduceos. Cuando llegó Jesús a la región de Cesarea de Filipo, preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre? Y ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista; y otros, Elías; pero otros, Jeremías o uno de los profetas. Él les dijo*: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo? Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente. Y Jesús, respondiendo, le dijo: Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Yo también te digo que tú eres Pedro, y sobre esta rocaedificaré mi iglesia; y las puertas del Hadesno prevalecerán contra ella. Yo te daré las llaves del reino de los cielos; y lo que ates en la tierra, seráatado en los cielos; y lo que desates en la tierra, serádesatado en los cielos. Entonces ordenó a los discípulos que a nadie dijeran que Él era el Cristo.
S. Mateo 16:1-20 Nueva Traducción Viviente (NTV)
Cierto día, los fariseos y saduceos se acercaron a Jesús para ponerlo a prueba, exigiéndole que les mostrara una señal milagrosa del cielo para demostrar su autoridad. Él respondió: «Ustedes conocen el dicho: “Si el cielo está rojo por la noche, mañana habrá buen clima; si el cielo está rojo por la mañana, habrá mal clima todo el día”. Saben interpretar las señales del clima en los cielos, pero no saben interpretar las señales de los tiempos. Solo una generación malvada y adúltera reclamaría una señal milagrosa, pero la única señal que les daré es la del profeta Jonás». Luego Jesús los dejó y se fue. Más tarde, cuando ya habían cruzado al otro lado del lago, los discípulos descubrieron que se habían olvidado de llevar pan. «¡Atención! —les advirtió Jesús—. Tengan cuidado con la levadura de los fariseos y con la de los saduceos». Al oír esto, comenzaron a discutir entre sí pues no habían traído nada de pan. Jesús supo lo que hablaban, así que les dijo: «¡Tienen tan poca fe! ¿Por qué discuten los unos con los otros por no tener pan? ¿Todavía no entienden? ¿No recuerdan los cinco mil que alimenté con cinco panes y las canastas con sobras que recogieron? ¿Ni los cuatro mil que alimenté con siete panes ni las grandes canastas con sobras que recogieron? ¿Por qué no pueden entender que no hablo de pan? Una vez más les digo: “Tengan cuidado con la levadura de los fariseos y de los saduceos”». Entonces, al fin, comprendieron que no les hablaba de la levadura del pan, sino de las enseñanzas engañosas de los fariseos y de los saduceos. Cuando Jesús llegó a la región de Cesarea de Filipo, les preguntó a sus discípulos: —¿Quién dice la gente que es el Hijo del Hombre? —Bueno —contestaron—, algunos dicen Juan el Bautista, otros dicen Elías, y otros dicen Jeremías o algún otro profeta. Entonces les preguntó: —Y ustedes, ¿quién dicen que soy? Simón Pedro contestó: —Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios viviente. Jesús respondió: —Bendito eres, Simón hijo de Juan, porque mi Padre que está en el cielo te lo ha revelado. No lo aprendiste de ningún ser humano. Ahora te digo que tú eres Pedro (que significa “roca”), y sobre esta roca edificaré mi iglesia, y el poder de la muerte no la conquistará. Y te daré las llaves del reino del cielo. Todo lo que prohíbas en la tierra será prohibido en el cielo, y todo lo que permitas en la tierra será permitido en el cielo. Luego advirtió severamente a los discípulos que no le contaran a nadie que él era el Mesías.