Logo de YouVersion
Ícono Búsqueda

Filemón 1:4-21

Filemón 1:4-21 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)

Siempre doy gracias a mi Dios al recordarte en mis oraciones, porque tengo noticias de tu amor por el Señor Jesús y de tu fidelidad hacia todos los creyentes. Pido a Dios que el compañerismo que brota de tu fe sea eficaz para la causa de Cristo mediante el reconocimiento de todo lo bueno que compartimos. Hermano, tu amor me ha alegrado y animado mucho porque has reconfortado el corazón de los creyentes. Por eso, aunque en Cristo tengo la franqueza suficiente para ordenarte lo que debes hacer, prefiero rogártelo en nombre del amor. Yo, Pablo, ya anciano y ahora, además, prisionero de Cristo Jesús, te suplico por mi hijo Onésimo, quien llegó a ser hijo mío mientras yo estaba preso. En otro tiempo te era inútil, pero ahora nos es útil tanto a ti como a mí. Te lo envío de vuelta y con él va mi propio corazón. Yo hubiera querido retenerlo para que me sirviera en tu lugar mientras estoy preso por causa del evangelio. Sin embargo, no he querido hacer nada sin tu consentimiento, para que tu favor no sea por obligación, sino espontáneo. Tal vez por eso Onésimo se alejó de ti por algún tiempo, para que ahora lo recibas para siempre, ya no como a esclavo, sino como algo mejor: como a un hermano querido, muy especial para mí, pero mucho más para ti, como persona y como hermano en el Señor. De modo que, si me tienes por compañero, recíbelo como a mí mismo. Si te ha perjudicado o te debe algo, cárgalo a mi cuenta. Yo, Pablo, lo escribo de mi puño y letra: te lo pagaré; por no decirte que tú mismo me debes lo que eres. Sí, hermano, ¡que reciba yo de ti algún beneficio en el Señor! Reconforta mi corazón en Cristo. Te escribo confiado en tu obediencia, seguro de que harás aún más de lo que te pido.

Filemón 1:4-21 Reina Valera Contemporánea (RVC)

Doy gracias a mi Dios siempre que me acuerdo de ti en mis oraciones, porque me he enterado del amor y de la fe que tienes hacia el Señor Jesús, y para con todos los santos; y pido que la participación de tu fe sea eficaz en el conocimiento de todo el bien que está en ustedes por Cristo Jesús. Hermano, tenemos gran gozo y consolación en tu amor, porque por ti han sido reconfortados los corazones de los santos. Por eso, y aunque tengo mucha libertad en Cristo para mandarte lo que conviene, más bien te ruego por amor. Yo, Pablo, que ya soy anciano, y además prisionero de Jesucristo, te ruego por mi hijo Onésimo, que es el fruto de mis prisiones. En otro tiempo, él te resultaba inútil, pero ahora nos es útil a ti y a mí. Ahora vuelvo a enviártelo, y te pido recibirlo como si me recibieras a mí mismo. Yo quisiera retenerlo conmigo, para que me sirviera en mis prisiones por el evangelio, en lugar tuyo; pero no he querido hacer nada sin tu consentimiento, para que tu favor no te resulte una imposición, sino que sea un acto voluntario. Tal vez para esto se apartó de ti por algún tiempo; para que lo recibieras para siempre, no ya como a un esclavo, sino como a alguien más que un esclavo, como a un hermano amado, de manera especial para mí, pero más aún para ti, tanto en la carne como en el Señor. Así que, si me consideras tu compañero, recíbelo como si fuera yo mismo. Y si algún daño te causó, o si te debe algo, ponlo a mi cuenta. Yo, Pablo, escribo esto de mi puño y letra; yo te lo pagaré; por no decir que tú mismo estás en deuda conmigo. Así es, hermano; permíteme sacar algún provecho de ti en el Señor; reconforta mi corazón en el Señor. Te he escrito porque confío en tu obediencia, y porque sé que harás aun más de lo que te pido.

Filemón 1:4-21 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)

Doy gracias a mi Dios, haciendo siempre memoria de ti en mis oraciones, porque oigo del amor y de la fe que tienes hacia el Señor Jesús, y para con todos los santos; para que la participación de tu fe sea eficaz en el conocimiento de todo el bien que está en vosotros por Cristo Jesús. Pues tenemos gran gozo y consolación en tu amor, porque por ti, oh hermano, han sido confortados los corazones de los santos. Por lo cual, aunque tengo mucha libertad en Cristo para mandarte lo que conviene, más bien te ruego por amor, siendo como soy, Pablo ya anciano, y ahora, además, prisionero de Jesucristo; te ruego por mi hijo Onésimo,, a quien engendré en mis prisiones, el cual en otro tiempo te fue inútil, pero ahora a ti y a mí nos es útil, el cual vuelvo a enviarte; tú, pues, recíbele como a mí mismo. Yo quisiera retenerle conmigo, para que en lugar tuyo me sirviese en mis prisiones por el evangelio; pero nada quise hacer sin tu consentimiento, para que tu favor no fuese como de necesidad, sino voluntario. Porque quizá para esto se apartó de ti por algún tiempo, para que le recibieses para siempre; no ya como esclavo, sino como más que esclavo, como hermano amado, mayormente para mí, pero cuánto más para ti, tanto en la carne como en el Señor. Así que, si me tienes por compañero, recíbele como a mí mismo. Y si en algo te dañó, o te debe, ponlo a mi cuenta. Yo Pablo lo escribo de mi mano, yo lo pagaré; por no decirte que aun tú mismo te me debes también. Sí, hermano, tenga yo algún provecho de ti en el Señor; conforta mi corazón en el Señor. Te he escrito confiando en tu obediencia, sabiendo que harás aun más de lo que te digo.

Filemón 1:4-21 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)

Filemón, siempre doy gracias a mi Dios al acordarme de ti en mis oraciones, porque me han dicho que amas al Señor Jesús y confías en él, y que sientes el mismo amor por todos los que forman parte del pueblo de Dios. Tú confías en el Señor, lo mismo que nosotros. Por eso le pido a Dios que sigas confiando en él hasta que conozcas todo el bien que podemos hacer, gracias al amor que sentimos por Cristo. Hermano Filemón, estoy muy contento y animado de saber que amas mucho a los demás, pues tú has consolado y animado a todos los que pertenecen al pueblo de Dios. Yo ya soy viejo, y ahora estoy en la cárcel por servir a Jesucristo. Yo sé que tú me amas. Por eso, aunque te lo podría ordenar, pues Cristo me ha dado esa autoridad, prefiero pedirte que me hagas el siguiente favor: Te ruego que recibas bien a Onésimo. Para mí, él es como un hijo, pues yo le anuncié la buena noticia aquí en la cárcel. Antes, Onésimo fue para ti un esclavo inútil, pero ahora nos es útil a ti y a mí. Por eso ahora te lo envío de vuelta, y espero que lo recibas como si me recibieras a mí. Me hubiera gustado que se quedara conmigo, para que me ayudara en lugar tuyo mientras yo siga preso por anunciar la buena noticia. Pero no haré nada sin que tú estés de acuerdo, para que el favor que te pido no te resulte una obligación. Tal vez Onésimo se alejó de ti por algún tiempo, para que ahora sea tuyo para siempre. Solo que ahora ya no lo tendrás como a un esclavo, sino como a un hermano muy querido, lo cual es mucho mejor. Yo lo quiero mucho, pero tú debes quererlo aún más. Quiérelo como a un miembro de la familia del Señor, y no como a cualquier persona. Si realmente me consideras tu hermano, te pido que lo recibas como si me recibieras a mí. Si Onésimo te hizo algo malo, o si te debe algo, cóbramelo a mí. Con esta firma, que es de mi puño y letra, me comprometo a pagarte todo. Aunque, francamente, no deberías cobrarme nada, pues todo lo que tienes, y todo lo que eres, me lo debes a mí. Hermano Filemón, hazme este favor, pero no lo hagas por mí, sino por tu amor al Señor. Tú y yo somos hermanos: ¡dame esa tranquilidad! Te escribo porque estoy seguro de que harás lo que te pido, y mucho más.

Filemón 1:4-21 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)

Siempre doy gracias a mi Dios al acordarme de ti en mis oraciones, porque he tenido noticias del amor y la fe que tienes para con el Señor Jesús y para con todos los que pertenecen al pueblo santo. Y pido a Dios que tu participación en la misma fe te lleve a conocer todo el bien que podemos realizar por amor a Cristo. Estoy muy contento y animado por tu amor, ya que tú, hermano, has llenado de consuelo el corazón de los que pertenecen al pueblo santo. Por eso, aunque en nombre de Cristo tengo derecho a ordenarte lo que debes hacer, prefiero rogártelo en nombre del amor. Yo, Pablo, ya anciano, y ahora preso por causa de Cristo Jesús, te pido un favor para mi hijo Onésimo, de quien he llegado a ser padre según la fe aquí en la cárcel. En otro tiempo, Onésimo fue para ti un esclavo inútil, pero ahora nos es útil tanto a ti como a mí. Te lo envío de nuevo: es el hijo de mis entrañas. Yo hubiera querido que se quedara aquí conmigo, para que me sirviera en tu lugar mientras estoy preso por causa del evangelio. Pero no quiero hacer nada que tú antes no hayas aprobado, para que el favor que me haces no sea por obligación sino por tu propia voluntad. Tal vez Onésimo se apartó de ti por algún tiempo para que ahora lo tengas para siempre, ya no como un esclavo, sino como algo mejor que un esclavo: como un hermano querido. Yo lo quiero mucho, pero tú debes quererlo todavía más, no solo humanamente sino también como hermano en el Señor. Así pues, si me tienes por hermano en la fe, recíbelo como si se tratara de mí mismo. Si te ha hecho algún daño, o si te debe algo, cóbramelo a mí. Yo, Pablo, escribo esto con mi puño y letra: Yo lo pagaré. Por no decir que lo pongas a tu cuenta, ya que tú me debes tu propia persona. Sí, hermano, te pido este favor por amor al Señor; consuela mi corazón como hermano en Cristo. Te escribo porque estoy seguro de tu obediencia, y sé que harás más de lo que te pido.

Filemón 1:4-21 La Biblia de las Américas (LBLA)

Doy gracias a mi Dios siempre, haciendo mención de ti en mis oraciones, porque oigo de tu amor y de la fe que tienes hacia el Señor Jesús y hacia todos los santos; y ruego que la comunión de tu fe llegue a ser eficaz por el conocimiento de todo lo bueno que hay en vosotros mediante Cristo. Pues he llegado a tener mucho gozo y consuelo en tu amor, porque los corazones de los santos han sido confortados por ti, hermano. Por lo cual, aunque tengo mucha libertad en Cristo para mandarte hacer lo que conviene, no obstante, por causa del amor que te tengo, te ruego, siendo como soy, Pablo, anciano, y ahora también prisionero de Cristo Jesús, te ruego por mi hijo Onésimo, a quien he engendrado en mis prisiones, el cual en otro tiempo te era inútil, pero ahora nos es útil a ti y a mí. Y te lo he vuelto a enviar en persona, es decir, como si fuera mi propio corazón, a quien hubiera querido retener conmigo, para que me sirviera en lugar tuyo en mis prisiones por el evangelio; pero no quise hacer nada sin tu consentimiento, para que tu bondad no fuera como por obligación, sino por tu propia voluntad. Porque quizá por esto se apartó de ti por algún tiempo, para que lo volvieras a recibir para siempre, no ya como esclavo, sino como más que un esclavo, como un hermano amado, especialmente para mí, pero cuánto más para ti, tanto en la carne como en el Señor. Si me tienes pues por compañero, acéptalo como me aceptarías a mí. Y si te ha perjudicado en alguna forma, o te debe algo, cárgalo a mi cuenta. Yo, Pablo, escribo esto con mi propia mano; yo lo pagaré (por no decirte que aun tú mismo te me debes a mí). Sí, hermano, permíteme disfrutar este beneficio de ti en el Señor; recrea mi corazón en Cristo. Te escribo confiado en tu obediencia, sabiendo que harás aun más de lo que digo.

Filemón 1:4-21 Nueva Traducción Viviente (NTV)

Filemón, siempre le doy gracias a mi Dios cuando oro por ti porque sigo oyendo de tu fe en el Señor Jesús y de tu amor por todo el pueblo de Dios. Pido a Dios que pongas en práctica la generosidad que proviene de tu fe a medida que comprendes y vives todo lo bueno que tenemos en Cristo. Hermano, tu amor me ha dado mucha alegría y consuelo, porque muchas veces tu bondad reanimó el corazón del pueblo de Dios. Por esta razón me atrevo a pedirte un favor. Podría exigírtelo en el nombre de Cristo, porque es correcto que lo hagas; pero por amor, prefiero simplemente pedirte el favor. Toma esto como una petición mía, de Pablo, un hombre viejo y ahora también preso por la causa de Cristo Jesús. Te suplico que le muestres bondad a mi hijo Onésimo. Me convertí en su padre en la fe mientras yo estaba aquí, en la cárcel. Onésimo no fue de mucha ayuda para ti en el pasado, pero ahora nos es muy útil a los dos. Te lo envío de vuelta, y con él va mi propio corazón. Quería retenerlo aquí conmigo mientras estoy en cadenas por predicar la Buena Noticia, y él me hubiera ayudado de tu parte; pero no quise hacer nada sin tu consentimiento. Preferí que ayudaras de buena gana y no por obligación. Parece que perdiste a Onésimo por un corto tiempo para que ahora pudieras tenerlo de regreso para siempre. Él ya no es como un esclavo para ti. Es más que un esclavo, es un hermano amado, especialmente para mí. Ahora será de más valor para ti, como persona y como hermano en el Señor. Así que, si me consideras tu compañero, recíbelo a él como me recibirías a mí. Si te perjudicó de alguna manera o te debe algo, cóbramelo a mí. YO, PABLO, ESCRIBO ESTO CON MI PROPIA MANO: «YO TE LO PAGARé». ¡Y NO MENCIONARé QUE Tú ME DEBES TU PROPIA ALMA! Sí, mi hermano, te ruego que me hagas este favor por amor al Señor. Dame ese ánimo en Cristo. Mientras escribo esta carta estoy seguro de que harás lo que te pido, ¡y aún más!