Proverbios 21:1-13
Proverbios 21:1-13 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)
En las manos de Dios los planes del rey son como un río: toman el curso que Dios quiere darles. Todo el mundo cree hacer lo mejor, pero Dios juzga las intenciones. Más que recibir ofrendas y sacrificios, Dios prefiere que se haga justicia y que se practique la honradez. Hay tres cosas que son pecado: ser orgulloso, creerse muy inteligente, y vivir como un malvado. Cuando las cosas se piensan bien, el resultado es provechoso. Cuando se hacen a la carrera, el resultado es desastroso. Las riquezas que amontona el mentiroso se desvanecen como el humo; son una trampa mortal. La violencia destruye a los malvados porque se niegan a hacer justicia. Quien mal se comporta, lleva una vida difícil; quien vive honradamente lleva una vida sin problemas. Más vale vivir en un rincón del patio, que dentro de un palacio con una persona peleona. El malvado solo piensa en el mal, y hasta con sus amigos es malvado. Jóvenes sin experiencia, acepten el consejo de los sabios, y aprendan del castigo a los malcriados. Dios es justo, y sabe bien lo que piensa el malvado; por eso acaba por destruirlo. Quien no hace caso de las súplicas del pobre, un día pedirá ayuda y nadie se la dará.
Proverbios 21:1-13 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)
Como los repartimientos de las aguas, Así está el corazón del rey en la mano de Jehová; A todo lo que quiere lo inclina. Todo camino del hombre es recto en su propia opinión; Pero Jehová pesa los corazones. Hacer justicia y juicio es a Jehová Más agradable que sacrificio. Altivez de ojos, y orgullo de corazón, Y pensamiento de impíos, son pecado. Los pensamientos del diligente ciertamente tienden a la abundancia; Mas todo el que se apresura alocadamente, de cierto va a la pobreza. Amontonar tesoros con lengua mentirosa Es aliento fugaz de aquellos que buscan la muerte. La rapiña de los impíos los destruirá, Por cuanto no quisieron hacer juicio. El camino del hombre perverso es torcido y extraño; Mas los hechos del limpio son rectos. Mejor es vivir en un rincón del terrado Que con mujer rencillosa en casa espaciosa. El alma del impío desea el mal; Su prójimo no halla favor en sus ojos. Cuando el escarnecedor es castigado, el simple se hace sabio; Y cuando se le amonesta al sabio, aprende ciencia. Considera el justo la casa del impío, Cómo los impíos son trastornados por el mal. El que cierra su oído al clamor del pobre, También él clamará, y no será oído.
Proverbios 21:1-13 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)
En las manos del SEÑOR el corazón del rey son como un río: siguen el curso que el SEÑOR les ha trazado. A cada uno le parece correcto su camino, pero el SEÑOR juzga los corazones. Practicar la justicia y el derecho lo prefiere el SEÑOR a los sacrificios. Los ojos altivos, el corazón orgulloso y la luz de los malvados son pecado. Los planes bien pensados producen ganancias; los apresurados traen pobreza. La fortuna amasada por la lengua embustera se esfuma como la niebla y es mortal como una trampa. La violencia de los malvados los arrastrará, porque se niegan a practicar la justicia. Torcido es el camino del culpable, pero recta la conducta del hombre honrado. Más vale habitar en un rincón de la azotea que compartir el techo con mujer pendenciera. El malvado solo piensa en el mal; jamás se compadece de su prójimo. Cuando se castiga al insolente, aprende el inexperto; cuando se instruye al sabio, el inexperto adquiere conocimiento. El Justo considera la casa del malvado y lo entrega a la ruina. Quien cierra sus oídos al clamor del pobre llorará también sin que nadie le responda.
Proverbios 21:1-13 Reina Valera Contemporánea (RVC)
El corazón del rey se bifurca como los ríos, pero en manos del Señor sigue los planes divinos. El hombre cree que todo camino es recto, pero el Señor pondera los corazones. Al Señor le agrada que se le hagan ofrendas, pero más le agrada que se haga justicia. Esto es pecado: Los ojos altivos, el corazón orgulloso y los planes malvados. Si piensas lo que haces, tendrás abundancia; si te apresuras, acabarás en la pobreza. Amontonar tesoros a base de mentiras es una ilusión que te conduce a la muerte. A los impíos los destruye su propia rapiña, porque se rehúsan a hacer justicia. El malvado va por caminos torcidos, pero el hombre honrado actúa con rectitud. Es mejor vivir en la azotea de la casa que compartir la casa con una esposa agresiva. El impío tiene sed de maldad; no considera a nadie digno de compasión. Castiga al blasfemo, y el simple se hará sabio; aconseja al sabio, y este aprenderá su lección. El justo observa la casa del impío, y lo ve cuando es trastornado por el mal. El que cierra su oído al clamor del pobre tampoco será escuchado cuando pida ayuda.
Proverbios 21:1-13 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)
La mente del rey, en manos del Señor, sigue, como los ríos, el curso que el Señor quiere. Al hombre le parece bien todo lo que hace, pero el Señor es quien juzga las intenciones. Practica la rectitud y la justicia, pues Dios prefiere eso a los sacrificios. Ojos altivos, mente orgullosa; la luz de los malvados es pecado. Los planes bien meditados dan buen resultado; los que se hacen a la ligera causan la ruina. Las riquezas que se obtienen por medio de mentiras son ilusión pasajera de los que buscan la muerte. A los malvados los destruirá su propia violencia, por no haber querido practicar la justicia. La conducta del malvado es torcida e insegura; las acciones del hombre honrado son limpias. Más vale vivir en el borde de la azotea, que en una amplia mansión con una mujer pendenciera. El malvado solo piensa en hacer el mal; jamás mira con bondad a sus semejantes. Del castigo al insolente, el imprudente aprende; el sabio aprende con la sola explicación. El Dios justo observa la casa del malvado, y entrega a los malvados a la ruina. El que no atiende a los ruegos del pobre tampoco obtendrá respuesta cuando pida ayuda.
Proverbios 21:1-13 La Biblia de las Américas (LBLA)
Como canales de agua es el corazón del rey en la mano del SEÑOR; Él lo dirige donde le place. Todo camino del hombre es recto ante sus ojos, pero el SEÑOR sondea los corazones. El hacer justicia y derecho es más deseado por el SEÑOR que el sacrificio. Ojos altivos y corazón arrogante, lámpara de los impíos; eso es pecado. Los proyectos del diligente ciertamente son ventaja, mas todo el que se apresura, ciertamente llega a la pobreza. Conseguir tesoros con lengua mentirosa es un vapor fugaz, es buscar la muerte. La violencia de los impíos los arrastrará, porque se niegan a obrar con justicia. Torcido es el camino del pecador mas el proceder del limpio es recto. Mejor es vivir en un rincón del terrado que en una casa con mujer rencillosa. El alma del impío desea el mal; su prójimo no halla favor a sus ojos. Cuando el escarnecedor es castigado, el simple se hace sabio; pero cuando se instruye al sabio, adquiere conocimiento. El justo observa la casa del impío, llevando al impío a la ruina. El que cierra su oído al clamor del pobre, también él clamará y no recibirá respuesta.
Proverbios 21:1-13 Nueva Traducción Viviente (NTV)
El corazón del rey es como un arroyo dirigido por el SEÑOR, quien lo guía por donde él quiere. La gente puede considerarse en lo correcto según su propia opinión, pero el SEÑOR examina el corazón. Al SEÑOR le agrada más cuando hacemos lo que es correcto y justo que cuando le ofrecemos sacrificios. Los ojos arrogantes, el corazón orgulloso y las malas acciones son pecado. Los planes bien pensados y el arduo trabajo llevan a la prosperidad, pero los atajos tomados a la carrera conducen a la pobreza. La riqueza fruto de una lengua mentirosa es una neblina que se esfuma y una trampa mortal. La violencia de los perversos arrasará con ellos, porque se niegan a hacer lo que es justo. El culpable camina por un sendero torcido; el inocente anda por un camino recto. Es mejor vivir solo en un rincón de la azotea que en una casa preciosa con una esposa que busca pleitos. Los malvados desean el mal; no muestran compasión a sus vecinos. Si castigas al burlón, los ingenuos llegan a ser sabios; si instruyes al sabio, será aún más sabio. El Justo sabe lo que ocurre en el hogar de los perversos; él traerá desastre sobre ellos. Los que tapan sus oídos al clamor del pobre tampoco recibirán ayuda cuando pasen necesidad.