Proverbios 6:20-35
Proverbios 6:20-35 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)
Hijo mío, obedece el mandamiento de tu padre y no abandones la enseñanza de tu madre. Grábatelos en tu corazón; cuélgatelos al cuello. Cuando camines, te servirán de guía; cuando duermas, vigilarán tu sueño; cuando despiertes, hablarán contigo. El mandamiento es una lámpara, la enseñanza es una luz y la disciplina es el camino a la vida. Te protegerán de la mujer malvada, de la mujer ajena y de su lengua seductora. No abrigues en tu corazón deseos por su belleza ni te dejes cautivar por sus ojos. Pues la ramera va tras un pedazo de pan, pero la mujer ajena busca tu valiosa vida. ¿Puede alguien echarse brasas en el pecho sin quemarse la ropa? ¿Puede alguien caminar sobre las brasas sin quemarse los pies? Pues tampoco quien se acuesta con la mujer ajena puede tocarla y quedar impune. No se desprecia al ladrón que roba para mitigar su hambre; pero si lo atrapan, deberá devolver siete tantos lo robado, aun cuando eso le cueste todas sus posesiones. Pero el que comete adulterio es falto de juicio; el que así actúa se destruye a sí mismo. No sacará más que golpes y vergüenzas, y no podrá borrar su humillación. Porque los celos desatan la furia del esposo y este no perdonará en el día de la venganza. No aceptará nada en desagravio ni se contentará con muchos regalos.
Proverbios 6:20-35 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)
Querido jovencito, cumple al pie de la letra con los mandamientos de tu padre y con las enseñanzas de tu madre. Grábatelos en la memoria, y tenlos siempre presentes; te mostrarán el camino a seguir, velarán tu sueño mientras duermes, y hablarán contigo cuando despiertes. Los mandamientos y las enseñanzas son como una lámpara encendida; la corrección y la disciplina te mostrarán cómo debes vivir; te cuidarán de la mujer infiel, que con palabras dulces te convence. No pienses en esa malvada; no te dejes engañar por su hermosura ni te dejes cautivar por su mirada. Por una prostituta puedes perder la comida, pero por la mujer de otro puedes perder la vida. Si te echas brasas en el pecho, te quemarás la ropa; si caminas sobre brasas, te quemarás los pies; si te enredas con la esposa de otro, no quedarás sin castigo. No se ve mal que un ladrón robe para calmar su hambre, aunque si lo sorprenden robando debe devolver siete veces el valor de lo robado; a veces tiene que pagar con todas sus posesiones. Pero el que se enreda con la mujer de otro comete la peor estupidez: busca golpes, encuentra vergüenzas, ¡y acaba perdiendo la vida! Además, el marido engañado da rienda suelta a su furia; si de vengarse se trata, no perdona a nadie. Un marido ofendido no acepta nada a cambio; no se da por satisfecho ni con todo el oro del mundo.
Proverbios 6:20-35 Reina Valera Contemporánea (RVC)
Hijo mío, cumple el mandamiento de tu padre, y no te apartes de la enseñanza de tu madre. Llévalos siempre dentro de tu corazón; pórtalos alrededor de tu cuello. Serán tu guía cuando camines, te protegerán cuando duermas, y te hablarán cuando despiertes. El mandamiento es lámpara, la enseñanza es luz, y las reprensiones son el camino de la vida. Te librarán de la mujer malvada, de la lengua sutil de la mujer ajena. No codicies en tu corazón su hermosura, ni dejes que ella te atrape con sus miradas. Una ramera te cuesta un bocado de pan, pero la mujer ajena te puede costar la vida. ¿Quién se echa fuego en el pecho sin que se queme su ropa? ¿Quién puede andar sobre brasas sin que se quemen sus pies? ¡Pues tampoco puede clamar inocencia el que se acuesta con la mujer de su prójimo! Nadie desprecia al que roba, si lo hace para calmar su apetito; si lo sorprenden, debe pagar siete veces y entregar todo el patrimonio de su casa, pero cometer adulterio es no tener cabeza; quien adultera, se corrompe a sí mismo, lo que obtiene son golpes y vergüenza, y nunca logra borrar esa mancha. Los celos despiertan la ira del hombre, y en el día de la venganza este no perdona; no perdona ni se da por satisfecho, aunque se le ofrezcan muchos obsequios.
Proverbios 6:20-35 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)
Hijo mío, guarda siempre en tu memoria los mandamientos y enseñanzas de tus padres. Llévalos siempre sobre tu corazón, átalos alrededor de tu cuello; te guiarán cuando andes de viaje, te protegerán cuando estés dormido, hablarán contigo cuando despiertes. En verdad, los mandamientos y las enseñanzas son una lámpara encendida; las correcciones y los consejos son el camino de la vida. Te protegerán de la mujer malvada, de las palabras melosas de la mujer ajena. No permitas que su belleza encienda tu pasión; ¡no te dejes atrapar por sus miradas! La prostituta va tras un bocado de pan, pero la adúltera va tras el hombre que vale. El que se echa fuego en el pecho, sin duda se quema la ropa. El que camina sobre las brasas, se quema los pies. El que se enreda con la mujer ajena, no quedará sin castigo. Nadie desprecia al ladrón que roba para calmar su hambre; aunque si lo encuentran robando, tendrá que devolver siete veces lo robado, y aun tendrá que dar todo cuanto tenga. ¡Qué imprudente es el que anda con la mujer ajena! ¡El que lo hace se destruye a sí mismo! Tendrá que afrontar golpes y ofensas, y no habrá nada que borre su deshonra. Porque el hombre celoso es como un fuego, y no perdona a la hora de vengarse; no acepta desagravio alguno, ni se calma ante muchos regalos.
Proverbios 6:20-35 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)
Guarda, hijo mío, el mandamiento de tu padre, Y no dejes la enseñanza de tu madre; Átalos siempre en tu corazón, Enlázalos a tu cuello. Te guiarán cuando andes; cuando duermas te guardarán; Hablarán contigo cuando despiertes. Porque el mandamiento es lámpara, y la enseñanza es luz, Y camino de vida las reprensiones que te instruyen, Para que te guarden de la mala mujer, De la blandura de la lengua de la mujer extraña. No codicies su hermosura en tu corazón, Ni ella te prenda con sus ojos; Porque a causa de la mujer ramera el hombre es reducido a un bocado de pan; Y la mujer caza la preciosa alma del varón. ¿Tomará el hombre fuego en su seno Sin que sus vestidos ardan? ¿Andará el hombre sobre brasas Sin que sus pies se quemen? Así es el que se llega a la mujer de su prójimo; No quedará impune ninguno que la tocare. No tienen en poco al ladrón si hurta Para saciar su apetito cuando tiene hambre; Pero si es sorprendido, pagará siete veces; Entregará todo el haber de su casa. Mas el que comete adulterio es falto de entendimiento; Corrompe su alma el que tal hace. Heridas y vergüenza hallará, Y su afrenta nunca será borrada. Porque los celos son el furor del hombre, Y no perdonará en el día de la venganza. No aceptará ningún rescate, Ni querrá perdonar, aunque multipliques los dones.
Proverbios 6:20-35 La Biblia de las Américas (LBLA)
¶Hijo mío, guarda el mandamiento de tu padre, y no abandones la enseñanza de tu madre; átalos de continuo en tu corazón, enlázalos a tu cuello. Cuando andes, te guiarán; cuando duermas, velarán por ti; y al despertarte, hablarán contigo. Porque el mandamiento es lámpara, y la enseñanza luz, y camino de vida las reprensiones de la instrucción, para librarte de la mujer mala, de la lengua suave de la desconocida. No codicies su hermosura en tu corazón, ni dejes que te cautive con sus párpados. Porque por causa de una ramera uno es reducido a un pedazo de pan, pero la adúltera anda a la caza de la vida preciosa. ¿Puede un hombre poner fuego en su seno sin que arda su ropa? ¿O puede caminar un hombre sobre carbones encendidos sin que se quemen sus pies? Así es el que se llega a la mujer de su prójimo; cualquiera que la toque no quedará sin castigo. No se desprecia al ladrón si roba para saciarse cuando tiene hambre; mas cuando es sorprendido, paga siete veces; tiene que dar todos los bienes de su casa. Él que comete adulterio no tiene entendimiento; destruye su alma el que lo hace. Heridas y vergüenza hallará, y su afrenta no se borrará. Porque los celos enfurecen al hombre, y no perdonará en el día de la venganza. No aceptará ningún rescate, ni se dará por satisfecho aunque le des muchos presentes.
Proverbios 6:20-35 Nueva Traducción Viviente (NTV)
Hijo mío, obedece los mandatos de tu padre, y no descuides la instrucción de tu madre. Guarda siempre sus palabras en tu corazón; átalas alrededor de tu cuello. Cuando camines, su consejo te guiará. Cuando duermas, te protegerá. Cuando despiertes, te orientará. Pues su mandato es una lámpara y su instrucción es una luz; su disciplina correctiva es el camino que lleva a la vida. Te protegerán de la mujer inmoral, de la lengua suave de la mujer promiscua. No codicies su belleza; no dejes que sus miradas coquetas te seduzcan. Pues una prostituta te llevará a la pobreza, pero dormir con la mujer de otro hombre te costará la vida. ¿Acaso puede un hombre echarse fuego sobre las piernas sin quemarse la ropa? ¿Podrá caminar sobre carbones encendidos sin ampollarse los pies? Así le sucederá al hombre que duerme con la esposa de otro hombre. El que la abrace no quedará sin castigo. Tal vez haya excusas para un ladrón que roba porque se muere de hambre. Pero si lo atrapan, deberá pagar siete veces la cantidad que robó, aunque tenga que vender todo lo que hay en su casa. Pero el hombre que comete adulterio es un necio total, porque se destruye a sí mismo. Será herido y deshonrado. Su vergüenza no se borrará jamás. Pues el marido celoso de la mujer se enfurecerá, y no tendrá misericordia cuando se cobre venganza. No aceptará ninguna clase de compensación ni habrá suma de dinero que lo satisfaga.