Salmos 31:1-12
Salmos 31:1-12 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)
En ti, SEÑOR, busco refugio; jamás permitas que me avergüencen. Por tu justicia, líbrame. Inclina a mí tu oído y acude pronto a socorrerme. Sé tú mi roca de refugio, la fortaleza de mi salvación. Guíame, pues eres mi roca y mi fortaleza, dirígeme por amor a tu nombre. Líbrame de la trampa que me han tendido, porque tú eres mi refugio. En tus manos encomiendo mi espíritu; líbrame, SEÑOR, Dios de la verdad. Odio a los que adoran ídolos vanos; yo, por mi parte, confío en ti, SEÑOR. Me alegro y me regocijo en tu amor, porque tú has visto mi aflicción y conoces las angustias de mi alma. No me entregaste al enemigo, sino que me pusiste en lugar espacioso. Tenme compasión, SEÑOR, que estoy angustiado; el dolor debilita mis ojos, mi alma y mi cuerpo. La vida se me va en angustias y los años en lamentos; la aflicción está acabando con mis fuerzas y mis huesos se van debilitando. Por causa de todos mis enemigos, soy motivo de desprecio para mis vecinos; soy un espanto para mis amigos; de mí huyen los que me encuentran en la calle. Me han olvidado, como si hubiera muerto; soy como una vasija hecha pedazos.
Salmos 31:1-12 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)
1 (2) Dios de Israel, tú eres un Dios justo; no me dejes pasar vergüenza. ¡Sálvame, pues confío en ti! 2 (3) Préstame atención, ven pronto a socorrerme. Protégeme como una enorme roca, rodéame como una alta muralla. 3 (4) ¡Tú eres la roca que me protege! ¡Tú eres la muralla que me salva! Guíame y dirígeme, pues así lo prometiste. 4 (5) No me dejes caer en la trampa que me han puesto mis enemigos; ¡tú eres mi protector! 5 (6) Tú eres un Dios fiel. ¡Sálvame! ¡Mi vida está en tus manos! 6 (7) Odio a los que adoran ídolos, pues estos no sirven para nada; ¡pero yo en ti confío! 7 (8) Tu bondad me llena de alegría, pues me viste sufrir y me cuidaste, 8 (9) me libraste de mis enemigos, y me diste libertad. 9 (10) Dios mío, tenme compasión, pues estoy muy angustiado, siento dolor en todo el cuerpo y mis ojos ya no aguantan más. 10 (11) Toda mi vida he sufrido, toda mi vida he llorado; mi maldad me debilita, mis huesos no me sostienen. 11 (12) Amigos y enemigos me ven como poca cosa; al verme en la calle se espantan y huyen de mí. 12 (13) Me tienen olvidado, como si ya me hubiera muerto; ¡parezco un vaso hecho pedazos!
Salmos 31:1-12 Reina Valera Contemporánea (RVC)
Señor, yo confío en ti; no permitas nunca que sea yo avergonzado. ¡Ponme a salvo, pues tú eres justo! ¡Inclínate a escucharme! ¡Ven pronto en mi ayuda! ¡Sé tú mi roca fuerte, la fortaleza que me salve! Ciertamente, tú eres mi roca y mi castillo; guíame; encamíname por causa de tu nombre. Sácame de la red que me han tendido, pues tú eres mi refugio. En tus manos encomiendo mi espíritu; ¡ponme a salvo, Señor, Dios de la verdad! Señor, yo confío en ti, pero odio a los que adoran ídolos huecos. Yo me lleno de alegría por tu misericordia, pues tú has tomado en cuenta mi aflicción y conoces las angustias de mi alma. No me has puesto en manos de mi adversario; más bien, me has plantado en lugares amplios. Ten misericordia de mí, Señor, porque estoy muy angustiado. Mis ojos se consumen de tristeza, lo mismo que mi alma y todo mi ser. Mi vida se va consumiendo de dolor; mis años transcurren en medio de suspiros. La maldad acaba con mis fuerzas, y hasta mis huesos se van debilitando. Todos mis enemigos se burlan de mí, y más aún mis vecinos; ¡soy el hazmerreír de mis conocidos! Los que me ven en la calle, huyen de mí. Me han olvidado, como a los muertos; hasta parezco una vasija hecha pedazos.
Salmos 31:1-12 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)
1 (2) Señor, en ti busco protección; ¡no me defraudes jamás! ¡Ponme a salvo, pues tú eres justo! 2 (3) Dígnate escucharme; ¡date prisa, líbrame ya! Sé tú mi roca protectora, ¡sé tú mi castillo de refugio y salvación! 3 (4) ¡Tú eres mi roca y mi castillo! ¡Guíame y protégeme; haz honor a tu nombre! 4 (5) ¡Sácame de la trampa que me han tendido, pues tú eres mi protector! 5 (6) En tus manos encomiendo mi espíritu; ¡rescátame, Señor, Dios de la verdad! 6 (7) Odio a los que adoran ídolos inútiles. He puesto mi confianza en el Señor. 7 (8) Tu amor me trae gozo y alegría. Tú has visto mis tristezas, conoces mis aflicciones; 8 (9) no me entregaste en manos del enemigo; ¡me hiciste poner pie en lugar seguro! 9 (10) Señor, ten compasión de mí, pues estoy en peligro. El dolor debilita mis ojos, mi cuerpo, ¡todo mi ser! 10 (11) ¡El dolor y los lamentos acaban con los años de mi vida! La tristeza acaba con mis fuerzas; ¡mi cuerpo se está debilitando! 11 (12) Soy el hazmerreír de mis enemigos, objeto de burla de mis vecinos, horror de quienes me conocen. ¡Huyen de mí cuantos me ven en la calle! 12 (13) Me han olvidado por completo, como si ya estuviera muerto. Soy como un jarro hecho pedazos.
Salmos 31:1-12 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)
En ti, oh Jehová, he confiado; no sea yo confundido jamás; Líbrame en tu justicia. Inclina a mí tu oído, líbrame pronto; Sé tú mi roca fuerte, y fortaleza para salvarme. Porque tú eres mi roca y mi castillo; Por tu nombre me guiarás y me encaminarás. Sácame de la red que han escondido para mí, Pues tú eres mi refugio. En tu mano encomiendo mi espíritu; Tú me has redimido, oh Jehová, Dios de verdad. Aborrezco a los que esperan en vanidades ilusorias; Mas yo en Jehová he esperado. Me gozaré y alegraré en tu misericordia, Porque has visto mi aflicción; Has conocido mi alma en las angustias. No me entregaste en mano del enemigo; Pusiste mis pies en lugar espacioso. Ten misericordia de mí, oh Jehová, porque estoy en angustia; Se han consumido de tristeza mis ojos, mi alma también y mi cuerpo. Porque mi vida se va gastando de dolor, y mis años de suspirar; Se agotan mis fuerzas a causa de mi iniquidad, y mis huesos se han consumido. De todos mis enemigos soy objeto de oprobio, Y de mis vecinos mucho más, y el horror de mis conocidos; Los que me ven fuera huyen de mí. He sido olvidado de su corazón como un muerto; He venido a ser como un vaso quebrado.
Salmos 31:1-12 La Biblia de las Américas (LBLA)
En ti, oh SEÑOR, me refugio; jamás sea yo avergonzado; líbrame en tu justicia. Inclina a mí tu oído, rescátame pronto; sé para mí roca fuerte, fortaleza para salvarme. Porque tú eres mi roca y mi fortaleza, y por amor de tu nombre me conducirás y me guiarás. Me sacarás de la red que en secreto me han tendido; porque tú eres mi refugio. En tu mano encomiendo mi espíritu; tú me has redimido, oh SEÑOR, Dios de verdad. ¶Aborrezco a los que confían en ídolos vanos; mas yo confío en el SEÑOR. Me gozaré y me alegraré en tu misericordia, porque tú has visto mi aflicción; has conocido las angustias de mi alma, y no me has entregado en manos del enemigo; tú has puesto mis pies en lugar espacioso. ¶Ten piedad de mí, oh SEÑOR, porque estoy en angustia; se consumen de sufrir mis ojos, mi alma y mis entrañas. Pues mi vida se gasta en tristeza, y mis años en suspiros; mis fuerzas se agotan a causa de mi iniquidad, y se ha consumido mi cuerpo. A causa de todos mis adversarios, he llegado a ser objeto de oprobio, especialmente para mis vecinos, y causa de espanto para mis conocidos; los que me ven en la calle huyen de mí. Como un muerto soy olvidado, sin ser recordado, soy semejante a un vaso roto.
Salmos 31:1-12 Nueva Traducción Viviente (NTV)
Oh SEÑOR, a ti acudo en busca de protección; no dejes que me avergüencen. Sálvame, porque tú haces lo correcto. Inclina tu oído para escucharme; rescátame pronto. Sé mi roca de protección, una fortaleza donde estaré a salvo. Tú eres mi roca y mi fortaleza; por el honor de tu nombre, sácame de este peligro. Rescátame de la trampa que me tendieron mis enemigos, porque solo en ti encuentro protección. Encomiendo mi espíritu en tu mano; rescátame, SEÑOR, porque tú eres un Dios fiel. Detesto a los que rinden culto a ídolos inútiles; yo confío en el SEÑOR. Me gozaré y me alegraré en tu amor inagotable, porque has visto mis dificultades y te preocupas por la angustia de mi alma. No me entregaste a mis enemigos, sino que me pusiste en un lugar seguro. Ten misericordia de mí, SEÑOR, porque estoy angustiado. Las lágrimas me nublan la vista; mi cuerpo y mi alma se marchitan. Estoy muriendo de dolor; se me acortan los años por la tristeza. El pecado me dejó sin fuerzas; me estoy consumiendo por dentro. Todos mis enemigos me desprecian y mis vecinos me rechazan; ¡ni mis amigos se atreven a acercarse a mí! Cuando me ven por la calle, salen corriendo para el otro lado. Me han olvidado como si estuviera muerto, como si fuera una vasija rota.