Salmos 39:1-13
Salmos 39:1-13 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)
Me dije a mí mismo: «Mientras esté ante gente malvada vigilaré mi conducta, me abstendré de pecar con la lengua, me pondré una mordaza en la boca». Así que guardé silencio, me mantuve callado. ¡Ni aun lo bueno salía de mi boca! Pero mi angustia iba en aumento; ¡el corazón me ardía en el pecho! Al meditar en esto, el fuego se inflamó y tuve que decir: «Hazme saber, SEÑOR, cuál es el final de mi vida y el número de mis días; hazme saber lo efímero que soy. Muy breve es la vida que me has dado; ante ti, mis años no son nada. ¡El ser humano es como un soplo! Selah »Es como una sombra que pasa. En vano se afana por amontonar riquezas, pues no sabe quién se quedará con ellas. »Y ahora, Señor, ¿qué esperanza me queda? ¡Mi esperanza he puesto en ti! Líbrame de todas mis transgresiones. Que los necios no se burlen de mí. He guardado silencio; no he abierto la boca, pues tú eres quien actúa. Aparta de mí tu azote, que los golpes de tu mano me aniquilan. Tú reprendes a los mortales, los castigas por su iniquidad; como polilla, acabas con lo que más desean. ¡Un soplo nada más es el mortal! Selah »SEÑOR, escucha mi oración, atiende a mi clamor; no te desentiendas de mi llanto. Ante ti soy un extranjero, alguien que está de paso, como todos mis antepasados. No me mires con enojo y volveré a alegrarme antes que me vaya y deje de existir».
Salmos 39:1-13 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)
Yo dije: Atenderé a mis caminos, Para no pecar con mi lengua; Guardaré mi boca con freno, En tanto que el impío esté delante de mí. Enmudecí con silencio, me callé aun respecto de lo bueno; Y se agravó mi dolor. Se enardeció mi corazón dentro de mí; En mi meditación se encendió fuego, Y así proferí con mi lengua: Hazme saber, Jehová, mi fin, Y cuánta sea la medida de mis días; Sepa yo cuán frágil soy. He aquí, diste a mis días término corto, Y mi edad es como nada delante de ti; Ciertamente es completa vanidad todo hombre que vive. Selah Ciertamente como una sombra es el hombre; Ciertamente en vano se afana; Amontona riquezas, y no sabe quién las recogerá. Y ahora, Señor, ¿qué esperaré? Mi esperanza está en ti. Líbrame de todas mis transgresiones; No me pongas por escarnio del insensato. Enmudecí, no abrí mi boca, Porque tú lo hiciste. Quita de sobre mí tu plaga; Estoy consumido bajo los golpes de tu mano. Con castigos por el pecado corriges al hombre, Y deshaces como polilla lo más estimado de él; Ciertamente vanidad es todo hombre. Selah Oye mi oración, oh Jehová, y escucha mi clamor. No calles ante mis lágrimas; Porque forastero soy para ti, Y advenedizo, como todos mis padres. Déjame, y tomaré fuerzas, Antes que vaya y perezca.
Salmos 39:1-13 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)
1 (2) Yo me había propuesto cuidar mi conducta y no pecar con mis palabras, y hasta taparme la boca en presencia de gente malvada. 2 (3) Así que guardé silencio y no dije una sola palabra. Pero eso no me ayudó en nada, pues mi angustia era mayor: 3 (4) ¡el corazón me ardía en el pecho! Mientras más pensaba en esto, más frustrado me sentía; al fin abrí la boca y dije: 4 (5) «Dios mío, hazme saber cuál será mi fin, y cuánto tiempo me queda de vida; hazme saber cuán corta es mi vida. 5 (6) Me has dado una vida muy breve, ¡tan breve que no es nada para ti! ¡Nadie dura más que un suspiro! 6 (7) Nuestra vida es pasajera; de nada nos sirve amontonar riquezas si al fin y al cabo otros se quedarán con ellas. 7 (8) »Siendo esto así, Dios mío, ¿qué es lo que puedo esperar? ¡En ti he puesto mi esperanza! 8 (9) Líbrame de todos mis pecados; ¡no dejes que esos necios se burlen de mí! 9 (10) »Yo he guardado silencio, no he abierto la boca; ¡nadie puede pedirte cuentas de lo que decides hacer! 10 (11) Deja ya de castigarme, pues tus golpes me aniquilan. 11 (12) Tú castigas a la gente y corriges su maldad; destruyes como polilla lo que ellos más valoran. ¡Nadie dura más que un suspiro! 12 (13) »Dios mío, oye mi oración, escucha mi queja, no desatiendas mi llanto. Para ti soy un peregrino; estoy de paso por esta vida, como mis antepasados. 13 (14) Ya no me mires así, y antes de abandonar este mundo dame un poco de alegría».
Salmos 39:1-13 Reina Valera Contemporánea (RVC)
Decidí prestar atención a mis caminos para no incurrir en pecado con mi lengua; decidí refrenar mis palabras mientras tuviera un malvado cerca de mí. Y guardé un profundo silencio; ni siquiera hablaba de lo bueno. Y mi dolor se agravó. En mi interior, mi corazón se enardeció; al pensar en esto, estalló mi enojo y no pude menos que decir: «Señor, hazme saber qué fin tendré, y cuánto tiempo me queda de vida. ¡Quiero saber cuán frágil soy! Tú me has dado una vida muy corta; ante ti, mis años de vida no son nada. ¡Ay, un simple soplo somos los mortales! ¡Ay, todos pasamos como una sombra! ¡Ay, de nada nos sirve tratar de enriquecernos, pues nadie sabe para quién trabaja! »Señor, ¿qué puedo esperar, si en ti he puesto mi esperanza? ¡Líbrame de todos mis pecados! ¡No permitas que los necios se burlen de mí!» Y volví a guardar silencio. No abrí la boca, porque tú eres quien actúa. ¡Deja ya de hostilizarme, pues tus golpes están acabando conmigo! Tú nos corriges al castigar nuestros pecados, pero destruyes, como polilla, lo que más amamos. ¡Ay, solo un soplo somos los mortales! Señor, ¡escucha mi oración! ¡Atiende a mi clamor! ¡No guardes silencio ante mis lágrimas! Ciertamente, para ti soy un extraño; soy un advenedizo, como mis antepasados, pero déjame recobrar las fuerzas antes de que parta y deje de existir.
Salmos 39:1-13 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)
1 (2) Yo había prometido cuidar mi conducta, y no pecar con mi lengua, y ponerle un freno a mis labios mientras hubiera malvados delante de mí. 2 (3) Y me hacía el mudo: no decía nada. ¡Ni siquiera hablaba de lo bueno! Pero mi dolor iba en aumento; 3 (4) ¡el corazón me ardía en el pecho! Pensando en ello, un fuego se encendió dentro de mí, y dije entonces con voz fuerte: 4 (5) «Señor, hazme saber qué fin tendré y cuánto tiempo voy a vivir, para que comprenda cuán breve es mi vida. 5 (6) Me has dado una vida muy corta; no es nada mi vida delante de ti. ¡Todo hombre dura lo que un suspiro! 6 (7) ¡Todo hombre pasa como una sombra! De nada le sirve amontonar riquezas, pues no sabe quién se quedará con ellas. 7 (8) Y así, Señor, ¿qué puedo ya esperar? ¡Mi esperanza está en ti! 8 (9) Líbrame de mis pecados; no dejes que los necios se burlen de mí. 9 (10) »Me hice el mudo y no abrí la boca, porque tú eres el que actúa. 10 (11) Aparta de mí tus golpes; estoy acabado por los golpes de tu brazo. 11 (12) Tú corriges al hombre castigando su maldad, y reduces a polvo lo que más ama. ¡Todo hombre es un suspiro! 12 (13) »Señor, escucha mi oración, ¡presta oído a mis lamentos!, ¡no te quedes callado ante mis lágrimas! Yo soy para ti un extranjero, un ave de paso, como mis antepasados. 13 (14) Deja ya de mirarme, dame un momento de respiro, antes que me vaya y deje de existir.»
Salmos 39:1-13 La Biblia de las Américas (LBLA)
Yo dije: Guardaré mis caminos, para no pecar con mi lengua; guardaré mi boca como con mordaza, mientras el impío esté en mi presencia. Enmudecí y callé; guardé silencio aun acerca de lo bueno, y se agravó mi dolor. Ardía mi corazón dentro de mí; mientras meditaba, se encendió el fuego; entonces dije con mi lengua: SEÑOR, hazme saber mi fin, y cuál es la medida de mis días, para que yo sepa cuán efímero soy. He aquí, tú has hecho mis días muy breves, y mi existencia es como nada delante de ti; ciertamente todo hombre, aun en la plenitud de su vigor, es solo un soplo. (Selah ) Sí, como una sombra anda el hombre; ciertamente en vano se afana; acumula riquezas, y no sabe quién las recogerá. ¶Y ahora, Señor, ¿qué espero? En ti está mi esperanza. Líbrame de todas mis transgresiones; no me hagas la burla de los necios. Mudo me he quedado, no abro la boca, porque tú eres el que ha obrado. Quita de mí tu plaga; por la dureza de tu mano estoy pereciendo. Con castigos corriges al hombre por su iniquidad; como la polilla, consumes lo que es más precioso para él; ciertamente, todo hombre es solo un soplo. (Selah) ¶Escucha mi oración, oh SEÑOR, y presta oído a mi clamor; no guardes silencio ante mis lágrimas; porque extranjero soy junto a ti, peregrino, como todos mis padres. Aparta de mí tu mirada, para poder alegrarme, antes de que me vaya de aquí, y ya no exista.
Salmos 39:1-13 Nueva Traducción Viviente (NTV)
Me dije: «Tendré cuidado con lo que hago y no pecaré en lo que digo. Refrenaré la lengua cuando los que viven sin Dios anden cerca». Pero mientras estaba allí en silencio —sin siquiera hablar de cosas buenas—, el torbellino en mi interior se hizo cada vez peor. Cuanto más pensaba, más me enardecía, hasta que disparé un fuego de palabras: «SEÑOR, recuérdame lo breve que será mi tiempo sobre la tierra. Recuérdame que mis días están contados, ¡y cuán fugaz es mi vida! La vida que me has dado no es más larga que el ancho de mi mano. Toda mi vida es apenas un instante para ti; cuando mucho, cada uno de nosotros es apenas un suspiro». Interludio Somos tan solo sombras que se mueven y todo nuestro ajetreo diario termina en la nada. Amontonamos riquezas sin saber quién las gastará. Entonces, Señor, ¿dónde pongo mi esperanza? Mi única esperanza está en ti. Rescátame de mis rebeliones. No permitas que los necios se burlen de mí. En silencio estoy delante de ti; no diré ni una palabra, porque mi castigo proviene de ti. ¡Pero por favor, deja de castigarme! Estoy agotado por los golpes de tu mano. Cuando nos disciplinas por nuestros pecados, consumes como una polilla lo que estimamos precioso. Cada uno de nosotros es apenas un suspiro. Interludio ¡Oh SEÑOR, oye mi oración! ¡Escucha mis gritos de auxilio! No cierres los ojos ante mis lágrimas. Pues soy tu invitado, un viajero de paso, igual que mis antepasados. Déjame solo para que pueda volver a sonreír antes de que parta de este mundo y no exista más.