Salmos 46:1-3
Salmos 46:1-3 Biblia Reina Valera 1960 (RVR1960)
Dios es nuestro amparo y fortaleza, Nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida, Y se traspasen los montes al corazón del mar; Aunque bramen y se turben sus aguas, Y tiemblen los montes a causa de su braveza. Selah
Salmos 46:1-3 Nueva Versión Internacional - Español (NVI)
Dios es nuestro refugio y nuestra fortaleza, nuestra segura ayuda en momentos de angustia. Por eso, no temeremos aunque se desmorone la tierra y las montañas se hundan en el fondo del mar; aunque rujan y se encrespen sus aguas, y ante su furia retiemblen los montes. Selah
Salmos 46:1-3 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)
1 (2) Nuestro Dios es como un castillo que nos brinda protección. Dios siempre nos ayuda cuando estamos en problemas. 2-3 (3-4) Aunque tiemble la tierra y se hundan las montañas hasta el fondo del mar; aunque se levanten grandes olas y sacudan los cerros con violencia, ¡no tendremos miedo!
Salmos 46:1-3 Reina Valera Contemporánea (RVC)
Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en todos los problemas. Por eso no tenemos ningún temor. Aunque la tierra se estremezca, y los montes se hundan en el fondo del mar; aunque sus aguas bramen y se agiten, y los montes tiemblen ante su furia.
Salmos 46:1-3 Biblia Dios Habla Hoy (DHH94I)
1 (2) Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza; nuestra ayuda en momentos de angustia. 2 (3) Por eso no tendremos miedo, aunque se deshaga la tierra, aunque se hundan los montes en el fondo del mar, 3 (4) aunque ruja el mar y se agiten sus olas, aunque tiemblen los montes a causa de su furia.
Salmos 46:1-3 La Biblia de las Américas (LBLA)
Dios es nuestro refugio y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Por tanto, no temeremos aunque la tierra sufra cambios, y aunque los montes se deslicen al fondo de los mares; aunque bramen y se agiten sus aguas, aunque tiemblen los montes con creciente enojo. (Selah )
Salmos 46:1-3 Nueva Traducción Viviente (NTV)
Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza; siempre está dispuesto a ayudar en tiempos de dificultad. Por lo tanto, no temeremos cuando vengan terremotos y las montañas se derrumben en el mar. ¡Que rujan los océanos y hagan espuma! ¡Que tiemblen las montañas mientras suben las aguas! Interludio