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Salmos 65:1-13

Salmos 65:1-13 Traducción en Lenguaje Actual (TLA)

1 (2) Dios mío, que vives en el monte Sión, tú mereces nuestras alabanzas; mereces que te cumplamos las promesas que te hacemos. 2-3 (3-4) Tú escuchas nuestra oración. Estamos cansados de pecar, por eso acudimos a ti. Nuestros pecados nos dominan, pero tú nos perdonas. 4 (5) ¡Qué bendición reciben los que viven cerca de ti, los que viven en tu mismo templo! Quedamos satisfechos con el alimento que de ti recibimos. 5 (6) Nuestro Dios y salvador, tú nos respondes dándonos la victoria. Gente de pueblos lejanos pone en ti su confianza. Así hacen los que viven más allá del mar. 6 (7) Tú, con tu poder y tu fuerza, formaste las montañas. 7 (8) Calmaste el rugido de los mares, calmaste el estruendo de sus olas, calmaste el alboroto de los pueblos. 8 (9) Los que viven en países lejanos tiemblan de miedo al ver tus grandes maravillas; del oriente al occidente, haces que la gente grite de alegría. 9-10 (10-11) Tú tienes cuidado de la tierra: la empapas con abundante lluvia y riegas los sembrados para que den muchos frutos. Con la lluvia aflojas la tierra y la preparas para la siembra. Llenas de agua los grandes arroyos, y haces brotar nuevas ramas. Así dejas listo el campo para que todos tengamos trigo. 11 (12) Llega el año a su fin y está lleno de bendiciones; por dondequiera que pasas dejas gran abundancia. 12 (13) En el desierto, el pasto es fresco; las colinas se revisten de alegría, 13 (14) las praderas se llenan de ovejas, y los valles se cubren de trigales. ¡Todo el mundo canta y lanza gritos de alegría!

Salmos 65:1-13 Reina Valera Contemporánea (RVC)

A ti, Dios mío, debemos alabarte en Sión; a ti debemos cumplir nuestros votos, pues tú escuchas nuestras oraciones. A ti acude todo el género humano. Nuestras malas acciones nos dominan, pero tú perdonas nuestras rebeliones. ¡Cuán dichoso es aquel a quien tú escoges y lo llevas a vivir en tus atrios! Nosotros quedamos plenamente satisfechos con las bondades de tu casa, con las bendiciones de tu santo templo. Tú, Dios de nuestra salvación, nos respondes con grandes actos de justicia. En ti esperan los confines de la tierra y los mares más remotos. Tú te revistes de valor y con tu poder afirmas los montes. Tú sosiegas el estruendo de los mares, acallas el estrépito de sus olas, y silencias el alboroto de los pueblos. Tiemblan de miedo, ante tus maravillas, los que habitan en los extremos de la tierra. Tú haces que el sol grite de alegría al salir por la mañana, y al caer la tarde. Tú, con la lluvia, cuidas de la tierra, y en gran manera la fecundas y enriqueces. Llenas de agua tus corrientes caudalosas y preparas el grano, cuando así lo dispones. Haces que los surcos se empapen y que se nivelen los terrones; con tus lluvias los reblandeces, y bendices sus renuevos. Con tu bondad engalanas el año; a tu paso vas esparciendo abundancia. Los pastizales del desierto se ven rebosantes, y las colinas se revisten de alegría; los llanos se saturan de rebaños, y los valles se tapizan con trigales. ¡Todo canta y lanza gritos de júbilo!

Salmos 65:1-13 Nueva Traducción Viviente (NTV)

Qué poderosa alabanza, oh Dios, te pertenece en Sion. Cumpliremos los votos que te hemos hecho porque tú respondes a nuestras oraciones. Todos nosotros tenemos que acudir a ti. Aunque nuestros pecados nos abruman, tú los perdonas todos. ¡Cuánta alegría para los que escoges y acercas a ti, aquellos que viven en tus santos atrios! ¡Qué festejos nos esperan dentro de tu santo templo! Fielmente respondes a nuestras oraciones con imponentes obras, oh Dios nuestro salvador. Eres la esperanza de todos los que habitan la tierra, incluso de los que navegan en mares distantes. Con tu poder formaste las montañas y te armaste de una fuerza poderosa. Calmaste los océanos enfurecidos, con sus impetuosas olas, y silenciaste los gritos de las naciones. Los que viven en los extremos de la tierra quedan asombrados ante tus maravillas. Desde donde sale el sol hasta donde se pone, tú inspiras gritos de alegría. Cuidas la tierra y la riegas; la enriqueces y la haces fértil. El río de Dios tiene agua en abundancia; proporciona una exuberante cosecha de grano, porque así ordenaste que fuera. Con lluvias empapas la tierra arada; disuelves los terrones y nivelas los surcos. Ablandas la tierra con aguaceros y bendices sus abundantes cultivos. Coronas el año con una copiosa cosecha; hasta los senderos más pisoteados desbordan de abundancia. Las praderas del desierto se convierten en buenos pastizales, y las laderas de las colinas florecen de alegría. Los prados se visten con rebaños de ovejas, y los valles están alfombrados con grano. ¡Todos gritan y cantan de alegría!