Necesito Un PadreMuestra

AFIRMANDO LA IDENTIDAD DE HIJO

En el segundo día recibimos la paternidad de Dios. Ahora que tenemos la revelación de que somos hijos, debemos aprender a mantener nuestra identidad ya que a veces nuestra identidad se puede ser robada. Satanás es experto en robar y engañar, así que siempre va querer robar y colocar duda de nuestra identidad como hijos de Dios.

Desde que llegué a los pies de Jesús, una de mis luchas fue afirmar la identidad de hijo que hoy tengo. Antes de conocer a Jesús, tuve un problema de falta de identidad, que me llevó a creer que me gustaban personas del mismo sexo. Esto se agravó porque no tuve una figura paterna la cual me guiara, me enseñara, me corrigiera y me ayudara a afirmar mi identidad de hombre. Por lo tanto llené el vacío que sentía estando con personas del mismo sexo. 

Luego que llegara al camino de Dios, Satanás quería que continuara sintiéndome que era “homosexual”. Cada vez que salía, ya sea en el trabajo o en la calle, siempre me llamaban por esa palabra. Un día, llegué a casa molesto con el enemigo y con que intentara corromper mi identidad; y reprendí a Satanás y le dije que me viera como lo que soy: un hijo de Dios, un hombre, un sacerdote. Esa oración causó algo en el mundo espiritual, que las personas que antes me decían “homosexual” comenzaron a ver en mi a un hombre y dejaron de llamarme de esa manera.

Satanás no tiene autoridad sobre tu vida, cuando venga a levantarse en tu contra, hazle saber que eres hijo de Dios, que tienes identidad de hijo, eres real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios.

Oración final: Padre amado, en esta hora, decido afirmar mi identidad como tu hijo. Declaro que soy coheredero junto con Cristo. Que tu manto me cubre y me santifica y declaro que tu sangre me limpia y me protege. Me afirmo como tu hijo, como un hombre guerrero y un sacerdote. Declaro mi propósito guardado en tu mano, y el llamado que me has hecho lo cuidaré. Declaro que tu amor lo buscaré cada día de mi vida hasta tu venida. Soy un príncipe de tu reino. Me declaro en victoria en cada batalla, sellado por tu Santo Espíritu. Te doy gracias por el sacrificio de tu Hijo en la cruz, por liberarme y llamarme a tu luz admirable. Gracias porque me escogiste para grandes obras. Gracias por los hijos que me darás. Por la familia que formaré. Gracia porque me encontraste. Te amo mi ABBA Padre. ¡En el nombre poderoso de Jesús de Nazaret, amén!