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La Voz De DiosMuestra

La Voz De Dios

DÍA 3 DE 5

El escuchar la voz de Dios no es algo que deba escapar de nuestra “lógica espiritual”. ¡Todo lo contrario! Tiene que ser algo de lo que verdaderamente estamos convencidos de poder hacer, escuchar su voz no debe implicar jamás un milagro, (aunque lo es) sino que debe ser algo cotidiano en nuestro cristianismo.

Cuando nosotros escuchamos palabras de ánimo, de aliento de parte de nuestros jefes, amigos, padres, líderes y pastores, inmediatamente sentimos un impulso por seguir adelante. De forma instantánea creemos que si alguien más ve potencial en nosotros, entonces nosotros verdaderamente lo tenemos. Pero, si logramos escuchar la voz de nuestro Creador, no solo atenderemos a nuestra motivación emocional para conseguir las metas que nos propongamos, sino que podremos conseguir el tesoro más maravilloso para nosotros, ¡Las promesas de Dios!

Recuerdo alguna vez cuando estudiaba mi carrera, que tenía una buena motivación para convertirme en un músico profesional: el amor a la música. Sin embargo, con el paso de los años en el conservatorio de música, experimenté golpes que provocaban incertidumbre en mis estudios, en mi capacidad para terminar y en el ámbito laboral. Pero también recuerdo que fueron palabras de ánimo de la gente que me rodeaba lo que hacía que siguiera adelante, lo que hizo que terminara mi carrera y consiguiera un buen trabajo. Recién cuando terminé la carrera, alguien me habló de Jesús, del perdón de mis pecados, de la salvación eterna y del consuelo del Señor (el cual necesitaba profundamente). Con el paso de años, reflexionaba a cerca de mi paso como estudiante en el conservatorio, y le decía a Dios “estoy satisfecho de concluir mis estudios y ser un profesional, ¡pero nada se compara ahora al poder escuchar Tu voz, que me impulsa, que me alienta, que me esfuerza, que me anima para poder vivir una vida en victoria!”

La motivación más grande debe ser el alcanzar el propósito de Dios en nuestra vida, el cual no tiene comparación. En Su palabra, Dios nos deja muchísimos mandamientos, promesas, advertencias, el atender a cada una de ellas, el meditar en estas ordenanzas, y por supuesto el aplicarlas a nuestra vida, viene de una sola manera, al obedecer Su voz. La Palabra de Dios al ser de inspiración divina nos revela, que Dios debió haber hablado literalmente a aquellos quienes escribieron cada libro de La Biblia; la palabra “inspiración" que aparece en este versículo, proviene del griego féro que significa “llevar”, es decir, Dios llevó Su palabra a aquellos que escribieron los libros. Analicemos esto: cuando usted o yo queremos llevar un mensaje a alguien, lo hacemos de distintas maneras; la modernidad nos acerca a posibilidades infinitas de comunicación, la tecnología en estos días es tan avanzada, que con una sola tecla podemos comunicarnos; pero, ¿qué sucedía en tiempos bíblicos? ¿cómo podría usted transmitir o llevar un mensaje a alguien? Siempre y de todas formas, habría que llevarlo; ¿cómo es que se llevaban los mensajes antes? ¿De qué manera se transmitía la voluntad de alguien, las ordenes, las explicaciones, los relatos, los sucesos, la historia de las culturas, y aun las tradiciones? De manera verbal, de manera oral. Usted podrá pensar: "no solamente se transmitía de esa manera, estaban los diseños pictográficos y los escritos". Esto es un buen punto, sin embargo, en la antigüedad, y aun en nuestra época, todo lo que no se podía decir verbalmente, y en persona, se hacía y se sigue haciendo por escrito, entre otras formas. ¿Ve usted? Todo lo que por razones de distancia, se escribía, se dibujaba, se expresaba de diferente manera a la verbal; ésta es la forma en que Dios hablaba literalmente y lo sigue haciendo ahora.

Su Palabra, es concretamente eso, Su palabra, y ¿Qué sale de nuestra boca sino palabras? Dios habla a nuestras vidas exactamente de la misma manera que lo hacía con Moisés, se dirigía a él con la misma autoridad como lo hace con nosotros en la Biblia, con palabras de aliento, de ánimo, de confianza y de poder; a Moisés le revelaba su voluntad al igual que a nosotros, le mostraba lo que habría de suceder, de la misma forma que cada uno de los libros proféticos, y también le daba promesas que solo el Creador del universo podría hacer, del mismo modo que nosotros las hallamos en las Sagradas Escrituras. 

La Voz de Dios está tan cerca de nosotros y tan audible, como cerca tengamos la Biblia en nuestro corazón. Este maravilloso libro no fue dejado en la tierra por error, no fue una casualidad y mucho menos son escritos con despropósito. Todo lo contrario, es un manual de vida, es la voz de Dios que nos instruye desde nuestra niñez espiritual y nos forma como personas escogidas por el Padre. Si usted ha tenido la bendición de ser padre podrá estar de acuerdo con los siguiente: Usted encamina a sus hijos para que sean personas de bien, gente de provecho, con un alto estándar de principios morales y educación. Todo lo anterior, usted lo realiza con madurez, experiencia, conocimiento y discernimiento y lo hace de manera verbal, con consejos, prohibiciones, exhortaciones, palabras de aliento y promesas de recompensas por el bien actuar. Exactamente ocurre lo mismo con Dios, nuestro Padre. No existe nadie con más experiencia, conocimiento y discernimiento que nuestro amado Creador, y esas características las usa de igual manera con nosotros, hablándonos a través de su Palabra.

Día 2Día 4

Acerca de este Plan

La Voz De Dios

¿Dios sigue hablando hoy en día? ¿Su voz es audible? A lo largo de estos días, aprenderemos cuál es la voz de Dios y cómo aprender a escucharla en sus diversas manifestaciones. Escuchar al Señor es fundamental para poder vivir conforme a Su propósito y Su voluntad por que lo que más anhelamos es oír Su voz.

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Nos gustaría agradecer a Bruno Nava "De raíz" por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.facebook.com/Bruno-Nava-104653184912798?locale=es_ES