[5 Conversaciones Con Cristo]tres Pasos Para Convertirse en La Persona Más HumildeMuestra
David y Absalón
Somos como barro en las manos de Dios. La vida de David fue una demostración de cuánto David dejó que Dios llevara a cabo sus propósitos en su vida, por difíciles que fueran.
Cuando leemos la historia de cómo Absalón, el hijo de David, se rebeló contra él y le dio un golpe de estado, podemos ver lo humilde que era David. Mientras huía de su palacio y abandonaba su reino para dejar que su propio hijo lo tomara, encontramos a un rey que permitía males como la rebeldía y la injusticia, sin tomar el asunto en sus manos. Sus mejores consejeros lo reprendieron por permitir que su hijo le quitara sin ninguna lucha su reino. Pero David solo respondió una cosa: no iba a aferrarse a lo que probablemente ya no era suyo. Decidió no pelear con su hijo, porque sabía que Absalón no tenía el control. Alguien más tenía el control, alguien más poderoso: su Dios y su Señor. David sabía bien quién era el Señor de Israel; sabía cómo cederle el control a Dios.
David había aprendido que, aunque el fuera un gran rey, él no tenía el control. En lugar de controlar la situación, decidió controlarse a sí mismo. Si David se hubiera considerado grande y poderoso, habría tomado el control de las distintas situaciones que le tocó afrontar. Sin embargo, se consideraba un siervo de Dios, un rey siervo que estaba dispuesto a dejar que su Dios reinara sobre Israel e incluso sobre su propia casa. De hecho, David fue un rey humilde, uno que permitió que su propio hijo lo humillara, pero que muy pronto vio a su Dios exaltarlo cuando regresó a su palacio después de la muerte de Absalón. No regresó como un rey pretencioso, sino como un padre desconsolado.
David no se aferró a su trono. Demostró que estaba dispuesto a dejarlo ir. No se aferró a los privilegios terrenales. Un corazón humilde está dispuesto a dejar ir las riquezas y el poder. Oremos por un corazón tan humilde. Oremos por la gracia de Dios para no buscar los primeros lugares, sino los menos importantes. No busquemos ser reconocidos o vistos, sino más bien busquemos servir a Dios. Entreguemos todos nuestros dones, privilegios y títulos a los pies de la cruz, porque a su tiempo seremos exaltados.
Escrituras
Acerca de este Plan
Uno de los fariseos invitó al Señor Jesús a comer. Mientras Jesús observaba a los invitados elegir los mejores lugares para sentarse, les contó una historia y los exhortó a no elegir los mejores asientos, sino a elegir humildemente los menos importantes. Algunas personas se elevan a sí mismas para sentirse importantes, solo para ser humilladas después. Pero los humildes serán exaltados.
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Nos gustaría agradecer a Gregg Matte por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://houstonsfirst.org/