Ver a DiosMuestra

¿Qué Dios como tú?

Conocer el corazón de Dios debe ser el anhelo y el empeño de cada creyente. El mundo quiere darnos una visión de Dios incorrecta, muy lejos de lo que Dios es, piensa, siente o quiere. Pero es exactamente eso, la visión del mundo. Esa no es la visión que nos corresponde a nosotros recibir o creer. Sin embargo, hay ocasiones en que, a pesar de lo lejos que está de la verdad de Dios, la tomamos para nosotros y la creemos.

Dios se ha revelado a sí mismo y es maravilloso ver su fotografía contenida en las Escrituras. Veamos algunos ejemplos de estas descripciones que recibimos de Dios a cerca de sí mismo. “Y conocerás que yo soy Jehová, que no se avergonzarán los que esperan en mí.” Is. 49:23 ; “¿Qué Dios como tú, que perdona la maldad, y olvida el pecado del remanente de su heredad? No retuvo para siempre su enojo, porque se deleita en misericordia.” Miq. 7:18 ; “¿No has sabido, no has oído que el Dios eterno es Jehová, el cual creó los confines de la tierra? No desfallece, ni se fatiga con cansancio, y su entendimiento no hay quien lo alcance.” Is. 40:28

¿Cómo percibes a Dios, cómo lo define el mundo o cómo se ha revelado en su Palabra? Nuestra vida puede descansar en la maravillosa revelación que Dios ha dado de sí mismo. Su poder, su grandeza, su gracia, su infinita misericordia, su gran amor con que nos ha amado, todo lo que es Dios, lo es independientemente de lo que los hombres se atrevan a decir. Nosotros podemos confiar en el Altísimo y soberano Dios, a pesar de cuáles sean las circunstancias que vivamos, porque ese Dios nuestro, es Dios nuestro eternamente y para siempre. “Aunque todos los pueblos anden cada uno en el nombre de su dios, nosotros con todo andaremos en el nombre de Jehová nuestro Dios eternamente y para siempre.” Miq. 4:5

Por tanto, amados descansemos en el cuidado de nuestro amado Dios y confiemos en que siendo sus hijos, podemos acomodarnos tranquilamente bajo la sombra de sus alas, para sentirnos seguros y protegidos por Él. Ese es el mejor lugar donde nuestra alma puede reposar. “¡Cuán preciosa, oh Dios, es tu misericordia! Por eso los hijos de los hombres se amparan bajo la sombra de tus alas.” Sal. 36:7