ADORA EN EL DOLOR - PARTE II

Pablo llegando a la provincia de Macedonia, estaba haciendo lo propio en predicar el Evangelio. Pero esto molestó al mundo de las tinieblas y cada vez que pasaba por el mismo lugar una jóven, con un espíritu de adivinación, que hacía ganar dinero a sus amos, gritaba a voces que Pablo y Silas eran siervos de Dios.

Ya muchos saben la historia y de cómo esto llevó a Pablo y a Silas derechito al calabozo y no a cualquier calabozo. La Palabra nos dice que luego de ser fuertemente azotado fue llevado al calabozo de más adentro.

¿Cuántas veces has estado haciéndolo bien y de momento llegan pruebas y siente que estás en un calabozo sin poder salir? Llegan pruebas y dices: Señor si estaba siendo obediente, ¿por qué estoy aquí?

Nuestro ego nos hace pensar que todo gira alrededor de nosotros y no es así. Pablo, no cuestionó. Pudo quejarse del dolor y no lo hizo. ¿Sabes que hizo? ¡Se puso a cantar! Se puso a adorar a Dios en medio de su dolor. Los presos y guardias fueron salvos luego que hubo un gran terremoto.

Luego de perder a mi madre y de comenzar mi ministerio me tocó enfrentar más pérdidas. El año 2014 fue otro año fuerte para nuestra familia. En marzo de 2014, mi cuñado, esposo de mi hermana, y apóstol de muchos años, muere repentinamente. Menos de dos semanas después, en abril 3, muere mi padre. Dolor tras dolor, azote tras azote. En noviembre de 2014 perdí al bebé que Dios nos había hablado que nos iba a dar. Un año después, en acción de gracias del 2015 pierdo un segundo bebé.

Esta vez decidí adorar a Dios y entregarle todo mi dolor en adoración. Aprendí a adorar en medio del dolor y esto abrió puertas para que otros escucharan mi testimonio y pudieran salir de su prueba con más fuerza.

¿Ves? No todo se trata de nosotros. Siempre Dios usará nuestra prueba para cambiarnos y enseñarnos, pero sobre todo para salvar a otras vidas. Hay gente que sin tu saberlo te admiran en secreto y son esos mismos que en tu prueba son edificados cuando tienes la mejor actitud ante el dolor.

Adorar en medio del dolor no es fácil, pero sí trae bendición a nuestra vida.