¿Y SI DIOS NO NOS LIBRA?

Voy a la iglesia cristiana desde los 7 años. A la edad de 12 años entregué mi vida a Jesús y desde entonces he escuchado muchas prédicas acerca de Juan 14:14. “Si algo pidiereis en mi nombre yo lo haré”. Mateo 17:20 “Si tuvieras fe como un grano de mostaza” y muchos versículos más, los cuales nos motivan a pedirle a Dios y Él se encargará de cumplirnos.

Pero poco se predica de: “¿y qué pasa cuando Dios no cumple o contesta nuestra oración o petición?" Se nos enseña en todo tiempo a declarar. Declaro prosperidad, declaro sanidad, declaro esto o aquello y las iglesias se llenan de cristianos frustrados porque piensan que Dios es el genio de la lámpara de Aladino y que Él está en la obligación de contestar todas nuestras peticiones.

Nos convertimos en cristianos condicionales. Si Dios lo hace, le sirvo. Si Dios lo hace, lo adoro. A la primera que Dios no nos cumple salimos corriendo de la iglesia, porque Dios fue malo con nosotros y no contestó nuestra oración.

Sadrac, Mesac y Abed-nego sabían que había una posibilidad de que Dios no los librase del horno de fuego, pero esto no fue impedimento para ellos no poner su confianza en Dios. Ellos declararon al Rey que estaban muy seguros que Dios los podía librar del horno de fuego y de la mano del Rey, pero la parte más importante que desató su fe a otro nivel, fue cuando declararon: “Y si no, no te serviremos, ni adoraremos tu estatua”. ¿Y si no nos libra? ¿Y si no me sana? ¿Y si no contesta mi petición?

Un cristiano maduro vive con la convicción de que la voluntad de Dios siempre se hará en nosotros. Cuando tengas una petición, llévala en oración y declara que la voluntad de Dios se manifieste en tu vida. Ten la certeza que Dios te puede librar pero si no te libra, igual serás agradecido. Recuerda que le servimos a Dios por amor, por lo que Él es; no por lo que Él nos pueda ofrecer.