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Corazón Adorador

DÍA 6 DE 7

El don de Dios

Durante muchos años, e incluso siendo cristiana, experimenté tristeza y desamparo, me sentí sola y deprimida. Era esa clase de soledad que no tiene nada que ver con que estés rodeada de personas; es un sentimiento profundo dentro de ti, que te hace sentir que has naufragado en una isla desierta. Es experimentar una desconexión de todo lo que te rodea y no identificarte con nada ni nadie. No se suponía que alguien como yo estuviera viviendo eso, pero así me sentía yo.
Y tú, ¿te has sentido así alguna vez? Sé que muchas personas experimentan lo mismo, y aunque están rodeados de familiares, amigos y hermanos de la iglesia, se sienten solos. Porque, déjame decirte una verdad: una cosa es estar solo y otra muy distinta, sentirse solo. Para mí, es lo peor que alguien puede experimentar, porque lo lleva a caer en un hoyo profundo de donde, difícilmente, logra salir por su cuenta.
Una de las bondades más maravillosas que trajo la revelación de Jesús a mi vida fue el deseo de conocer e intimar con el Espíritu Santo. Qué gran descubrimiento fue saber que no estaba sola, que Él siempre estaría conmigo y que esa compañía no depende de manifestaciones momentáneas. Por encima del concepto que me había construido, me fue dada la verdadera perspectiva de quién es Él.
La relación con cualquier amigo se cultiva en el día a día, en la convivencia y la cercanía. Va creciendo en el tiempo que empleamos para descubrir los gustos de cada uno. Y, precisamente, eso sucede con la amistad con el Espíritu Santo. Necesitamos que Él obre en nosotros, que nos transforme y nos hable; pero nosotros también necesitamos hablarle, escuchar su voz.
Con toda razón Jesús dijo que convenía que Él se fuera para que viniera el Espíritu Santo, porque nada podríamos hacer sin Él. Vino a consolarnos, a hacernos saber las cosas que habían de venir, a convencernos de pecado, de justicia y de juicio, a glorificar a Jesús y a guiarnos a toda verdad (Juan‬ 16:5-15‬).
¿Sabes qué es lo más maravilloso? Que tienes acceso a Él ¡hoy mismo! No tienes por qué vivir tu vida como quien está solo y sin esperanza; no tienes por qué seguir creyendo que el Espíritu Santo es un personaje simbólico que no es capaz de interactuar contigo e intervenir desde lo más sencillo a lo más complejo de tu vida. Mucho menos debes pensar que Su presencia está reservada para algunos o para un momento fugaz. Él está disponible ahora y por siempre.

Día 5Día 7

Acerca de este Plan

Corazón Adorador

Dios quiere la adoración de Sus hijos. Este es el llamado de Su corazón al nuestro; este es Su anhelo más profundo. Si quieres que Dios encuentre en ti un corazón adorador, por encima de las tradiciones y costumbres, este plan de lectura es para ti.

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