Un nuevo corazón

La Biblia habla de que nuestro corazón es engañoso más que cualquier otra cosa en este mundo. Por eso, el deseo de Dios es darnos un corazón nuevo. Él quiere darnos un corazón puro, limpio y obediente, lleno de fe, de gozo, de alegría, de bondad; un corazón humilde, manso, lleno de amor y compasión.
La transformación de nuestro corazón, pecaminoso y corrompido, no es el fruto de una fórmula matemática en la cual participan los elementos y tienes un resultado determinado; sino que viene dada por la revelación de Jesús en nuestras vidas y la obra santificadora del Espíritu Santo. Esta obra es larga, producto de buscarlo día a día, de conversaciones profundas, de escudriñar las Escrituras, de intimar con Él y conocerlo.
Mientras más se revele Jesús a tu vida, más vas a adorarle. Es tan grande Su bondad, majestad y gloria, que tu corazón solo tendrá adoración como respuesta.

Un corazón adorador no es un corazón perfecto; es uno que reconoce que necesita ser transformado a la imagen de Cristo.

El Padre te busca ardientemente. De hecho, te está buscando en este instante y Su deseo es encontrarte. Él no se esconde de nuestras vidas; por el contrario, se deja encontrar. Se muestra cada día y está dispuesto a revelarnos su persona, Su obra y Su propósito.
Más allá de tu llamado, de tus metas, de las palabras proféticas declaradas sobre tu vida; más allá de los gloriosos y efusivos tiempos de alabanza y las manifestaciones extraordinarias en los servicios. Más allá de las canciones, de tocar bien un instrumento, de un estilo de vida, de tu profesión, de tus sueños y tus logros, Él quiere tener una relación de amor contigo. Quiere llenarte de Su Presencia, revelarse a tu vida y que puedas corresponder a su amor como solo responden los hijos: adorándole por siempre.

Este plan de lectura está inspirado en el libro «Corazón Adorador». Obtén más información aquí: www.loidarosario.com