Hijos de la PromesaMuestra
Un Padre que pelea por nosotros
El 16 de enero de 2018 sería un día como cualquier otro. Me levantét emprano para terminar de escribir unos estudios bíblicos para grupos celulares de la iglesia donde pastoreo. Al terminarlos, los envié y me vestí con ropa deportiva para ir al gimnasio a mi rutina de ejercicios. Haciendo los ejercicios comencé a sentirme mal, me bajó fuertemente la presión y sentí un hormigueo en las extremidades. De pronto, apareció una sensación en el pecho que jamás había experimentado y pedí a los encargados del lugar que llamaran una ambulancia. Al momento en que aquella ambulancia arribó, todo el malestar había pasado. Me vieron, tomaron mi presión y realizaron un electrocardiograma. Todo dio normal. Al finalizar el control, me recomendaron hacer un chequeo antes de retomar cualquier actividad física.
Cuando me sentí mejor subí a mi camioneta, pero camino a casa vino un segundo episodio. El malestar era mayor que el anterior. Logré llegar a casa mientras sentía una enorme molestia en el pecho y en la cabeza. Me recosté en el piso y note que no tenía voluntad para tragar saliva ni para hablar. Mi esposa llamó a una ambulancia y, gracias a Dios, llegaron rápidamente. Me dijeron: «Estás teniendo un infarto». ¡Tenía 37 años! No fumo, solo tomo alcohol en ocasiones aisladas y jamás en exceso. Hago actividad física y me cuido en las comidas. Las cuentas no daban, no podía estar ocurriéndome eso.
Cuando desperté en la Clínica, el médico me dijo: «Dale gracias a Dios, porque eres un milagro». Entonces descubrí que mis dos abuelos habían fallecido a los 40 años por problemas cardíacos. Había una herencia generacional de enfermedades cardíacas que yo ignoraba, pero el Señor conocía, y lo que hizo fue romper con ella y librarme de la muerte.
Al leer el Salmo 18 entendí lo que había pasado David, y que Satanás buscaba matar y destruir mi vida y familia. Pero el Padre Celestial, que es bueno y constante en su cuidado y fidelidad, pelea por nosotros. Él me guardó la vida. El Padre que tenemos no es un Padre indiferente y apático ante nuestro dolor y necesidad; se conmueve frente al clamor de Sus hijos y viene en nuestra defensa.
Por eso, ante cualquier crisis que estés atravesando, el Padre no se dará por vencido y luchará a tu favor. Pelea por tu vida porque eres Su hijo, Su hija. ¡Jamás soltará tu mano!
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Acerca de este Plan
«Identidad y propósito» serán los dos ejes temáticos de "Hijos de la Promesa". Tener revelación de nuestra identidad como hijos de Dios y asumir nuestro rol protagónico en el proceso de hacer de la tierra un lugar más parecido al cielo son dos aspectos en los que el Padre está trabajando en medio de su iglesia. Ezequiel Rossini es uno de los pastores de la Iglesia Cristiana "Vida Sobrenatural" de la ciudad de La Plata.
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Nos gustaría agradecer a Editorial Cedro del Líbano por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.cedrodellibano.com/