Unos a otrosMuestra

El gozo del servicio

Si dices que amas a alguien pero le tratas mal, nunca haces nada por ellos, o simplemente los ignoras, lamentamos decirte que no amas. El amor no es solo algo que se siente, es algo que se demuestra. Se demuestra sirviendo a los demás como Jesús nos sirve a nosotros.

Servir a alguien significa hacer algo para el beneficio de otro o de un grupo de personas. Cuando servimos miramos fuera de nosotros mismos, más allá de nuestros propios problemas e intentamos dar valor a otros.

Es interesante que Jesús nos llame a la libertad para servir. Cuando una persona está atada con sus propios problemas, líos, vicios y demás, no puede dar, no puede amar y no puede servir. Pero cuando Cristo nos libera de complejos de inferioridad, de inseguridad y de temor, somos libres para amar abiertamente sin miedo al rechazo y sin importarnos si es recíproco. Damos y servimos sin interés y sin medida. Eso es libertad de verdad.

Cuando servimos en comunidad algo ocurre; el servicio de otro, me anima a servir. El servicio en grupo estimula a otros a dar de lo que ellos saben; de sus dones y sus talentos para el beneficio de los demás. Cuando observas a otro sirviendo con libertad, sin importar quién le ve, si reciben o no aplausos, deseas ese mismo gozo que tienen ellos al dar el amor que tienen en servicio a los demás.

¿Cómo puedes aplicar esta enseñanza a tu vida?

• Cuando sirves a los demás, ¿qué es lo que te impulsa?
• Si sirves por obligación o porque crees que es lo que todos esperan de ti, pide que Dios te dé esa libertad para servir por amor a Él y a otros y nada más.

Petición de oración:

• Ora por todos los que sirven en las diferentes áreas.

Salmo del día

Aclamad con júbilo al Señor, toda la tierra Servid al Señor con alegría; venid ante Él con cánticos de júbilo. Sabed que Él, el Señor, es Dios; Él nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos; pueblo suyo somos y ovejas de su prado. Entrad por sus puertas con acción de gracias, y a sus atrios con alabanza. Dadle gracias, bendecid su nombre. Porque el Señor es bueno; para siempre es su misericordia, y su fidelidad por todas las generaciones.

Salmo 100:1-5