¿Dónde está Dios?Muestra

Dios haciendo Sus mejores obras en los peores tiempos

Cuando la viuda Noemí había perdido a sus dos hijos, decide despedirse de sus nueras y volver a su tierra. Las despedidas son tristes y esta no fue la excepción. Las tres lloraron, pero una de las nueras no quiso alejarse de la suegra. Esto llama profundamente la atención. La pregunta que surge es: ¿Por qué?

Rut le dice a Noemí de manera firme: ¡Iré adonde tú vayas, y viviré donde tú vivas. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios será mi Dios! Con esto Rut estaba abrazando la fe que probablemente sus suegros y esposo le habían enseñado. Se puede ver la gran influencia que tuvo la familia de Noemí en Rut.

Rut también sufría, era viuda, sin hijos, muy probablemente estéril y sin provisión económica. Pero decidió tomar una decisión de fe. Las convicciones producen acciones y la fe de Rut produjo acciones con repercusiones eternas, porque esta historia hace parte de la historia de la salvación. Es el relato de los ancestros de Jesús.

Rut se convierte en la provisión de Dios para Noemí, pero aún ella no lo puede ver porque el dolor era tan grande que encegueció su corazón. Como nos suele suceder también a nosotros. Al terminar el primer capítulo se evidencia la crisis de fe cuando dice: “No me llamen Noemí”, que significa dulce, llámenme Mara, que significa amarga. Y, añade: “Porque el Todopoderoso ha colmado mi vida de amargura”. No culpemos a Noemí por decir esto. Dios no lo hizo. Es el dolor en el corazón humano que aún no puede ver o entender lo que está sucediendo realmente.

Hay muchas personas como Noemí en este tiempo. Nosotros debemos ser la provisión de Dios para esas personas como lo fue Rut para Noemí, quien en medio de su viudez, posible esterilidad y pobreza, no pensó en ella sino en su suegra. Que en medio de las duras crisis de la vida, sigamos confiando en el Señor y el ejemplo de esta mujer, que optó por un camino de pronto más difícil, renunciando a su estilo de vida, para volverse al Señor del cual le habían hablado. Nuestra parte es seguir confiando y que esa fe no lleve a tomar decisiones atrevidas por amor a aquellos a quienes Dios ama. Pensemos que muchas veces Dios hace Aus mejores obras en los peores tiempos.