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Cristo, Mi AlimentoMuestra

Cristo,  Mi Alimento

DÍA 3 DE 4

EL ALIMENTO RENUEVA

Como hijos de Dios necesitamos estar en constante renovación en nuestra mente. Es decir, trayendo el pensamiento de la cabeza que es Cristo a nuestra mente para pensar como Él piensa y administrarnos como Él se administra.

La Palabra se describe así misma como viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; que penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, que discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.

Pero, ¿que Palabra? La Palabra sin adornos, la Palabra sin agregados, la Palabra que entiende que enfatizar a Cristo es lo único importante.

Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad (JUAN 1:14).

- Cristo Jesús es la verdadera Palabra y es Él, el pan de vida de quien debemos alimentarnos para desarrollo.

No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta (ROMANOS 2:8).

EL ALIMENTO PERFECCIONA

Permíteme retomar una de las citas usadas anteriormente, la cual dice.

Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que cualquier espada de dos filos; penetra hasta la división del alma y del espíritu, de las coyunturas y los tuétanos, y es poderosa para discernir los pensamientos y las intenciones del corazón (HEBREOS 4:12).

La Palabra nos perfecciona justo en el instante donde hace la división del alma y del Espíritu. Esto quiere decir que ordena lo interno y también lo redirige o reubica a lo que conviene.

En el alma yacen todas aquellas cosas engañosas, egocéntricas, deseos infructuosos. Pero en el espíritu yace todo lo que viene de Dios y su gobierno; cuando estas están mezcladas no hay resultados coherentes según Cristo puesto que nada tiene que ver las tinieblas con la luz.

Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y estos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis (Gálatas 5:17).

Esta contra ponencia del alma (carne) y el Espíritu también la vemos en algunos personajes de la Biblia, a continuación, un ejemplo en la vida del Apóstol Pablo.

Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí. Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: Que el mal está en mí (ROMANOS 7:20-2).

Es decir que mientras más nos exponemos a la verdadera Palabra más división del espíritu y el Aama y más perfeccionamiento en nosotros a causa del avance del gobierno del Espíritu.

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